viernes, 26 de abril de 2024

Pequeñas cartas indiscretas


 

"Pequeñas cartas indiscretas" de Thea Sharrock ( directora de "Antes de ti") propone una provocación ciudadana en la costa inglesa de Litlehampton por medio de enviar cartas llenas de insultas y palabrotas obscenas. Edith Swan, señora de una edad avanzada, muy beata y tradicional, 




interpretada por Olivia Oldman, supuestamente, es la que recibe las cartas y la agraviada. La causante de esa escritura perversa es Rose Goodingi, interpretado por Jessie Buckley, que envía cartas llenas de insultos y obscenas a la devota.

 



La historia se produce a mediados del siglo pasado porque este sistema de comunicación ha quedado obsoleto. Si hubiera que trasladarlo a la actualidad encontraríamos, por ejemplo, los perfiles falsos de facebook donde hay cierto personal cafre que se hace pasar por identidades diferentes para buscar la estafa o para realizar comentarios fuera de lugar en las redes sociales y buscar el insulto y la desconsideración sin otro propósito que desfogarse. 




Es un juego de acusaciones con Timothy Spall rancio y machista de la época que denunciará los hechos a la policía y no parará hasta dar con la persona grosera que envía cartas entre las rejas. Las miradas y las acusaciones van dirigidas a una chica joven que ha llegado hace poco al lugar y muestra un comportamiento abierto, liberal y fuera de los complejos culturales de la época. Es aire nuevo ese lugar que es molesto para los dinosaurios que habitan allí.  En fin, historia de una solterona rabiosa y católica que se arrodilla a los designios anquilosados del padre para castigar a una chica opuesta en sus maneras de hacer y de pensar. Sale de la trena, pero las cartas siguen enviándolas. Aquí es donde se despega la trama en averiguar el verdadero culpable.

Título original Wicked Litle Letters

Año                 2023

Duración         102 minutos

País                 Reino Unido

Dirección         Thea Sharrock

Guion               Jonny Sweet

Fotografía        Ben Davis

Reparto            Olivia Colman, Anjana Vasan,

                         Jessie Bukley, Timothy Spall,

                         Joanna Scanlan, Hugh Skinner,

                         Malachi Kirby, Gemma Jones,

                         Eileen Atkins, Lolly Adefope,

                         Alisha Weir, Grant Crookes.





La acusada de enviar cartas, por un lado, es una joven desmelenada con cierta propensión a las farras y esto ya es un indicio para la época de su culpabilidad. Así, por el hecho de llevar las cartas un remite con su nombre ya es esposada y encerrada entre rejas. Por el otro, la acusadora, que parece conocerla muy bien, es una puritana religiosa que no consentía cuando llegó que sacara por su boca insultos y un comportamiento obsceno. Ella se presenta en la comisaría para contar todos los detalles desde que llegó a la ciudad. Eran muy buenas amigas, pero su comportamiento exagerado, no respetaba las tradiciones de la ciudad y se comportaba a su libre albedrío. Esa forma de ser diferente que se salía de la vereda marcada por una visión machista se enfrentaba radicalmente a su forma de vida. De tal manera que en una fiesta decían que tenía un aspecto de fulana, a lo cual ella no se callaba y contestaba con una agresión. Sigue la confesión y cuenta que la denunciaron a servicios sociales de su comportamiento y se presentaron en su casa para avisarla de ciertos comportamientos fuera de lugar. Realizado el juicio, el veredicto está en dos meses y medio de cárcel. Mientras los policías tienen derecho a hablar de las mujeres como trofeos o sus esclavas delante de una chica que también es policía, la cual está un tanto mosca porque ha examinado la  letras y se ha dado cuenta que son diferentes en varias cartas, pero los agentes no le hacen ni puto caso. Por lo tanto, por su cuenta y riesgo, se decide a investigar el caso, pero el jefe de policía la amenaza con echarla a la calle si sigue por ese camino. Así, el viejo gruñón, padre de la insultada, se cachondea delante de la jeta de la policía porque es mujer y eso indica que no tiene autoridad ni siquiera para llevar el traje. Llegados a este punto, las pesquisas de las pistas de una firma, por la muerte de un familiar, dará un vuelco al responsable de las cartas amenazadores y llenas de insultos. Así, tener la verdad del asunto, como la tiene la chica policía, pero del lado, el jefe, ya le ha avisado que por ahí no siga. La verdad, en ocasiones, se ha de esconder por guardar las apariencias de una sociedad anquilosada y retorcida con unas ideas religiosas y casposas. Finalmente, las cartas enviadas por esa persona con los insultos y guarrería varias no eran otra cosa que un medio de liberarse de la opresión del  sistema machista y retrogrado. En definitiva, siguen los dos frentes abiertos, por una banda, la chica joven que junto a la mujer policía intentan destapar el auténtico culpable de las cartas malévolas y por otra, la recalcitrante beata que sigue las consignas del dictador padre que es capaz de someterla a copiar algún versículo de la Biblia como castigo de su propio padre para purgar los pecados. La clave final está en la "G" y soltarse todas las ligaduras.


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