"Love at first sight" de la directora Vanessa Caswill ( Amor a primera vista que sería la traducción sencilla, pero que se ha traducido con más rodeos" La posibilidad estadística del amor a primera vista") se centra en el flechazo amoroso por mera casualidad, pues el personaje del joven, encarnado por
Ben Hardy está constantemente tirando de probabilidades matemáticas con respecto a un amor pasajero. Propone, a esa chica que acaba de conocer, las casualidades que llevan a encontrase dos jóvenes que se encuentran por azar y se enamoran. Así, ella, protagonizada por
Haley Lu Richardson, quiere llegar al aeropuerto con tiempo para volar a Londres, pero llega tarde. Su avión arranca cuando entra en el aeropuerto con su maleta a rastras. Debe esperar a otro vuelo en zona especial, en "business" de primera clase, con un suplemento de precio considerable. Lo normal en estos casos es que la espera se haga larga y áspera con muy mal humor. Pero en este caso conecta por casualidad con un chico joven como ella que resulta simpático, atractivo y con una afinidad fuera de dudas. Aquí es donde asalta el amor a primera vista.
Una vez subidos a bordo, la azafata del vuelo realiza la función de narrador omnisciente que es aquel que lo sabe todo y comenta que se van a liar durante el viaje, pero luego cada uno se irá por un lado. Es un personaje que persigue a la protagonista cambiando de forma para contarle las probabilidades que tendrá de ver de nuevo a su recién enamorado. Sentados uno al lado del otro se van contando sus historias. La joven mantiene un cierto rencor con su padre que acaba de dejar a su madre y se casa con otra mujer, de hecho ella va a la boda. Quiere devolverle un libro de Dickens que le prestó con una cita subrayada por él: "Vale más perder algo bueno que no haberlo tenido nunca". Ella cree que se refiere a su madre y le guarda un cierto rencor. La conversación entre los jóvenes entra en un espacio de " Quid pro quod" , es decir, tú me cuentas una algo de tu vida y yo te cuento otra historia de la mía.
En fin, la acción se desarrolla con cierta sencillez en ese trayecto de avión y el "feeling" amoroso entre los dos jóvenes: miradas sensuales, roces de manos, besos y caricias contenidas, mantienen ese flechazo amoroso mientras, poco a poco, sin querer, se distancian en la misma ciudad.
La vida en un matrimonio ya no
será igual después de una violación. "Era el cielo" la película de Marco Dutra se sostiene a
partir de esta premisa y de la cobardía del marido por no enfrentarse a los
violadores. Esa es la causa principal de la trama: por un lado, la cobardía del marido ante
labrutalidad de unos extraños con
su mujer; por el otro, el silencio de ésta ante la brutal agresión. Así, de entrada, la premisa no es muy creíble, pues se supone que
están muy enamorados y la reacción no es muy normal de no ser porque la voz en off del protagonista,
Leonardo Sbaraglia ( el cual le van los papeles de perdedor), nos lo va contando. Por tanto, esa reacción extraña se debe a un comportamiento de miedo y temor del personaje. Lo raro es que la violada,
Carolina Dieckmann, no diga ni mu de lo que ha sucedido. La trama avanza hasta llegar al final del cabo de la cuerda donde se encuentra el
Chino Darín con un papelito de lo más simple. Por momentos recordaba "Elle" de Paul Verhoeven, pero se queda en un amago sin llegar a parecerse, lástima.
"El rapto" de Marco Bellocchio ( director de "El traidor", "Felices sueños" entre otras muchas) se inicia con el despegue abrupto de Edgardo uno de los hijos de la familia numerosa de los Mortara ( llamado caso Mortara que conmovió a la opinión pública de la época, luego estamos ante un hecho real y toma mayor trascendencia. El niño, cuando nació y sin que lo supieran los padres, fue bautizado por una criada ( la cual cosa debería ser nula, pues no tenía potestad por la iglesia para bautizar, otras voces dicen que fue un sacerdote llevado por la criada) porque estaba enfermo y temía que fuera al limbo siendo judío y eso, seis años después, trae unas consecuencias: que la inquisición, corre el año 1858, mande una orden de confiscar ese católico del seno de los judíos.
