lunes, 14 de noviembre de 2016

Paz en nuestros sueños



Título original  Peace to Us in Our Dreams

Año                 2015

Duración         107 minutos

País                 Lituania

Director            Sharunas Bartas

Guión               Sharunas Bartas

Música              Alexander Zekke

Fotografía         Eitvydas Doskus

Reparto             Ina Marija Bartaieté, Sharunas

                          Bartas, Edvinas Goldstein, Lora

                           Kmieliauskaite, Giedrus Nakas 


"Paz en nuestros sueños" de Sharunas Bartas 

( delante y detrás de la cámara pretende controlar la compostura de los personajes) muestra una forma de guardar un duela por la muerte de una esposa en medio de la naturaleza. Los silencios de los personajes hace que resalten con persistencia otros actores secundarios como los agentes de la naturaleza que se mueven dentro de ese medio. En esa localización, los humanos afligidos quieren desprenderse de su propio dolor, quitarse la espina de la muerte para seguir viviendo. En ese ámbito se encontrarán con unos vecinos de lo más peculiares. Lo bueno de esta película es que en diez minutos (quizá se la podría considerar como se decía antes de arte y ensayo) ya ha realizado la criba de espectadores, porque aquel que aguante más de ese tiempo llegará hasta el final, el resto abandonará mucho antes. Les gustará a aquellos amantes de Belá Tarr, el cual con su película (1)"El caballo de Turín" y el sufrimiento de los protagonistas en un medio inhóspito

comentó que había querido representar el peso irresistible de la vida bajo unas condiciones insostenibles. Aquí sucede lo mismo, los silencios son la tortura que llevan dentro. 







Película de silencios  donde el director deja que la cámara capte los sonidos de la naturaleza: el golpeo intenso de la lluvia sobre el lago, el viento que mueve las ramas, los animales que vuelan o corretean, el perro que ladra. Los planos son largos, casi interminables. No sucede nada y los humanos deambulan por este paisaje, porque la naturaleza toma el plano y los humanos son unos intrusos que ocupan un espacio que no les pertenece. La calma predomina sobre las palabras. Por un momento, pensamos que va a cambiar la dirección, porque un joven oscuro de pensamiento ha robado una escopeta a unos cazadores, pero es un espejismo ya que salda cuentas con un personaje rudo zafio y de comportamiento deleznable que convive con él. Son los vecinos que se insultan y muestran unas formas salvajes de comportamiento. Siguen las secuencias largas en medio del bosque y el humano pasa como rompiendo esa armonía. Los protagonistas, un viudo,  su pareja y su hija buscan una explicación a la vida y la muerte, un sentido por seguir en este mundo. El silencio del principio se convierte en una torrencial cascada de diálogo entre hija y padre por darle un sentido a la vida. En definitiva, una cinta para disfrutar de las imágenes de la naturaleza porque tanto la trama como el relato te lo tienes que inventar a tú mismo a tu manera.

(1)



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