"El silencio del agua" de Wei Shujun trata sobre la investigación de un crimen. El detective Ma Zhe, interpretado por Zhu Yilong,
y jefe de la policía criminal está encargado de investigar la muerte de una anciana en un lago. No hay pistas sobre el asesino y la abuela no tenía parientes cercanos, eso sí, vivía con un tipo raro (con una cierta demencia) en su casa que ha desaparecido.
La acción se desarrolla a finales del siglo pasado en la ciudad rural de Banpo y el detective rastrea la zona con la intención de dar con pistas que le lleve hacia el asesino. Sus oficinas han pasado a la sala de proyección de cine, porque se ha cerrado y allí están más discretos. Luego el despacho se sitúa justo encima del escenario y la pieza de proyección sirve de comedor.
Mientras buscan alguna pista que les lleve al asesino, pues el loco se niega a hablar y están bastante perdidos en el caso. Todo al ritmo de sonata de "claro de luna" de Beethoven. Sin embargo, el jefe inspector les aprieta las clavijas para encontrar al asesino. La historia se ramificará en dos: la búsqueda del asesino y su propia crisis existencial, pues su mujer se encuentra embarazada y le surgen problemas personales. En fin, una vez aclarado el caso, el policía quiere apartarse del servicio, porque ya no aguanta más las presiones.
"La pecera" de Glorimar Marrero Sánchez indaga en la capacidad de afrontar los últimos días de la vida de una persona, Noelia, en este caso interpretado por Isel Rodríguez ( ella es la que sostiene arriba la película),
que todavía es joven, pero tiene cáncer y una metástasis como un caballo. Las primeras imágenes son de desesperación ante una bajada de moral descomunal. Por muchos impulsos que le dé su compañero, la solución al final trágico lo tomará ella. Se le recomiendo un tratamiento de quimioterapia fuera, en países más avanzados donde las posibilidades auguren alguna esperanza; aunque ella se niega a machacarse el cuerpo con tratamientos que lo único que van a hacer es alargar la agonía unos días más. Entonces, si no quiere ponerse en las manos de unos médicos por no sufrir, para nada, toma la decisión de dejarlo todo a medio camino y marchar hacia el lugar de nacimiento para morir en paz. Da la sensación que quiere pasar en soledad sus últimos días y para ello se marcha a su isla natal en Puerto Rico donde quemará el último cartucho.
En fin, es una cierta despedida de los suyos sin necesidad de contar nada de lo que le pasa ni siquiera dramatizar cuando la palme pues se acabó el recorrido y ya está.
"Vivir el momento" de John Crowley se construye a partir de saltos temporales que te rompen el esquema de la historia, pero al mismo tempo te fuerzan a que reconstruyas esos vacíos. La historia se centra en la relación amorosa de una pareja, interpretado por Andrew Garfield
( aquel actor héroe en la cinta "Hasta el último héroe" de Mel Gibson, memorable por su tozudez en rescatar a los soldados medio destrozados en la batalla, y lo veo con los cuerpos medio destrozados a sus hombros, uno tras otro sin descanso y aquí nada de eso sucede.) y por Florence Pugh
( actriz de "El prodigio" donde se negaba a aceptar que una niña se tomara por santa y no comiera durante muchos días y quería demostrar que aquello no era cierto), y su recorrido por la vida durante diez años juntos. Los hechos que suceden son corrientes: el amor que fluye violento, el embarazo, los temas laborales de ella que es chef de un restaurante y los de el que trabaja en una empresa multinacional y todo ella aderezado con una enfermedad repentina. Hace falta un tiempo para ordenar el caos inicial y centrarte en completar ese puzle que se ha propuesto el director con diferentes fases de sus vidas.
En fin, hay cierta química en esa pareja y eso le da una cierta credibilidad, pero falta la capacidad de sorpresa de contar algo diferente. Ya es un tema muy visto y recurrente.
"La trenza" de Laetitia Colombani se desarrolla en tres historias en países diferentes que va retomando en diferentes fases allí donde las dejó. La primera sucede en el norte de la India. Muestra la vida cotidiana de unas mujeres que se dedican a limpiar los retretes de las casas. Es decir, entran en el cagadero diariamente para quitar de en medio las cacas de los dueños con ceniza y una paleta que recogen en una cestita y la largan lejos cerca de río. Todo ello a cambio de un puñado de arroz que aliñado con ratas frescas será el menú de ese día.
