Louis Garrel( director y protagonista en el papel de hijo disconforme con la decisión de su madre) cuenta la historia de un hijo que está furioso con la decisión de su madre que se ha enamorado perdidamente de un tío que se ha tirado en la cárcel cinco años por vete a saber los trapicheos: robos o se ha cargado a alguien. Su madre se encuentra muy feliz con su nuevo marido, acaban de casarse y ya piensan en montar un negocio de flores en pleno centro. El chico sigue desconcertado con las decisiones de su padrastro que no acepta, pues a las primeras de cambio sin venir a cuento ya le regala un rólex que se saca de su muñeca. Sospecha que algo sucio se esconde detrás de ese turbio personaje. Por eso, lo persigue hasta conseguirá averiguar sus intenciones, pero se verá obligado a entrar en los trapicheos si no quiere fastidiar a su propia madre. En fin, con un adjetivo se resumiría todo: insulsa.
"El viaje de Harold" de Hettie Macdonald se detiene en un anciano Harold Fry, interpretado por Jim Broadbent,
que se ha jubilado y recibe una carta de una antigua compañero de trabajo donde le indica que se está muriendo. Él sabe que un día le echó un capote por un conflicto personal y ahora quiere hacer algo por ella. Su vida ha entrado en esa pausa de tomarse tiempo para todo y se dispone a responderle con otra carta, pero su mujer lo critica porque considera que no es necesario tanta parsimonia y perder el tiempo escribiendo "que no eres normal en estos tiempos con una carta, escribe un whatsapp".
El anciano se echa a caminar con la intención de llegar antes de que ella muera. No importa que no haya avisado a nadie de su viaje, se auto convencerse mientras camina " no moriré, no moriré", pues la distancia es de más de ochocientos quilómetros. Se le ha metido en la cabeza realizar el camino hasta ella, aunque sea lo último que haga en esta vida. Así, de pronto, se echa al camino y no parará hasta que llegue. Tiene cierta conexión con "Una historia verdadera" de David Linch donde un anciano, con un viejo tractor, quiere recorrer una gran distancia para ver a su hermano que está enfermo o "Nebraska" de Alexander Payne donde un anciano le llega una carta notificándole que ha ganado un premio y allá que se va a cobrarlo sin pensar en que es una asquerosa mentira como otras muchas más que circulan por el mundo. Es justo esa edad que las metas difíciles se alcanzan desde el cerebro y si se mete una dentro, se quiere conseguir como si fuera la última de su vida. Por eso, no ven la dificultad del empeño, ni el daño que puedan causar a sus familiares que los dejan al margen sin previo aviso y toman el camino que les marca ese cerebro que ya está más que chamuscado.
En ese camino sin fin, tiene mucha fuerza los recuerdos del hijo descarriado y machacado por la droga. Quiere, con todo, encontrar la luz que no ha visto en toda su vida. En fin, ese viaje iniciático y espiritual se convertirá en un bucle de la fama donde será perseguido e incordiado por allí por donde pase, pero la persistencia dará sus frutos.
"Siempre nos quedará mañana" de Paola Cortellesi ( directora y actriz principal. Veo en esa actriz a una Silvana Mangano o una Sofía Loren) amontona todas las calamidades y más del machismo encima de la pobre madre de familia.
Los primeros dos minutos ya nos muestra unas intenciones o por lo menos da esa sensación. Un machismo por parte del marido que nada más levantarse, al oír buenos días de parte de su mujer, le suelta un sopapo. Esos son sus buenos días que considera necesarios para adiestrar a su esposa. Él marcha, se supone que al trabajo, y ella se queda en las tareas propias de las mujeres del tiempo: hacer la cama, asearse, airear el espacio y cuidar de sus retoños que todavía duermen. Por cierto, un espacio que recuerda a los pisos del subsuelo. Allí donde aterriza toda la porquería de la calle: ruido de coches, polvo, un pipí de un perro. Todo ello a ritmo de una canción con letra vigorosa. Lugares donde residen aquellos que no pueden comprar pisos por las alturas y recuerda a la familia de "Parásitos" de Bong Joon-ho donde buscaban cobertura de red por los techos del piso cutre; o aquel que vive, el de la funeraria de "El verdugo" de Berlanga, a pie de calle prácticamente sin apenas intimidad. Todo ello en blanco y negro. Pronto vemos el desayuno de esa familia, con amenazas constantes del padre, donde la hija mayor pide estudiar, pero no será posible porque está reservado para sus hermanos más pequeño cuando sea el tiempo, pues ellos sí que lo pueden hacerlo puesto que son hombres.
