La idea puede estar tomada de la pandemia del Covid, pero, en este caso, la enfermedad ataca otros organismos diferentes, por ejemplo el cerebro. Imaginemos que una parte de la población sufre esta enfermedad y se queda en blanco, sin identidad propio.
No tienen documentación, no saben quiénes son ni adónde van. Los asistentes sociales deben hacer una fotografía a cada individuo y colocarle un número aleatoria para tenerlo controlado. Este es el inicio de una propuesta bastante tenebrosa de la película "Apples" de Chistos Nikou, discípulo de Yorgos Lantthimos ( "La favorita", cinta del siglo XVIII donde cuenta las peripecias de una ama de palacio de una reina y una nueva intrusa que quiere quitarle el puesto de privilegio; "El sacrificio de un ciervo sagrado", aquí la trama gira entorno a un médico que tropieza con un paciente raro que le hace unas propuestas peligrosas respecto a su familia; "Langosta", se cuenta la soledad de las personas abandonadas a su suerte). En este caso, un tipo, interpretado por
Aris Servetalis, pretende alcanzar su memoria de nuevo mediante un extraño programa de recuperación de los sentimientos. En fin, una propuesta diferente e interesante.
"Els encantats" ( resulta curioso ver de nuevo a Laia Costa
un papel similar al que desarrollaba en "Cinco Lobitos" de Alauda Ruíz de Azúa. Se podría decir que saca un pie de una y se mete en la otra pasados unos años o tomarla como una segunda parte) supone ver el rostro descompuesto de una madre que se separa abruptamente de su hija; además, de su marido y quiere ocupar ese vacío existencial con otras alternativas que le hagan olvidar, pero eso no es fácil que lo pueda hacer y por mucho que insista la madre o un un amigo de turno no será suficiente para que se evada ni un momento de su hija. Intenta rememorar un pasado feliz en el lugar idílico de la montaña, pero ahora ya no es igual que antes.
Elena Trapé, la directora, pretende crear esa complicidad de soledad y aislamiento en su nuevo domicilio, después de la separación, con los objetos guardados en cajas que ahora tienen un destino diferente. Sacar los recuerdos de esos paquetes es como repasar aquello que fuimos y ya no somos. Ya vimos en su trabajo "Las distancias"la complejidad del ser humano y las reacciones que pueden ser variadas y extrañas dependiendo del momento. También lo hizo con adolescentes en su anterior película "Blog" donde unas adolescentes se desmadraban en una celebración de final de curso. Por lo tanto, profundiza en el comportamiento de las personas que están inmersas en situaciones concretas y dependiendo del momento las acciones pueden dar un vuelco a una vida.
Así, en este caso, la madre abandona a su hija, porque se supone que debe pasar unos días con el padre que intuimos que están separados. Ahora esperará unos días en ese piso diferente hasta la llegada de su hija o marchará a la casa de montaña a revivir tiempos pasados. La historia tiene una cierta relación con "Ficción" de Cesc Gay donde una persona se aleja de la ciudad y busca en la montaña, un rumbo nuevo de su vida.
El director de cine Didier Barcelo reúne dos personajes desesperados y contradictorios y en torno a ellos construye una historia dentro de un coche. "En caída libre" se sostiene por medio de esa persona que tiene una enfermera desesperada que entra en crisis, sin que sepamos más pistas, ya sea por su trabajo nocturno o su desesperada vida. Lo cierto es que arranca con ese personaje, interpretado por Moarina Fois
( que realizaba el papel de esposa del maldito personaje que se obstinaba por vivir en el campo gallego y se topaba con el ambiente hostil de los habitantes de esa zona en "As Bestas") desaliñada y harta de dejar el coche mal aparcado y ganarse una multa diaria, se ve forzada, por cambiar el auto de sitio ya que el urbano le insiste de que se pire del lugar prohibido, a subir a él y , por no encontrar aparcamiento, aunque detrás se esconden otros traumas y ansiedades, entra en una especie de pánico o ansiedad que ya no podrá salir del automóvil. Luego, por si no fuera suficiente la desgracia, se siente maltratada por otro personaje que entra en acción y que quiere robar su propio coche mientras ella está dentro. Así las cosas, escapan por la carretera, ella atada y medio secuestrada y él con intenciones un tanto asesinas. En fin , se desarrolla como una "!road movie" y esos dos colgados se van contando sus vidas.