Así, sin más preámbulos, aparece una cuadrilla de soldados con un mariscal para llevárselo. Por mucho que la madre y el padre pongan impedimentos, llaman a familiares para hacer fuerza, para que no se lo lleven, pero no podrán conseguirlo. Los soldados del Papa lo arrancan del seno familiar. Los padres por mucho que busquen a su hijo, perderán la pista porque se ha ido de Bolonia y la Iglesia no les informa del lugar donde ha ido a parar. Allí, en Roma, recibirá una educación cristiana y un lavado de cerebro con sutileza de tal manera que se encontrará deliciosamente bien.
Aparece un Pio IX un tanto violento hacia los judíos y sus propuestas de rescatar al niño. Llegarán tiempos de revueltas donde se mostrará su enfermedad, unas convulsiones epilépticas por la situación actual. Considera una profanación que asalten su casa para rescatar al niño. Finalmente, está el resultado experimental de la formación de un niño en un catolicismo fanático que lo absorberá completamente, frente a su identidad genética que intentan conquistarlo sin tener la oportunidad de hablar u opinar sobre su religión. Esa obsesión por recuperar a su hijo durará toda su vida, pero será en vano.
"Fremont" ( da título la ciudad del mismo nombre en la bahía de San Francisco, California) de Babak Jalali en un blanco y negro pulcro recrea las ilusiones perdidas de unos personajes desarraigados de su lugar. Sueñan, fuera de su hábitat en un futuro diferente antes de diñarla. Así, esos empleados de una fábrica de galletas imaginan en un premio suculento de un concurso televisivo del día anterior u otro empleado, en otro momento, que añora su Tierra, Kabul, allí las estrellas estaban fijas no como aquí que no paran de moverse. Mira al cielo oscuro de la noche y encuentra imperfección como sucede en el suelo que pisa. Estamos ante personajes perdedores que echan la vista atrás hacia lo que quisieron ser un día y ha quedado una vida rutinaria que con toda ella junta no pasaría más allá de un relato de media hora.
Siempre lo mismo, nada que contar. Donya, interpretado por Anaita Wali Zada, mantiene un pasado que desconocemos que descubriremos con el paso del tiempo. En fin, se produce una mirada nostálgica de la Tierra abandonada, lejana y con esperanzas de volver un día. Se produce un tratamiento con un doctor que no acaba de darle la solución, ya que ella había sido traductora del ejército de los Estados Unidos y, una vez abandonado el país teme por lo que les pueda suceder a los suyos en un país de guerra.
En definitiva, el abandono de un país tomado por los talibanes donde se excluye la libertad de todo aquel que se salta sus normas no garantiza una vida plena como le sucede a los protagonistas que malviven en el almacén de galletas.
"Mi identidad" secreta de Aurélia Georges trata el tema de las clases sociales en un momento de necesidades básicas como ocurre en la Segunda Guerra Mundial.
Los protagonistas, una criada de condición social baja, representado por la argelina ,Lyna Khoudri, realiza funciones de criada en una casa de señores y rápidamente es despedida por no rebajarse a que el señor de la casa abuse sexualmente de ella. Se encuentra en medio de un escenario de guerra donde las salidas laborales no existen. En el frente, las mujeres atienden a los heridos de la batalla y ella se alista a la Cruz Roja. Por lo tanto, no le queda otra salida.
Allí se encuentra en medio de los heridos, sin experiencia y temerosa de que salte por los aires. Cuando aparece una chica de clase alta que desgraciadamente para ella le cae encima un proyectil y la deja tiesa en el sitio.
La desdichada había contado a nuestra protagonista que llevaba una carta de recomendación de parte de su padre de una casa señoril que no conocía, pero que se dirigía hacia allí. La protagonista encuentra la salida a su vida y recoge todo el vestuario y se hace pasar por la fallecida.Con esto quiere salir de esa situación de desesperación y pobreza y alcanzar un lugar futuro de condición noble.