La protagonista vive en una cueva de piedra con su familia. Pese a las miserias, el padre cuenta historias de cuando era un niño y ríen sin cesar, mientras comen sentados en el suelo. La madre quiere que su hija vaya a la escuela y no sea en el futuro tan desgraciada como lo son ellos.
La segunda historia pasa en Monopoli, Sur de Italia. La cámara sigue a Julia en ese trayecto de casa de su madre al taller de su padre.
En este caso, el tema cultural toca por la banda de un chico que conoce que es de procedencia de la india.La calidad de vida ha subido, pero el negocio de su padre de peluquines está en las últimas. Así, necesita un cambio antes de arruinarse.
Y la tercera se desarrolla en Montreal, Canadá. En este caso se ve una familia socialmente acomodada. Sin penurias de hambre como la primera ni la segunda.
No hay ningún tipo de precariedad, pero siempre vemos el punto de agobio de los hijos por la presentación de la tesis o el trabajo de fin de curso de la hija adolescente y el estrés añadido de la madre. Los tres casos toca el tema del padre ausente por causas diferentes. En definitiva, los humanos no son capaces de saborear los días dulces, porque una vez u otra, pronto, aparecerá el mal en forma de drama que atenazará a todas las familias. Está muy bien la comparación de la escala de las familias desde la más pobre y con menos recursos, pasando por la mediana, hasta llegar a la más elevada.
"Notas sobre un verano" de Diego Llorente pretende ser guay y usa un estilo a lo Richard Linklater ( "Antes del amanecer" o cualquiera de las sagas ) Así, pretende mostrar cierta naturalidad en las conversaciones y las charlas en comidas o en privado entre una pareja de jóvenes. Aquí se centra el el personaje principal, Marta,
interpretado por Katia Borlado, que es una profesora de Universidad ( ayudante del titular y becada, que con ochocientos euros mensuales debe combinarlo con entrenamientos a niños en una piscina, para completar el sueldo y vivir decentemente, pero pronto se le acaba el plazo y debe realizar un doctorado) y vive con un novio y unos proyectos mutuos de futuro. Sin embargo, la chica aprovecha el parón de docencia para marcharse al pueblo a pasar unos días con su familia. Quiere romper con la rutina de las clases y que entre aire nuevo en su vida. Esto no está nada bien visto por su novio que se huele que va a pasar alguna movida rara en su relación. La intensidad del despido entre la pareja preludia un alejamiento amoroso.
Se marcha a Gijón y allí se encontrará con los amigos de la infancia y ese ligue que no cuajó y ahora se puede retomar. En definitiva, muestra la indecisión de tomar un camino en la vida cuando se abren otros. La protagonista toma el que más le interesa para su propuesta de futuro como salidas laborales y bienestar y aparca de lado el fuego del amor que posiblemente se apague con el tiempo.
"Jurado Nº 2" de Clint Eastwood ( no es necesario nombrar la carrera de este actor/ director que a sus más de noventa años sigue al pie del cañón detrás de la cámara realizando excelentes películas) el título ya se intuye que el tema central va de un juicio y ese jurado popular será el encargado de juzgar unos hechos acaecidos en la muerte de una joven. Nos viene a la cabeza la excelente "12 hombres sin piedad" de Sidney Lumet, palabras mayores, donde unos tipos con pocas ganas de perder su tiempo en debatir sobre la culpabilidad de un acusado y con prisas por acabar cuanto antes y largarse a su casa, culpaban al supuesto asesino menos uno ( interpretado por Henry Fonda) que se negaba a culpar a alguien sin comprobar a fondo todas y cada una de las pruebas. Aquí también hay un jurado que se va a encargar de verificarlas y ocurre un poco lo mismo que tienen urgencia por acabar las votaciones sin pararse a pensar que si todos dicen culpable un tipo irá a la cárcel y puede que no lo sea. No les importa lo más mínimo si es o no el asesino, pues les ha "tocado la china" del tipo que piensa lo contrario al resto. El resto del jurado se quieren pirar ya. Al menos hay que hablarlo, continúa el tozudo, aunque a ninguno les apetezca, Es decir, todos están ahí casi por la fuerza y tienen cosas que hacer fuera para que venga un pesado a darles la paliza, cuanto antes acaben, mejor.