Es la vuelta al neorrealismo de la Italia de posguerra donde la mujer es apaleado con violencia a ritmo de música y si no tiene suficiente lo completará el suegro más machista todavía que el padre. Ella se "gana las habichuelas" como puede, le pincha una inyección a un anciano de casa bien ( aquí se contempla la diferencia entre familias), cose para una mercería y pasa por el mercado para ver si su amiga le regala unas verduras.
En fin, vemos que la la vida de la mujer es un puro machaque diario. A cada paso que da hostia en el careto. Arregla paraguas y entra un chico nuevo que no sabe nada y por el hecho de ser hombre ya cobra más que ella. Todas las vejaciones posibles se unen en esa mujer.
Cooper Raiff ( director que también realiza el papel principal de universitario indeciso, añorado de su familia) ya nos indica el lugar donde se va a desarrollar la acción y el tipo de personas que se moverán en ese medio: jóvenes con unas ganas de fiesta y de ligar, más que por el interés por los estudios.
El tema central está en esos chicos que han salido del nido no hace mucho y todavía no están acostumbrados a enfrentarse a la vida solos, fuera de sus familias. Por eso, en caso de que se les presenten situaciones nuevas pueden verse atacados por los nervios, estrés y necesitan oír la voz de la madre como consuelo a su distanciamiento. Puede ligar y lo asalta una chica,
,interpretado por Dylan Gelula, que se lo quiere llevar a la cama, pero se siente demasiado agobiado para acabar enrollado con alguien que ha conocido hace dos minutos en una fiesta, por eso se pira corriendo y con lágrimas en los ojos. Busca otro tipo de relación, no solo sexo, sino que le pueda entender y relajar ese momento de inicio de una vida alejada de los suyos. En fin, busca un espacio temporal a lo Richard Linklater y la unión amorosa entre Julie Delpy y su enamorado Ethan Hawke, pero no lo consigue. Esa relación de recién conocidos que buscan pasárselo bien solo con estar juntos.
Una voz en off de la protagonista va narrando, mientras entran los créditos iniciales, que a su alrededor, sin madre, no queda nada, pese a su juventud, no hay esperanza, ni trabajo, todo desolación, no hay perspectivas, solo callejear, drogarse y no dar un palo, jugar con su compañera. Nos da una visión de lo que será la película: un deambular de aquí para allá sin rumbo.Estamos ante "Libélulas" de Luc Knowles y sus protagonistas Álex y Cata ( Milena Smit recién salida de madres paralelas de Almodovar, Olivia Baglivi).
Recuerda, en parte la ópera prima de Daniel Guzmán "A cambio de nada", aquí eran dos chavales que quieren pasárselo bien callejeando; o "Carmen y Lola" de Arantxa Echevarría, o "Chavalas" de Carol Rodrigues donde tres amigas de infancia se buscan la vida para salir de la marginación. En ese lugar, el medio de vida es la droga y pasar el día a día sin pensar en nada, dos amigas se lo pasan de miedo compartiendo gamberradas.
Pandilla de jóvenes abandonados a su destino. No pueden hacer otra cosa que drogarse, beber, algún que otro polvo y esperar a que pase el tiempo. Aguardan un golpe de fortuna o más bien de magia, pero se intuye que las situaciones pueden empeorar todavía más. En fin, buscan la gloria, pero siempre están metidos hasta las trancas de droga y mal rollo.
"El mal no existe" de Ryusuke Hamaguchi ( director de "Drive My Car "con un montón de premios como en la que nos ocupa Gran Premio del Jurado en el festival de Venecia, pero déjenme que les diga que es un tanto pretencioso) supone un homenaje a la naturaleza con un inicio en los créditos con el "travelling" por las copas de los árboles, alejándolos y acercándolos y, posteriormente, se le da importancia a ese medio que rodea al tipo que corta leña, rellena garrafas de plástico en un remanso del río de aguas cristalinas con los alrededores nevados. Los planos principales muestran el medio natural con el papel principal y los humanos que pasean por ahí como meras comparsas.