" A un millón de millas" de Alejandra Márquez Abella ( cuando aparecen dos películas en un periodo de tiempo corto con una trama parecida que parece que se pisan una a otra, como ocurrió con "El sexto sentido" de M. Night Shyamalan y "Los otros" de Alejandro Amenábar donde el tema de los protagonistas que están muertos es el hilo conductor de las dos, entonces puede que pierda fuelle la una y la otra) se acerca a ese niño que está obsesionado por el espacio y desde su niñez, justo se sitúa en el momento del lanzamiento de la primera nave espacial a la luna. Se nos viene a la cabeza la cinta de dibujos animados con la misma temática del director norteamericano Richard Linklater "Apolo 10 y medio: una infancia espacial". Sin embargo, hay diferencias sustanciales que hace que el interés por ésta no decaiga. Primero, los protagonistas son humanos y segundo, el enfoque de estos se hace desde la mirada del lado mexicano, pues ellos son inmigrantes que pasan la frontera a trabajar de jornaleros. Por tanto, la anterior es una muestra una familia media acomodada de la época, en cambio, ésta se detiene en unos niños que deben dar el cayo en el curro al mismo tiempo que intentan estudiar. Luego, tanto las diferencias económicas de las familias son abismales.
Además, las creaciones, aunque son parecidas, pueden ser proyectos que duran años de hecho una de las guionistas, Bettina Gilois, murió hace tres años. En fin, está bien verlas seguidas para apreciar las diferencias sociales y el modo de vida diferencial. Las dos tienen su estilo especial y es interesante diferenciar una sociedad norteamericana, la anterior, donde el padre está bien situado en la misma NASA, en cambio, la del otro lado, la mexicana, la que nos ocupa en este momento, se ven obligados a salir de su tierra para ganarse la vida con sus manos y trabajar duramente en la agricultura. Pero el desarrollo posterior se parece, por la capacidad de lucha del protagonista que no hay que perder de vista que es un hecho verídico y real, a "Figuras ocultas"de Theodore Melfi, en aquella ocasión tres mujeres negras irrumpían en la NASA para ser objeto de vejaciones constantes hasta que se dan cuenta de que son más válidas que el resto de personal. El inicio parece un tanto oportunista con una canción que engancha como es el caso de "California Dream" de The Mamas and the Papas, pero la realidad es que la historia entronca con la música, pues ese personaje, interpretado por el actor
Michael Peña, persigue un camino deseado de tranquilidad y arranca su vida de trasiego inmigrante por los campos de cultivo de California siempre lleva de la mano la obsesión de ser astronauta desde la infancia. Pasan los años, ya se ha hecho adulto, graduado ingeniero en la universidad y echa la solicitud para ser aceptado dentro de la NASA hasta más de diez veces con resultados negativos. Cuando entra, al fin, se encontrará con ciertas discriminaciones por su procedencia.
En definitiva, la historia gana enteros porque está sacada de la realidad y del libro "El cosechador de estrellas" de José Hernández donde cuenta a modo de autobiografía su propia historia que consiguió ascender al espacio en la misión STS-128.