El joven que pronto va a ser padre, interpretado por Nicholas Hoult, interpela a la jueza para ver si se puede escaquear de ser jurado porque su mujer está cerca de dar a luz. Ahí en esa sala se encuentra la fiscal, interpretada por Toni Collette
( aquella actriz que hacía de madre de la pequeña que quería ser miss en la comedia divertida de "Pequeña Miss Sunshine"). La película se centra en el juicio que se produce por un asesinato y, en cierta manera, el proceso mantiene ciertas similitudes con "Anatomía de una caída" de Justine Triet. Llegamos a las votaciones secretas de los diferentes jurados que la inmensa mayoría vota culpable y el número 2 dice que hay que hablarlo ante las quejas del resto. Poco a poco, él mismo se va metiendo en la madeja de culpabilidad en que la trama se desarrolla.
Hay otro componente del jurado, policía retirado, interpretado por J.K. Simmons ( aquel malvado director de música en la excelente "Whiplassh" de Damien Chazelle) , que acude al lugar de los hechos, la cual cosa está prohibida para ellos y es descalificado, descubre que puede haber otra persona implicada en la muerte.
En fin, el juicio se va desmenuzando minuciosamente con una multitud de testigos en la noche lluviosa como si todo el mundo estuviera pendiente de todos los movimientos de la pareja peleada. Pero si nadie ve lo que sucedió, no existe juicio ni la película. Bueno, eso canta un poco, pero es entretenida.
"The artifice girl" de Franklin Ritcht ( director e intérprete) plantea la repercusión que tienen los avances en el mundo digital.
En la escena inicial, dos policías que interrogan a un joven de forma agresiva ( la manera en que preguntan e intimidan al personaje se parece a los interrogatorios de "La llegada" de Alejandro Rojas). Las preguntas van encaminados a descubrir el índice de culpabilidad que tiene un tipo por componer uno personaje, una niña con apariencia idéntica a una real, por medio de Inteligencia Artificial. De la misma manera confiesa que ha revivido para las películas los caretos de leyendas del pasado. Así, actualmente la I.A. se usa en la red para cometer cualquier barbaridad, por ejemplo, "bulling" contra el personal más indefenso: los adolescentes usan los cuerpos desnudos de cualquier página porno para suplantarles el careto de las adolescentes en ese cuerpo desnudo. Así, quedan completamente avergonzados ante un desnudo que ,aunque no sea de ellos, puede marcarlos de por vida. En este caso, se producirá un interrogatorio a ese creador de un robot inteligente con aspecto de joven que registrará los datos del personal pedófilo tarado.
La historia muestra tres épocas donde la pregunta es la misma: "dónde están sus sentimientos". Pero los protagonistas de carne y hueso envejecen excepto ella que sigue igual. Vemos una I.A. eterna más allá de su creador, pero imperfecta. Esto nos lleva a pensar lo deficiente del ser humano y en el caso de un creador nuestro también defectuoso por mucho que su juventud sea perpetua. Ante la perfección de la imagen, la policía dice que "esto se va a follar a la Siri". Finalmente, esa especie de Siri, una chica menor de edad, será el cebo perfecto para cazar a los pervertidos que circulan por la Red. Y a saber si un día no muy lejano suplantará al ser humano.
"Con los pies en la tierra" de David Wnendt ( director de "Ha vuelto" donde caricaturizaba a Adolf Hitler con una parodia del dictador en nuestros días. Ese personaje irrisorio con la misma planta, pero sin atisbos de las masacres realizadas) se detiene en las pandillas callejeras que se las tienen crudas con el personal que no se somete a sus caprichos. Lucas, el adolescente que acaba de perder su ocasión de incorporarse en el instituto se asocia con unos colegas para merodear los alrededores donde habitan las peñas de camellos. Los actos de violencia en ese instituto nos parecerían un tanto irrisorios por considerarlos pura ficción, incluso extravagantes los sucesos que allí se cuentan, pero si la ficción se parece a la realidad como cuentan las noticias ("En "Rütli", una escuela de enseñanza secundaria de Neukölln, un barrio marginal de la capital alemana, las puertas y los cuadros de las paredes fueron destruidos hace ya tiempo; el puesto de director titular de la escuela está vacante hace años; las clases son interrumpidas constantemente por objetos voladores". Eso cuenta Mirra Banchón, el 31,03,2006 en DW-TV la cadena internacional alemana), entonces hay un problema social gravísimo. Parece imposible que suceda esto, pero me lo creo, doy fe de ello. En la calle sigue la violencia. Pasa por aporrear a aquellos adolescentes que osan pasar por delante de sus narices y no les compran las droga que ellos venden. Así, el tema principal se desarrolla entre los adolescentes camellos que controlan el tráfico y los principiantes de camellos que quieren ocupar ese lugar con el tiempo. Todo ello remarcado con la paleta cinematográfica de un color anaranjado intenso. Sigue la trama en ese ámbito escolar un tanto irónico donde unos alumnos gamberros hasta el extrema máximo se cachondean sin cesar de profesores
(que parecen carceleros o quinquis, pues están completamente desbordados por la situación y se han mimetizado junto al personal que les rodea) y de algún político si aparece por sus instalaciones. Hay ciertas similitudes con "A cambio de nada" del director Daniel Guzmán, donde un adolescente se busca la vida con el robo de motos y vendiéndolas luego a un taller pirata que hace negocio con ellas. Aquí es mucho más bestia y se suceden las gamberradas de turno: callejear a ver que se pilla, robos en supermercados para pegarse el botellón.