La cámara se recrean en las mismas acciones, no hace elipsis sino que pretende mostrar la belleza del paisaje con lentitud para darle realce al medio que muestra. El resto está ahí, los humanos, pero secundario. Todo ello ocupa casi una hora.
Ahora, ya arranca, una empresa que vende bienestar en medio de la naturaleza quiere instalar un camping para personas acomodadas, es decir, que los vecinos del lugar, acostumbrados a la paz de la naturaleza, se van a ver amenazados por intrusos de diferentes lugares ( "pixapins" llegados de la ciudad de Tokio con la intención de orinar o defecar allí donde les entre ganas de hacerlo) a saber con qué intenciones. Por lo tanto, vemos el enfrentamiento entre ciudadanos rurales frente a urbanos con dinero y poder. En fin, el tema es sencillo y la ejecución plana: los vecinos de un medio montañoso y natural que se oponen a la construcción de un complejo de lujo, pues creen que lo van a contaminar todo. Eso.
"Immaculate" de Michael Mohan va de religión casposa. Las devotas que quieran entregar su cuerpo a Dios no pueden arrepentirse, puesto que ya está decidido. Así, ese convento de monjas será una reclusión de por vida y las cavilaciones o abandonos a mitad del camino serán consideradas como una herejía que no tiene otra salida que el castigo más feroz. Por lo tanto, el arrepentimiento no cabe en ese lugar y menos la huida porque será castigada con las torturas más salvajes. Ante una escapada hacia el exterior, lo único que puede ocurrir es que se desencadene antes la marcha hacia su Dios, pero forzado por medio de una muerte violenta. El terror que aparece en esas mujeres que quieren ser santas aparece detrás de un complot satánico. Alguna de sus imágenes más tenebrosas del inicio recordaba la película "Enterrado" de Rodrigo Cortés.
Así, llega la hermana Cecilia, interpretada por Sidney Sweeney, por una convicción religiosa profunda a ocupar puestos vacantes del pasado. El nudo de la trama se inicia en el momento en que sale de su cámara y se encuentra con la reverenda que está a la que salta para aseverar: "el sufrimiento es amor". En principio, el terror que causa la trama procede de unos sustos inesperados o de alguna monja loca que se escapa por las noches, recorre los pasillos y hace de las suyas. Luego quieren que sea María, madre de un nuevo Jesús. Es, en cierta manera, un calco de "La semilla del diablo" de Roman Polanski, mientras que en el clásico el enviado del diablo estaba en los vecinos ancianos ( en el edificio Dakota) que querían hacerse con el bebé que llevaba su vecina; aquí todo se desarrolla dentro del convento y los demonios son los propios sacerdotes. Buscan la llegada del hijo Redentor.
En fin, con este tipo de películas macabras echarán para atrás multitud de creyentes si es que queda alguno con ganas de incorporarse a una congregación religiosa, de este tipo seguro que no.
Repasa una vida y nada más iniciarse ya muestra la dicotomía entre el azar o el destino que es lo que impera en ese camino que uno discurre. Ese es el dilema de una voz en " off" de adulta junto a una imagen de una niña en una playa. Así se inicia "Pequeñas casualidades" de Olivier Treiner. Las decisiones o los caminos que seguimos en un momento dado cambiarán el devenir del individuo dependiendo de varias circunstancias que no se pueden controlar. Todo se inicia en 1989 con la noticia del derribo del muro de Berlín. Los avatares de esa vida están centrados en Julia, encarnado por la actriz
Lou de Laage ( actriz de "Las inocentes" de Anne Fontaine, últimamente en "Golpe de suerte" de Woody Allen) ,que es una adolescente enamorada de un chico, tiene diecisiete años y muchos pájaros en la cabeza, pues de aquello que se habla, quiere experimentarlo. Por eso, comenta por qué no se marchan a Berlín, así, sin más. Es buena estudiante de piano, pero quiere salir de la prisión y hacer locuras. Ahí se inicia los diferentes caminos que puede tomar la protagonista y ello le llevará a ser diferente en todos ellos. Es decir, se van ramificando historias diferentes solapadas en una misma. Esa escapada del internado tendrá repercusiones con sus padres. En la discusión, ella contesta de malas maneras y recibe una hostia de parte del puño de su padre. Así pues, la historia se irá desarrollando en vidas diferentes dependiendo de la decisión que tomen en cada momento.