Título original A Million Miles Away
Año 2023
Duración 122 minutos
País Estados Unidos
Dirección Alejandra Márquez Abella
Guion Añlejandra Márquez Abella,
Bettina Gilois: libro "El cosechador de estrellas"
Las primeras imágenes nos llevan hacia una tienda donde confeccionan vestidos y sienten la suavidad de sus telas. La delicadeza con que se mueven los tejidos y el metro colgado del cuello del primer personaje que aparece ya nos lleva hacia el lugar en que se desarrollará la acción. Allí, donde se venden caftanes ( prenda típica de Marruecos) se desarrollará la trama. Halim, interpretado por
Saleh Bakri y Mina, por
Lubna Azabal ( actriz de largo recorrido que salía en "Incendis" de Denis Villeneuve, posteriormente en "Paradise Now" de Hany Abu-Assad) son el matrimonio que regenta el establecimiento de una sastrería durante muchos años, pero ahora han contratado a un a persona, Josep, que les ayudará en las tareas. Hablamos de "El caftán azul" de Maryam Touzani quecuenta con sensibilidad y sencillez ciertos matices discordantes en el seno de ese matrimonio. Todo ello rodeado del trabajo minucioso de los bordados en los trajes y las constantes disputas con las clientes marcarán el ritmo del trabajo y de la trama.
Pero la intrusión de ese joven aprendiz cambiará completamente la relación de esa pareja. Pese a la insatisfacción sexual del matrimonio, pues parece que ella está al margen de las prácticas homosexuales de su marido y cuando lo busca en la cama encuentra el rechazo como respuesta, sin embargo, con todo, sobresale la relación íntima y natural entre la pareja. Todo ello fluye junto a la religiosidad y el ambiente cultural marroquí que lo impregna todo y le da un tono especial: sus calles, sus entierros, el canto que se cuela por la ventana mientras rezan de rodillas en la habitación. Impera la sencillez de las acciones y se puede ser feliz junto a las adversidades que da la vida que son muchas y diferentes. En fin, el matrimonio entrará en declive por culpa de ese nuevo individuo que se ha insertado en medio de la pareja.
El director, Kristoffer Borgli de "Sick of Myself" ( Harta de sí misma) quiere jugar con el recurso de la empatía hacia los demás. Se plantea el dilema de la ayuda a los otros y del saber estar en una situación compleja. Así, muestra, en el arranque de la acción, una pareja que come y bebe un vino de miles de euros, en el cumpleaños de la chica y que tramará hacer un "simpa", es decir, escapar corriendo con la botella debajo de los brazos y sin pagar. Buscamos la comprensión de la imagen y la vemos en el camarero que va corriendo detrás, puede que se haya jugado una parte del sueldo o incluso su despido. Esa chica cómplice,
Kristine Kujath Thorp ( aquella actriz de "Ninjababy" del director Yngvild Sve Fikke que hablaba de las posibilidades de entregar su bebe, todavía en su vientre, a una familia acomodada porque ella no lo deseaba) que se ha hecho la despistada y ha huido simulando una llamada de teléfono trabaja también en un bar. Ella misma observa, en un ataque de un perro a una cliente, como las personas pasan de ayudar a una persona moribunda en el suelo, en cambio ella responde positivamente. Dicho esto, podemos ver que dependiendo del momento en que ocurran los hechos, puede haber o no empatía con las personas. Sin embargo, lo que realmente nos quiere mostrar es la insatisfacción de una chica con su propia vida y con el mundo entero. De tal manera que busca sin sentido alguno "autodestruirse" y tomar pastillas que degeneren su figura y su estado anímico. Con ello conseguirá descaradamente la atención de los otros, pero desde el lado de la lástima cuando ya se ha destrozado por completo. Finalmente, rechaza su propio ser y necesita destruirse.
