Rosy McEwen, es una profesora de educación física con una relación normal con sus alumnos, aunque parece estar sola, porque come aislada y no se relaciona con nadie. Sin embargo, cuando sale se va de copas y mantiene un trato estrecha con sus amigas. Es una chica homosexual que mantiene al margen su vida privada y no quiere que la relacionen con este tipo de fiestas. Así, empieza la película "Blue Jean" del director Georgia Oakley. La trama se complica cuando la vida privada invade su vida pública y profesional. El amor ,que se enrollará con una chica del club, interpretado por
Kerry Hayes, no tiene fronteras y puede alcanzar la plenitud desde cualquier arista humana, pero la maldad humana siempre está al acecho. La historia se desarrolla a finales del siglo pasado y, pese que en esos campos se avanza muy poco, se ve la marginación de ciertos deportes o actividades por el hecho de ser mujer.
Además, se enmarca en el mandato de la primer ministro conservadora Matgaret Thatcher. Sus pupilos vociferan por la tele discursos raciales en contra de derechos humanos. Ese ambiente está impregnado en ciertos personajes de la cinta. En fin, el único lugar que le queda para escapar de la realidad es el club donde se reúne con sus amigas y se lo pasa bien bebiendo y riendo.
"Metronom" de Alexandre Belc ( premio al mejor director en Cannes 2022) se desarrolla en Bucarest del año 1972. La adolescente de diecisiete años, Ana, interpretado por Mara Bugarín, intenta salir del huevo de su casa para quedar con unos amigos del cole. Se encuentran en un estado de cierta represión política.
Pide el consentimiento de los padres que no obtiene por parte de su madre. A ella no le importa la negativa, pues con el uniforme del colegio desoye las consignas de su madre y escapa a esa fiesta de amigos. Rumanía sufre una transformación económica y la industria gana terreno a las tareas del campo. Sin embargo, las estructuras políticas todavía están anquilosadas en un sistema comunista sin derechos ni libertades. En la ciudad, los jóvenes pretenden escapar de la opresión. Por eso, la protagonista se desliga de la imposición de sus padres. En esa fiesta, las chicas deciden enfrentarse a sus miedos de pareja y sus estrategias de ligues: me quiere o no me quiere.Allí se habla de Ilie Nastase, el mejor jugador de tenis rumano del mundo en esa época. En ese ambiente, las relaciones amorosas son parcas en palabras, herméticas y cerradas como el régimen que reina fuera de la casa donde montan la fiesta. Allí se busca la libertad y el amor libre, ella se siente desorientada y extrañada.
Ahora la policía hace su aparición y se los quiere cargar porque oían Metronom ( que da nombre al título), la radio libre. El mecanismo del régimen dictador a base de hostias les cae encima de sus jetas por una fiesta de botellón y un escrito a la radio prohibida por las leyes del régimen. En fin, parece un tema sin salsa y poco vistoso, pero situado en esa época no tiene mayor recorrido que el de ver la represión que se aplica a la joven que se niega a declarar justo lo que le indica la policía, pero se niega y no entiende los motivos.
Dar una vuelta a la tuerca tiene el riesgo de que se pase. Eso sucede con el tema demasiado manido como es el caso de "Hombre lobo" de director Leig Whannell puede ser un riesgo que te condene de por vida en el caso de que no salga bien. La historia se inicia, como no podía ser de otra manera, en medio del bosque donde un padre y un hijo adolescente mantienen una relación poco cordial, pues el primero trata con despotismo a su hijo. Y eso lo vemos en los primeros minutos en que se van al bosque a cazar. Es un trato de hombre rudo del bosque que aconseja a su hijo en las formas de comportarse en una zona peligrosa. En ese lugar se les aparece una bestia de lobo, que por mucho que dispare se escapa. La historia da un salto temporal y de la montaña de Oregón se va directamente a California donde este chico ya es adulto, interpretado por Chistopher Abbott,
y en su matrimonio han creado una niña que ahora ya es adolescente. Acaba de recibir una carta donde le indican que su padre ha fallecido con unas llaves dentro que le conceden la casa. Deciden ir al lugar, porque la pareja ha entrado en crisis, y es el momento de tomarse un descanso en sus tareas y olvidarse de todo y qué mejor que la relajación del bosque para retomar el amor. Por lo tanto, les ha venido como anillo al dedo la herencia de su padre.
