Título original El rei borni
Año 2016
Duración 87 minutos
País España
Director Marc Crehuet
Guión Marc Crehuet
Fotografía Xavi Giménez
Reparto Alain Hernández, Miki Esparbé, Betsy Túrnez
Ruth Llopis, Xesc Cabot.
"El rey tuerto" de Marc Creuet parte de una premisa muy sencilla como es la de recuperar amistades perdidas en el pasado cuando sabemos que el tiempo puede ser un arma demoledora en la nueva relación. Lidia ( Betsy Túrnez ) en el papel de estrecha ama de casa preocupada de las tareas de cocina para olvidar sus problemas y el verdadero oficio de su marido, David ( Alain Hernandez aquel protagonista con barba con un papel muy diferente al que le ha tocado ahora en aquella pequeña película ( pequeña por el presupuesto, pero grande porque está bastante bien) (1)"Terrados" de Demian Sabina, con música de Macaco de fondo, premio del Publico en el festival de Valladolid donde se cuenta la desolación de los jóvenes y no tan jóvenes frente a un puesto de trabajo). No quiere ni oír hablar de su oficio de madero antidisturbios. Ahora, su esposa, ha invitado a su antigua amiga Sandra ( Ruth Llopis ), la cual no tardará en desbocarse para comentar las carencias de la otra ( siempre la competencia entre amigos o ex compañeros se hace cada vez, al paso del tiempo, más sangrienta que antes) y su compañero de visita, el rey tuerto, Ignasi ( Miki Esparbé) víctima del policía que acaba de conocer que le ha saltado un ojo a tomar por saco. La estructura está en consonancia con (2) "Un Dios Salvaje" de Roman Polanski, donde las disputas pasaban por las peleas de sus hijos, en cambio la peli que nos ocupa tiene como tema central dos afectados en el marco actual de la sociedad: un manifestante antisistema que pierde un ojo por la culpa de un policía que alega que él cumplía con la ley y por tanto con su obligación de despejar la zona de altercados . El tema central puede que nazca a partir de una situación que se dio en una (3) manifestación de Barcelona en noviembre del 2012 donde una mujer perdió un ojo por una bala de goma disparada por un policía antidisturbio.
La película se desarrolla como
cuatro actos de teatro: el primero, una introducción donde un policía medio majara con su profesión intenta justificar a su mujer que su trabajo es tan digno como otro
cualquiera, que si suelta mamporrazos es porque los manifestantes no paran de
quemar contenedores de basura, su chifladura raya la obsesión y se pasa el
tiempo sobrante de su vida con juegos de guerra en la playstation y ensayos con armas de guerra
por si llega el invasor; su mujer a lo suyo: intenta centrase en platos de
cocina para olvidar las neuras de su compañero; el segundo acto, entra en
acción la pareja víctima, convidados de piedra a una cena ( las mujeres se
conocían en el pasado y ahora, casualidades de la vida, aquí están enfrentados en un diálogo obligado por las circunstancias) que será un infierno cuando se enteran de que el agujero que
lleva su compañero por ojo se lo ha causado el bruto que cena delante de su cara; el
tercero, la separación matrimonial y la pérdida de confianza del agresor o lo que es lo mismo se vuelve más chaveta de lo que estaba antes de la reunión; el cuarto, la recuperación
de la confianza y las ganas por resolver las injusticias sociales por su propia mano, aunque
siempre sean por medio de la violencia. Por lo tanto, el desarrollo íntegro se
efectuará en la casa del matrimonio. La película se sostiene muy bien hasta el
final por los diálogos ágiles, de la calle, y con el tono picante, sexual que se va
intercalando. Éste siempre candente: "ya ni follamos"- dice ella; "porque
tú no quieres" dice él. Se puede uno imaginar que la relación se ha enfriado con
el tiempo y ya no tiene vuelta atrás. En definitiva, la cinta tiene como punto de arranque un hecho violento puntual: la violencia del vigilante de la ley frente al pobre antisistema que promulga un mundo diferente, más justo, pero sirve para mostrar otros aspectos como la insatisfacción del personal con sus vidas casi tan importantes como el del ojo a la virulé . Ahí asoman las dudas, los rencores del pasado, las carencias de las parejas. En fin, los diálogos corrosivos sacarán a relucir más de una
carcajada.
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