viernes, 10 de mayo de 2024

Siempre nos quedará mañana



"Siempre nos quedará mañana" de Paola Cortellesi ( directora y actriz principal. Veo en esa actriz a una Silvana Mangano o una Sofía Loren) amontona todas las calamidades y más del machismo encima de la pobre madre de familia.




Los primeros dos minutos ya nos muestra unas intenciones o por lo menos da esa sensación. Un machismo por parte del marido que nada más levantarse, al oír buenos días de parte de su mujer, le suelta un sopapo. Esos son sus buenos días que considera necesarios para adiestrar a su esposa. Él marcha, se supone que al trabajo, y ella se queda en las tareas propias de las mujeres del tiempo: hacer la cama, asearse, airear el espacio y cuidar de sus retoños que todavía duermen. Por cierto, un espacio que recuerda a los pisos del subsuelo. Allí donde aterriza toda la porquería de la calle: ruido de coches, polvo, un pipí de un perro. Todo ello a ritmo de una canción con letra vigorosa. Lugares donde residen aquellos que no pueden comprar pisos por las alturas y recuerda a la familia de "Parásitos" de Bong Joon-ho donde buscaban cobertura de red por los techos del piso cutre; o aquel que vive, el de la funeraria de "El verdugo" de Berlanga, a pie de calle prácticamente sin apenas intimidad. Todo ello en blanco y negro. Pronto vemos el desayuno de esa familia, con amenazas constantes del padre, donde la hija mayor pide estudiar, pero no será posible porque está reservado para sus hermanos más pequeño cuando sea el tiempo, pues ellos sí que lo pueden hacerlo puesto que son hombres. 




Es la vuelta al neorrealismo de la Italia de posguerra donde la mujer es apaleado con violencia a ritmo de música y si no tiene suficiente lo completará el suegro más machista todavía que el padre. Ella se "gana las habichuelas" como puede, le pincha una inyección a un anciano de casa bien ( aquí se contempla la diferencia entre familias), cose para una mercería y pasa por el mercado para ver si su amiga le regala unas verduras.




En fin, vemos que la la vida de la mujer es un puro machaque diario. A cada paso que da hostia en el careto. Arregla paraguas  y entra un chico nuevo que no sabe nada y por el hecho de ser hombre ya cobra más que ella. Todas las vejaciones posibles se unen en esa mujer.

Título original C'e ancora domani

Año                 2023

Duración         118 minutos

País                 Italia

Dirección          Paola Cortellesi

Guion               Furio Andreotti, Giulia Calenda

                         Paola Cortellesi

Música              Lele Marchitelli

Fotografía         Davide Leone

Reparto             Paola Cortellesi, Vinicio Marchioni

                          Valerio Mastandrea,

                           Romana Maggora, Yony Joseph,

                           Giorgio Colangeli, Emanuela Fanelli,

                           Francesco Centorame.




Ese padre es poco menos que un animal que a cada palabra que saca de su boca es para maltratar e insultar a su esposa. La tiene para servirle a él y criar a sus hijos. La mayor trae un sueldo a casa para eso le ha dado un oficio por mucho que ella deseaba estudiar la secundaria. El cabeza de familia controla todo lo que se mueve en esa casa, actúa como un dictador y recauda el dinero que ellas ganan. Incluso quiere saber de qué clase social es  el chico de su hija que empieza a tontear con ella. Tiene un negocio de cafetería, pues ya le vale. Por eso, le pregunta a su hija qué pasa con ese chico que sale, porque si lo hace se debe presentar a él. Quiere dar el consentimiento. El padre se marcha de casa con una amenaza de despedida hacia su esposa: " haz algo bueno hoy". Como si cada día, aquello que hace es una basura. No es suficiente las impertinencias que aguanta de su marido que encima debe soportan las groserías de su suegro que desde la cama la grita para que le lleve el desayuno y, al mismo tiempo, le manosea el culo. Delante de ella se vanagloria de haber hecho un hombre a su hijo: "quién lo llevo de putas, yo". El anciano comenta que le enseñó a ser ladrón de tumbas y los fascistas lo compraban todo. Ella después de quitarle el orinal y decirle que su mujer se tiró desde la ventana porque ya estaba harta de aguantarlo. Le responde que es buena chica, pero debe cerrar la boca. En ese trayecto por recaudar dinero o un manojo de acelgas que le ha metido en el bolso una amiga que regenta una parada en el mercado, todavía le queda tiempo de visitar antiguos amores y arrepentirse de haberse casado con un caimán. Ahora viene un reto, ellos son miserables sobre todo su marido y viven casi en la ruina, pero es costumbre invitar a comer al chico que pretende a su hija mayor. Esto supone una afrenta para la hija porque se avergüenza de una familia tan miserable, cuando su novio está bien situado económicamente. El marido se alegra de la noticia, pero sigue dándole palos a su mujer: "cuando tú te vayas, dice a la hija, refiriéndose a la madre, ya no quedará ninguna mujer aquí". A continuación, por cualquier percance negativo, niños fuera, viene la paliza insonora a ritmo de música. Llega la hora de la comida con la familia del mozo que pretende a su hija y nada más entrar ya ven que son una familia miserable frente a una familia bien. Mientras comen, la madre sirve como si fuera la chacha al mismo tiempo que, con delicadeza, se tapa el descosido de la camisa. La sisa del dinero que cobra, lo guarda para hacerle un vestido a su hija o en caso contrario para que estudie. En definitiva, el machismo está muy presente siempre en boca del abuelo y del marido, si dice algo que no les gusta: entre los dos, "no hagas caso se le caen las palabras de la boca" en referencia a cualquier cosa que ha dicho ella que no les gusta. Así, por mucho que la atice conseguirá su deseo de votar junto a millones de mujeres. Se mezcla una amalgama de sensaciones que va desde un extremo al otro: violencia, machismo, lloros, miseria, maldad, risas,  lealtad, envidia, ternura, amor, amistad.





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