La familia se larga hacia la casa para recuperar los enseres del padre y allí se encontrarán con una situación macabra. Se aguanta el tirón del tiempo por la intriga de descubrir al monstruo real y la debilidad de la mujer y la niña ante las adversidades que se presentan. Finalmente, la historia se repite: el pánico del padre cuando era pequeño lo está pasando ahora su hija, pero en circunstancias peores, porque ellos son urbanas y están en un espacio adverso que no controlan, Bueno unos cuantos sustos y el pánico de los de la cabaña, la típica transformación de hombre a lobo y poco más.
"Kepler sexto B" de Alejandro Suárez Lozano hace referencia al planeta en que se encuentra ese tipo loco que se cree dentro de una nave espacial cuando en realidad se halla en su propia casa con una mesa de comedor y dos sillas que es el lugar donde se comunica con la Tierra. Podemos pensar, en un inicio, de qué va este rollo de cinta, pero el estado de alzheimer en que se encuentra el anciano nos hace recordar a don Quijote de la Mancha y su locura. Aquí no son libros, sino cintas a punta pala de ciencia ficción y del espacio. No importa tanto lo estrafalario de su vestido de astronauta, ni su nave espacial hecha con cartones donde se colocan los huevos, sino el mensaje que trasmite. La enfermedad como ocurría con el personaje de Cervantes le hará creer que todo aquello que le rodea es real. Por lo tanto, su mundo estrafalario que solo está en la mente del personaje es tan válido como el real que los demás consideran. Así, se aprecian los dos polos diferenciados: el sensible y cordial de las ideas frente al crudo y cruel de la realidad. Por eso, toda esa falsedad irrisoria a nuestros ojos se vuelve completamente real a los ojos de esa caballero andante interpretado por
Karra Errejalde ( no podían encontrar otro mejor con esa barba larga y un aspecto quijotesco), el cual se mete en la piel del astronauta y acometerá todo tipo de peripecias y aventuras para librarse de los invasores que llegan de la realidad: el pasillo de la sexta planta que es el lugar donde se encuentra. Desde su guarida atacará a cualquier intruso que pretenda salvar la puerta de su nave. Los gigantes, encantadores y otras raleas malas son los vecinos que lo consideran un peligro para la escalera y pretenden asaltarlo y darle una paliza. Encontrará en Zaida, una vecina, interpretado por
Baniela Pazzotti, su Sancho Panza que lo ayudará en sus peripecias, pues le sigue el juego de sus locuras. Cierto es que sus desvaríos han tenido su inicio en una desgraciada vida familiar que le ha afectado completamente. En definitiva, pretende salir de la realidad dramática de una familia destrozada por la desgracia y pasarse a ese mundo imaginario creado por él mismo, dada su locura, tendrá tanta vigencia y solvencia como el que se encuentra fuera de su domicilio.
"Falcon Lake" de Charlotte Le Bon plantea el enamoramiento de un adolescente Bastien, interpretado por
Joseph Engel de Chloé, interpretado por Sara Montpetit.
Él está en la frontera de la niñez y la adolescencia, pues tiene catorce años, en cambio ella tiene diecisiete y está en plena adolescencia. Esa distancia marcarán unas diferencias que afectará al chico. La familia de Bastian son franceses que se han desplazado a Quebec para pasar las vacaciones de verano. El lugar es idílico: una casita de madera en medio de la montaña y un lago para ellos solos en el cual se pueden bañar sin problemas. Se detiene en esa época de la pubertad donde las preguntas, si lo has hecho o no, de las relaciones entre pareja y las rupturas son constantes. Están en la edad de experimentar sexualmente y no piensan en otra cosa que no sea las parejas y el sexo. Siempre en la mira está si eres mi novio, me quieres o me dejas.
