martes, 3 de octubre de 2023

La canción del marinero



El anciano quisquilloso, interpretado por James Cosmo

 que había sido capitán de un barco se siente atacado por su hija al ver su dejadez en su propia casa. Ocurre en una celebración de cumpleaños donde se da cuenta de que su padre necesita de cuidados externos, pues la casa está hecha un desorden: ropa tendida en la cocina, la mesa llena de sobrantes, cacharros y un descuido constante. Toma la decisión de contratar a una asistenta que le solucione estas carencias, pero el solitario lobo del mar no admitirá que un extraño merodee en sus cosas y además invada su silencio intentando darle conversación. Hablamos de "La canción del marinero" de Klaus Haro (director de "La clase de esgrima" donde un profesor de educación física se verá acusado de un pasado reciente  por motivos de la guerra; o "El artista anónimo" donde el arte de la pintura es el principal hilo conductor de la trama). Aquí está siempre presente la lucha por conseguir encontrar ese espacio de convivencia entre el anciano gruñón y la asistenta que quiere suavizar las asperezas y ganarse al anciano. 


La hija, interpretado por Catherine Walker, busca una solución a esa soledad y abandono mediante una contratación de una señora, interpretado por Brid Brennan

de su misma edad que lo cuide y le haga compañía, pero la solución no le convencerá y ella misma entrará también en un giro del drama que tomará parte activa en la trama de la película.

Título original  My Sailor , My love

Año                   2022

Duración           103 minutos

País                   Finlandia

Dirección           Klaus Haro

Guion                Jimmy Karisson, Kirsi Vikman

Reparto             James Cosmo, Brid Brennan,

                          Catherine Walker, Nora Jane





Ese cascarrabias de anciano no considera necesario que nadie invada su espacio. Cree que es autosuficiente y no necesita que le coman la cabeza con conversaciones de chismes. Quiere hacerle a su asistenta una contraoferta del sueldo que le hace su hija para que desaparezca de su vista cuanto antes. Su mansión enorme frente al mar es su barco gigante varado en la orilla y allí no entrará nadie a escudriñar sus enseres. Muestra, en una palabra, abandono que es lo que tiene ese capitán sin mando ni profesión y jubilado. Se ha quedado retirado y realizando crucigramas en espera de que llegue la muerte y mientras la dejadez se lo come. La sirvienta que le ha colocado su hija para que lo cuide en las tareas domésticas y acompañe toma tanta confianza que al final, pese que al principio no resulta fácil la relación, se unen en pareja y viven juntos. Hay un cariño y amor de tercera edad que a la hija no le sienta nada bien, porque ella quería una cuidadora no alguien que suplantara a su madre mucho tiempo fallecida o incluso a ella misma que considera tareas propias. Esta invasión del territorio en la vida de su padre no le sienta nada bien, así, la trama da un vuelco y se queda enfocada en los problemas de  la hija que pierde el empleo y se las tiene con su marido, con su padre por liarse con esa nueva intrusa para ella.A todo esto, el gruñón ya no lo es, pero aparece la enfermedad de la edad y con ello vuelven las crispaciones entre la señora que está con su padre y ella.En fin, un conflicto entre un padre que ha estado siempre en el mar y ha tenido abandonados a sus hijos frente a la otra familia, la de la acompañante del padre, que está unida y hay siempre muy buen rollo. Eso.

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