Las primeras imágenes de "Viejos" de Raúl Cerezo me llevan hacia una película de terror. Te transporta a esa zona donde todos caeremos a no ser que la palmemos antes. Se centra en esos ancianos que seremos y están a un paso de irse al otro barrio. Están solos en una casa llena de recuerdos, de cuadros colgados de la pared, de crucifijos, de una vida que no volverá jamás. Todas esas reliquias inútiles que han ido almacenando en un tiempo y que pronto irán, cuando se queden tiesos y lleguen los herederos, al contenedor de la basura. Esa anciana que a cada paso que da comete un error, porque le patinan las neuronas. Su cabeza ya no controla las acciones: un grifo abierto, una cafetera que suena, una radio que se apaga quitando las pilas, porque ya no sabe la manera de desconectarlo. Todo es difícil, imposible en esa casa de dinosaurios del pasado. La cámara se recrea de manera excesiva en ese momento de decadencia. Todo ello con aliño de la música de Machín: "espérame en el cielo" Muestra el terror de la decadencia humana cuando una persona se hace viejo. Así, habla de la muerte de un anciana y el marido, protagonizado por
Zorión Eguileor ( protagonista de "El hoyo" de Galder Gaztelu Urrutia )y se queda solo porque los hijos,
Gustavo Salmerón ( actor que empezó a conocerse por "Mensaka" de Salvador García Ruíz) por mucho que quieran recoger a esa escoria descarriada, no quieren o no pueden o les importa un carajo. En parte, lo hacen por aparentar, por puro sistema. Él, el anciano, entiende que lo detestan por su condición de viejo y sabe que no es nada querido. Por eso, se quiere ir a su casa, a morirse en soledad, sin molestar a nadie. Recuerda, en cierta manera, a "Amor", salvando las deferencias, evidentemente, de Michael Haneke donde una pareja de ancianos caen de golpe en la tortura de verse discapacitados de sus facultades. Todo ocurre de un día para otro: están bien, pero el hecho de ser viejo, pronto aparecerá la desgracia, una caída, una enfermedad terminal. Pero, en este caso, en cuanto pasa el tiempo, vemos que la situación se desmadra demasiado hacia territorios macabros, sangrientos. No es necesario recurrir a fenómenos paranormales de sueños o apariciones para darle más terror, con lo que da de la realidad de los ancianos ya era suficiente.
En definitiva, es el terror de la propia vida que le añade factores macabros, puesto que los caretos de los ancianos dan juego para ello. Es una película para pasárselo francamente mal en esa casa del terror que parece la misma o similar que la de "Rec" de Jaume Balagueró. No te llenará de alegría ni siquiera de ánimo para pasar el día.
La acción se desarrolla en Lahore, Pakistán, quinto país más poblado del mundo y lo vemos por la cantidad de componentes de la familia que se mueven juntos en el mismo hogar. Todos revueltos por la casa y, eso no es todo, más familiares que están en camino. Todos ellos, viven arremolinados en sus propias tareas como una gran comunidad que está dominada bajo la batuta del anfitrión de los Rana que así se denominan.
Esa persona dice y manda a sus hijos lo que deben hacer y no pueden echarse atrás por mucho que no les apetezca realizar cualquier tarea como cortarle el pescuezo a una cabra que ronda por la casa y debe ser sacrificada porque acaba de nacer otro bebé y hay que cubrir las necesidades alimenticias. No está el matarife, pero debe realizarlo uno de los hijos. En ese ámbito de cultura local se mueve la película "Joyland" (premio del jurado en el festival de Cannes 2022) del director Saim Sadiq, el cual se apoya en primeros planos de los caretos de los actores para mostrar el dolor o la alegría de estos. El director es capaz de captar al mismo tiempo las diferentes actividades de los personajes en un solo plano secuencia y todo ello aparece a la vista con naturalidad. La realidad de la casa familiar junto a la de la ciudad hace que sea fresca, porque muestra las tradiciones en la casa y en la calle, las costumbres y tiene un aire de veracidad.
Allí se cuece el drama del padre cacique que insiste para que llegue ese varón deseado y salve la descendencia de los Rana. La historia se complicará a partir de una relación amorosa entre un bailarín trans y el hijo pequeño del clan.