Así, el protagonista se encuentra en esa fina línea del niño y del adulto, no es ni una cosa ni la otra y se ruboriza de hablar de sexo. También le resbalan las conversaciones de sus padres y de sus amigos y solo le atrae la juerga y experimentar con la bebida, el tabaco y la droga. Además, el sexo será su nueva dimensión de explorar con su amiga. En ese mundo entre la tierra y la pubertad se mueve la trama. En fin, una forma de enamorarse en unas vacaciones de verano, mientras experimentan sensaciones eróticas con su cuerpo.
"La luz que imaginamos" de Payal Kapadia sigue los pasos de la enfermera Prabha, protagonizada por Kani, en un hospital de Mumbai.
Su empatía con los clientes es buena, porque los atiende con responsabilidad y resiliencia. Entiende de sus problemas y los ayuda en lo que puede, proporcionándoles medicamentos u otros soportes. Vive con una joven compañera de trabajo que le pide favores como que le perdone el alquiler de este mes. La calles, las tiendas de mercadillos de frutas en el suelo, el bullicio de una ciudad super poblada como otro de los personajes importantes. La trama principal se desarrolla en las relaciones de tres mujeres y su problemática con sus relaciones obligadas con ciertos hombres. Es decir, la mujer está sometida a los designios del padre de familia.
Finalmente, las mujeres no pueden escapar a su destino que les ha escrito sus propios padres para que se casen con quien quieren ellos. Por lo tanto, no hay posibilidad de elegir un amor en libertad.
"El ministro de propaganda" de Joachin Lang se centra en la obsesión de un tipo inteligente,
interpretado por Robert Stadlober, ( Joseph Goebbels, doctor en filología alemana que se le fue la pinza en los años del nazismo) que empleó su brillantez en proyectar la propaganda del Führer.Su sueño de ser escritor se perdió en el momento en que se afilió al Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán y se interesó exclusivamente por la propaganda del partido. Cuando en 1933 los nazis subieron al poder, tomó el ministerio de la propaganda.
Goebbels exhortó a las fuerzas nazis, pese a que el final de la guerra estaba próxima, a seguir con la guerra total en un mitin nacionalsocialista en el Spotpalast de Berlín en 1943. Considerado demagogo y agitador de masas, cuidaba hasta el último detalle con tal de manipular la realidad e invitar a su pueblo a una masacre total. Así es como se inicia la película al final de la guerra que modela las imágenes de un Hitler desesperado y no le importa que vayan a morir al frente niños y viejos.
En la cinta se enlazan imágenes reales del enloquecido momento que pasa la población junto a su líder político, en blanco y negro, solapadas a la misma peli. La propaganda manipulada en cualquier régimen es la punta de lanza de un autoritarismo y el inicio de una dictadura. Así, el ministro de la propaganda está condenado a aguantar a su mujer, cuando ya no la desea, por orden del
Führer y que se aleje de sus escarceos sexuales con actrices judías. Así es como se dedica a la exaltación del pueblo alemán y crear el odio semita con la promoción de películas como "El judío Suss" de Verit Harlan ( por esa misma época se pasaba "Raza" de J.L.Sáenz de Heredia, en España, un panfleto escrito por el propio dictador Franco y también de propaganda del régimen). La maquinaria del odio no cesa y de él sale la ocurrencia de marcar a los judíos con una estrella en la solapa que los identifique como unos apestados. Por si no fuera suficiente, las imágenes reales del genocidio en masa corroboran la locura de unos cuantos pirados que arrastraron a un pueblo entero. En fin, hay muchos momentos que recuerdan a la situación actual que entre dos locos ancianos quieren repartirse el resto del mundo. Por lo tanto, situaciones que no estamos tan lejos de revivirlas de nuevo.
"Novocaine es un anestésico local que se utiliza para bloquear los nervios y no produzca dolor. Sobre todo los dentistas lo aplican en sus tratamientos. Ese es el título de la película dirigida por Dan Berk y Robert Olsen, al mismo tiempo el nombre del protagonista, interpretado por Jack Quaid ( que lo veíamos en la trama de "La acompañante" de Drew Hancock,
una comedia diferente, aunque tienen algo en común, pues busca el machaque humano y con ello hacer algo de gracia), con poderes extraños por una enfermedad rara. El tipo tiene ese mote porque en su infancia le detectaron la propiedad de no manifestar dolor cuando se hacía una herida. Así, por ejemplo, en las primeras imágenes una compañera de trabajo le salpica con café hirviendo y ni se inmuta. Y eso es llevado hasta el extremo del humor negro y sangriento, es decir, le da igual que le claven una flecha o le tiren un disparo, él, como no siente nada, pues se la pela. Mantiene un cierto complejo, porque ya desde la infancia, el amigo que se encuentra en un bar se cachondea de él comentándole si todavía está vivo. Así, ese directivo, vicepresidente de un banco, muestra sus complejos hacia los demás y se esconde en su habitación jugando con el ordenador como un auténtico friki.
