viernes, 5 de febrero de 2016

#El Renacido#Salvado



Título original            The Revenant

Año                            2015

Duración                    156 minutos

País                            Estados Unidos

Director                     Alejandro González Iñárritu

Guión                        Mark L. Smith, Alejandro González Iñárritu

Música                      Carsten Nicolai, Ryüichi Sakamoto.

Fotografía                 Emmanuel Lubezki

Reparto                     Leonardo DiCaprio, Tom Hardy, Domhnall Gleeson, Will poulter

                                 Lukas Haas, Paul Anderson, Kristoffer Joner, Brendan Fletcher,

                                 Brad Carter, Christopher Rosamond, Timothy Lyle, Robert Moloney,
   
                                McCaleb Burnett, Mark Krysko.






Las películas de Iñárritu han dado un giro considerable a partir de la desaparición de su colaborador y guionista Guillermo Arriaga. En esa colaboración nacieron las espléndidas  “Amores Perros”, “21 gramos” y “Babel”. Un estilo de cine que funcionaba  a la perfección. Las historias estaban contadas con un sello personal. El espectador debía estar atento porque las diferentes historias en varios contextos podían despistarlo, pero al final todo encajaba como una máquina de relojería. Su guionista quiso andar por su propio pie con la cinta “Lejos de la tierra quemada”, en la cual mantiene el estilo intacto de las etapas anteriores. La película que nos ocupa “El Renacido” sigue la dinámica diferente a la de sus inicios. Es decir, no hay historias diferentes que se interrelacionen entre sí, sino que cuenta una historia lineal y los acontecimientos que se van produciendo en un tiempo progresivo y continuado sin necesidad de montar un puzle de historias separadas.

Estamos ante una película de encontrarse muy mal porque vamos de la mano del protagonista que las pasa realmente canutas para sobrevivir. El director, nada más empezar, busca que el espectador se pegue en la butaca y contemple estupefacto la masacre de los indios a los colonos cazadores de animales para la venta de pieles. Desde el segundo uno, ya se encuentra saltando de la butaca y esquivando las flechas que parece se vayan a clavar en su propia cabeza. Recuerda, salvando las diferencias de los proyectiles, la película de Spielberg “ Salvar al soldado Ryan”, allí las balas resbalaban en el agua junto con la sangre que aparecía para teñirla, aquí en un paisaje completamente diferente, las flechas se clavan certeras en las cabezas de los vaqueros en medio de un campo de batalla espectacular. Se crea un clima de tensión y de persecuciones con un fondo de imagen nevado y congelado. El tema central de la cinta es el de un hombre mermado de sus condiciones físicas, el cual intenta mantener el estado de supervivencia a toda costa, aunque para ello se tengan que realizar acciones propias de los animales. La salvación del ser humano estará en juego frente a las adversidades  de todo tipo. El grupo que acaba de escapar de las flechas de los indios deja a un compañero malherido por un oso en medio del bosque. Ese estado por agarrarse a la vida en unas condiciones hostiles recuerda la película de Sydney Pollack “Las aventuras de Jeremiah Johnson”. La tortura de escapar al acecho de los indios a rastras como una auténtica serpiente se hace harto complicado. El protagonista, un Leonardo DiCaprio irreconocible, los fans del guaperas actor que no esperen una cara bonita ante las pantallas, porque su careto está más cerca del animal que del humano. Se nota que las superproducciones no tienen problemas para pagar a un actor irreconocible cuando otro, con menor caché, hubiera sido más que suficiente para realizar este personaje. La subsistencia viene dada por la sed de venganza hacia aquellos que lo han abandonado cruelmente, por eso ese casi cadáver que se arrastra por el suelo mantiene un hilo de esperanza en la vida. Usará de todas las estrategias que tenga a su alcance para escapar de los pieles rojas. Para ello, echa mano de los recursos que le da la propia montaña. Su situación y aspecto recuerda a una alimaña salvaje con el único fin de conservarse viva. La condición humana no se rinde ante las inclemencias del tiempo si detrás está el resentimiento acumulado por dejarle abandonado a su suerte. Finalmente, llegará el momento deseado por los espectadores  donde la lucha encarnizada será a muerte y la pureza de la nieve quedará manchada por un reguero de sangre. El aspecto final no es otro que dos animales bravos en pleno bosque  que luchan por un espacio donde tan solo tiene lugar uno de ellos.










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