Se ponen ciegos de alcohol mientras oyen música rap o reggaetón. Así, en definitiva, quiere retratar lo que se cuece en los barrios periféricos donde los chavales se mofan del mundo y viven al margen de la ley, su música, las amenazas de los macarras mayores y saliendo del paso como pueden. En fin, el barrio, las compañías y las condiciones sociales de su propia casa marca el destino del pobre Lucas, protagonista desgraciado que recibe todos los palos, que se va maleando cada vez más conforme pasa el tiempo hasta llega a ser un delincuente como su hermano y el resto de colegas del barrio.
"Cónclave" del alemán Edward Berger ( director de "Sin novedad en frente") se inicia con la defunción del Papa. Acuden a su lecho de muerte los cardenales con sus cruces en el pecho ( todos a una que dan bastante miedo, la verdad). Ha quedado vacante ese puesto que ahora entrará en votación hasta conseguir la famosa fumata blanca de la elección. Pero antes se sucederán zancadillas entre os diferentes candidatos.
El cardenal Lawrence, interpretado por Ralph Fiennes ( "El lector", "Jardinero fiel"), es el encargado de llevar a cabo ese proceso. No hay nada especial en el momento de retirar a su eminencia el fallecido que ha pasado a la zona de los mortales como uno más, por mucho que se rodee de los emisarios de la Iglesia. Semanas después la trama se centra en el cónclave donde se decidirá el nuevo Papa.
En ese juego de rivalidades se muestran las tripas del sistema religioso donde las monjas, una de ellas, interpretada por Isabella Rosellini, no aguanta más el paripé y revienta con unas declaraciones que ensucian más a los devotos. Ellas son sirvientas, pero observan los trapicheos que en que se mueven. Finalmente, detrás de la religiosidad bendita se esconde la tensión de la elección del nuevo jefe supremo, pero la oscuridad de la muerte del bendito sobrevuela sobre la tropa de cardenales. Mucha apariencia de bondad en los discursos, pero interiormente se apuñalas unos a otros. Con este tipo de emisario de dios, el infierno está asegurado.
La cámara recorre un lugar donde se disputa un partido de fútbol hasta pasar a una mesa donde tres amigos jóvenes hablan sobre la existencia infinita y espiritual. Mesas, tumulto y alrededor pasean vendedores que ofrecen de todo. No hacen caso hasta que llega una joven de buen ver y entonces sí le prestan atención y le piden que les hable de lo que vende. La cámara vuelve a salir del plano y muestra un accidente en moto y los motoristas desparramados en el suelo. Los amigos siguen su periplo en una sauna con masaje incluido. Ese accidente tiene una conexión directa con uno de ellos, pues es el cuñada de que fallecerá y con su sobrino que casualmente ha quedado ileso emprenderá la búsqueda de su hermano que desapareció hace años sin dejar rastro para entregarle a su hijo. El director, Pham Thiem An de la película "Inside the Yellow Cocoon Shell" ( Cámara de oro: Ópera Prima en el festival de Cannes 2023) usa la toma fija y allí van sucediendo acciones de los protagonistas. El protagonista, después del entierro, pasa a un ámbito rural y allí no suceden grandes cosas, sino un realismo de lo que sucede en el campo propio de la zona. La historia recorre esos lugares donde sobresale el entierro de su cuñada y los sueños de las relaciones amorosas que tuvo en el pasado y ahora son imposibles.
Conversaciones largas con vecinos que fueron soldados en el frente. Todo se produce lentamente. En fin, su cámara se detiene sucesivamente en aspectos naturales o animales como si buscara un sentido a la vida fuera de lo humano.