En fin, una peli de antihéroe con aspecto de mosquito, pero su super poder, de no sentir el dolor, le convierte un tanto invencible y pasa a ser un héroe frente a unos atracadores de poco pelo. Un pasatiempos que hacia el final ya cansa, sin más.
"El jockey" ( Premio Horizontes en el Festival de San Sebastián 2024) de Luis Ortega se ordena desde el caos. Su guion rarito se ha de construir a partir de los personajes y sus coreografías con bailes adjuntos que llenan los ojos de colores. Esto llama la atención y te hace seguir adelante.
La historia sigue a un jockey, interpretado por Nahuelt Péres Biscayart, que ha llegado a la cúspide de su carrera y ahora toca la caída en el pozo más profundo.
El éxito le ha llevado a las drogas y el alcohol, pero a su lado se mueve mucha pasta y los mafiosos que lo acompañan en ese viaje quieren más rentas a costa del pringado. Su chica, interpretado por Úrsula Corberó,
también se dedica a las carreras y sube como la espuma, pero está embarazada y pronto deberá descabalgar y dedicarse a otra cosa. El famoso corredor se da una hostia tal en una carrera que queda tan grogui que ya no sabe ni en qué mundo se encuentra. Así, el pringado se pone a deambular por las calles de Buenos Aires sin rumbo. En ese deambular suceden extravagancias varias.
En fin, el jockey recorre situaciones y lugares surrealistas que en ocasiones son los estados en que su mente se encuentra y en otros unos habitantes particulares que se le cruzan. Me ha dejado indiferente.
"Salve María" ( reciente ganadora a la mejor película en los premios Feroz 2025) de Mar Coll ( directora con capacidad de observación de los pequeños detalles que llegan al espectador como sucedía en su película "Tres días con la familia" o la naturalidad de sus personajes en sus series, por ejemplo, en "No me gusta conducir" "Esto no es Suecia") indaga, en este caso, en la condición humana y sus capacidades de aguante ante un momento delicado de la maternidad. Una madre joven, interpretada por Laura Weissmahr,
que acaba de tener un hijo se enfrenta a la dificultad de soportar la presión de unos momentos de estrés. Ya se inicia de noche con el bebé llorado sin cesar, una ventana rota por donde entra el frío. La jodida ventana implica que se cuele por ahí un cuervo con presagios funestos. Condiciones adversa que llegan en un momento de indecisión y castiga psíquicamente a la madre. Ella se siente sola, porque el marido, interpretado por Oriol Pla
( excelente interpretación en la serie "Yo, adicto" de Javier Giner y Aitor Gabilondo) está metido de lleno en su trabajo y considera que su mujer ya se las apañará sola con el bebé recién nacido. Muestra empatía con ella y ayuda, cuando le dejan sus tareas profesionales, pero no es capaz se saber que ella, la madre, no se encuentra con fuerzas para afrontar la nueva situación. Aquí hay ciertas similitudes con la excelente "Cinco lobitos" de Alauda Ruíz de Azúa, se podía pensar en una continuación de ésta, pero va mucho más lejos en el estado alterado de la madre. A todo esto, por si faltara poco, una noticia en la tele donde una madre se carga a sus hijos, dos gemelos de diez meses, creará una incertidumbre y una cierta ansiedad en su conciencia.
Finamente, la frontera entre el bien y el mal es muy estrecha y el personaje camina en esa línea sin estar segura de lo que hace. La situación la lleva a un trastorno emocional que nadie aprecia ni es capaz de ver. Mantiene el ambiente terrorífico de lo que pueda pasar con el bebé.