"El juez" del director Chistian
Vincent explora las relaciones que se pueden dar en una persona en su ámbito profesional y en otro personal, las dos unidas por un nexo humano: una pasión amorosa que se produjo en el pasado. La película se desarrolla en torno a un juicio, pero para el protagonista, por mucho que se juegan los acusados, no es de suma importancia sino un pequeño matiz que sucede dentro de la sala. La película se
inicia con una metáfora: el juez urga en el corazón de una manzana, aparentemente sana, y de allí extrae un gusano. La manzana sana son las leyes que se aplican, el gusano las
alegaciones de culpabilidad, por un lado o las pruebas de inocencia, por el otro. Mientras la navaja del juez hurga en el corazón de la fruta para extraer el gusano como el arma de la justicia. El juez, Fabriche
Luchini,( Copa Volpi, mejor actor en el festival de Venecia 2015, no es un
capricho del jurado porque también realiza una interpretación exquisita en otras ocasiones de su vida de actor como en(1) "Moliere en Bicicleta" de Philippe Le Guay o (2)"En la casa" de François Ozon, película muy premiada en festivales y de una originalidad que raya la exquisitez, donde
realizaba un papel de profesor fuera de serie) protagoniza un papel magistral tanto
de juez como en su desdoblamiento de enamorado pasional.
La película se mueve en la
vertiente de dos juicios: el primero, el profesional, allí el protagonista se
mueve como un pez bajo el agua. Controla la situación al milímetro, no se escapa detalle alguno, en cambio, el segundo, en el ámbito particular de su vida más pasional y amoroso, en este caso, pese a que se las quiere dar siempre de experto, se
ve que ha fracasado que no ha sido capaz de encontrar la vía acertada.
El juicio se desarrolla con
normalidad: el fiscal la defensa y los testigos.Trata sobre el asesinato de una niña de unos meses perpetrado
por su padre que niega los hechos. La situación sería como otras muchas antes
de no ser porque en el tribunal se encuentra la causa de su despiste. Ese amor idílico que por casualidad ha ido a parar al grupo de jurados públicos. Ver de
nuevo ese amor idílico no declarado y por tanto frustrado es como una nueva oportunidad que le da la
vida para que esta vez no sea tan cobarde de fracasar frente a ella. La resolución del juez frente al juicio viene a ser igual que la vida: siempre hay una segunda oportunidad donde
poder expresarse aquello que un día se quedó en el tintero. Los juicios como la
vida misma no siempre se resuelven a la primera, puede haber una segunda oportunidad,
los casos se pueden dejar archivados, pero abiertos con la posibilidad de otra revisión, de la misma manera un amor no cumplido en el pasado también puede tenerla. El juez muestra el lado duro e impasible en la sala y otro
diferente y humano cargado de una sensibilidad extrema con aquella mujer que, en su día, realizaba su trabajo de doctora entregada a los enfermos y que él consideró una
atención especial. La delicadeza de una profesión ha sido tomada como una sensibilidad
amorosa hacia él. En definitiva, un juez con una dureza de hierro muestra su lado más
humano y sensible frente a la ilusión efímera de un amor imposible o no.
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