Así, la misma persona se debe enfrentar a las mismas situaciones, pero su comportamiento variará, porque su destino ha hecho que en el tiempo y, por realizar otras actividades, en el fondo, es otra persona, es decir, la forma de vivir cambiará el comportamiento de la persona en las mismas situaciones. Por ejemplo, en una de las vidas que pasa se casa y tiene varios hijos, pero es infeliz; en otra no puede tener hijos y se frustra; la siguiente, triunfa profesionalmente, pero en lo personal fracasa. En fin, la trama consiste en seguir a su protagonista por todos los caminos que le pueden conducir hacia un lugar u otro. La idea parece original: qué le pasaría si en vez de hacer aquello hubiera hecho lo otro, pero es un tanto confusa tanto cambio constante.
"Pequeñas cartas indiscretas" de Thea Sharrock ( directora de "Antes de ti") propone una provocación ciudadana en la costa inglesa de Litlehampton por medio de enviar cartas llenas de insultas y palabrotas obscenas. Edith Swan, señora de una edad avanzada, muy beata y tradicional,
interpretada por Olivia Oldman, supuestamente, es la que recibe las cartas y la agraviada. La causante de esa escritura perversa es Rose Goodingi, interpretado por Jessie Buckley, que envía cartas llenas de insultos y obscenas a la devota.
La historia se produce a mediados del siglo pasado porque este sistema de comunicación ha quedado obsoleto. Si hubiera que trasladarlo a la actualidad encontraríamos, por ejemplo, los perfiles falsos de facebook donde hay cierto personal cafre que se hace pasar por identidades diferentes para buscar la estafa o para realizar comentarios fuera de lugar en las redes sociales y buscar el insulto y la desconsideración sin otro propósito que desfogarse.
Es un juego de acusaciones con Timothy Spall rancio y machista de la época que denunciará los hechos a la policía y no parará hasta dar con la persona grosera que envía cartas entre las rejas. Las miradas y las acusaciones van dirigidas a una chica joven que ha llegado hace poco al lugar y muestra un comportamiento abierto, liberal y fuera de los complejos culturales de la época. Es aire nuevo ese lugar que es molesto para los dinosaurios que habitan allí. En fin, historia de una solterona rabiosa y católica que se arrodilla a los designios anquilosados del padre para castigar a una chica opuesta en sus maneras de hacer y de pensar. Sale de la trena, pero las cartas siguen enviándolas. Aquí es donde se despega la trama en averiguar el verdadero culpable.
Los buenos Modales podría firmarla Pedro Almodóvar de sus inicios ( "¿Qué he hecho yo para merecer esto?"). Cuenta las vidas de gente corriente sin mayores objetivos que pasar la vida como ellas creen que más les apetece, siempre de la mano del conflicto vecinal. Ese toque "almodoriano" lopone en el momento en que aparecen en acción las sirvientas familiares que quieren solucionar, a su manera, el conflicto del pasado de dos hermanas ya mayores para ello introduce una música de "Achilipú"de la Terremoto , Dolores Vargas, con su tono de flamenco y rumba catalana. En otras ocasiones aparece la voz de Conchita Bautista con su "Lástima, hoy te tengo lástima") , pero Marta Díaz, la directora, consigue adentrarse en ese mundo de disputas familiares que se encuentran sin más remedio en el funeral de un pariente. No hay más remedio que hacer el paripé y ocultar viejas rencillas. Las hermanas que no se ven durante años y que están reñidas vete tú a saber por qué asunto familiar ( el tema de la enemistad se oculta hasta el clímax final que salen a relucir todos los trapos sucios) se ven las caras en ese entierro y deben afrontar la ausencia de esos años. Sin embargo, el mal rollo es tan intenso que ni siquiera esos momentos de necesidades afectivas son capaces de tender la mano de la paz. Ocho años después, la vida de las protagonistas,
Elena Irureta y Gloria Munoz, transcurre en ese enfrentamiento del pasado. Entran en acción los hijos, los nietos y sobre todo las cuidadoras domésticas que se encargan del cuidado de los niños y son las causantes de que se restablezca la concordia entre esa dos familias. En fin, una cinta de enredo que guarda siempre el as dentro de la manga para soltarlo al final y descubrir por qué se odian tanto.