"La primera profecía" de Arkasha Stevenson es una precuela de "La profecía" de Richard Donner. De entrada, cuesta abordarla ante la comparación de un clásico, sin embargo, el inicio y la ambientación llama la atención y la curiosidad de continuar. Hay otras películas, sin llegar al clásico de "La semilla del diablo" de Polansky, como "Immaculate" de Michael Mohan.
La idea es siempre la misma; una monja, Margaretta, interpretado por Nell Tiger Free, en este caso de Estados Unidos llega a Italia y entra en un convento donde se dan clases a alumnos. Allí verá cosas raras en un inicio como por ejemplo una joven encerrada en una habitación que padece maltrato.
El convento es un tanto especial: monjas que fuman mientras pelan patatas y otras que hablan de forma picante respecto al sexo. Hay, por lo tanto, constantes alusiones a esa falta de relación sexual que es recurrente mediante chistes y chascarrillos, incluso arrebatos de besos en la boca entre monjas.
La joven, antes de entregarse a su Superior para siempre, realiza sus salidas discotequeras a ritmo de Raffaella Carrà, Bony M. Finalmente, ocurre lo de siempre: situaciones diabólicas, muertes sangrientas y embarazos sospechosos.
"La ambición de los hombres"del director alemán Lars Kraume se inicia en Berlín a finales del siglo XIX. La trama se inicia con unas clases sobre tribus africanas. Profesores etnólogos que explican en la universidad las inferioridades del los pueblos bosquimanos del sur de África. Estudian las medidas de la calavera que afirman ser más pequeñas que indican su deficiencia mental y comprensiva. En una especie de circo del centro de la ciudad exhiben a unos habitantes africanos, muestran su cultura, que se ceden a esas mediciones del cerebro. Miden sus cabezas para certificar que son más enanas y por tanto inferiores. El grupo se niega a esa prueba vejatoria de demostrar la inferioridad de una raza. Ellos consideran que están ahí por un intercambio cultural, no por ser unos animales que se exhiben en una jaula. Al final obedecen porque quieren tener una audiencia con el embajador Guillermo, ya que sus tierras peligran. El hilo conductor de la historia está en un profesor, La historia se detiene en uno de esos profesores y una chica integrante del grupo africano. Alexander Hoffman, interpretado por Leonard Scheicher, joven profesor que se niega a tal barbarie.
No está muy de acuerdo con los procedimientos, pero siempre recibirá presiones para que siga con su proyecto. La historia pasa a la acción abruptamente. Se supone que los tratos del embajador con los indígenas no ha fructificado positivamente. Por eso se ven inmersos en una guerra sin cuartel y desproporcionada. Se adentra en el primer genocidio del siglo XX en Namibia que se llamó genocidio de los hereros y namaquas. Las tropas alemanas en 1904 liquidaron a sesenta mil hereros, tribu africana, con más de quince mil efectivos del ejército: lanzas contra cañones.
En una colonia que anteriormente estaba dominada por los ingleses. Si quedó alguno con vida fue expulsado al desierto para que la palmara allí, otros eran obligados a trabajar para ellos en el ferrocarril o las minas de diamantes. En definitiva, muestra el inicio de un nazismo enraizado dentro de esa cultura que posteriormente explotaría en una segunda Guerra Mundial devastadora. La incomprensión de otras culturas diferentes y la ceguera de no ver más allá de nuestra nariz, llevan a un pensamiento cerrado. Estamos ante las teorías que dieron vuelo al posterior nazismo y su consecuencia. El problema de estas masacres es el documento real y verídico, nada de ficción por desgracia.
"Testament" de Denys Arcand ( director y guionista) cuenta el corto recorrido que le queda a un personaje que se define en sus interioridades como alguien que ha vivido sin pena ni gloria: sin familia ni hijos con algún polvo que otro en la juventud y que se está más cerca, mientras pasea por un cementerio de ellos, los muertos, que de los vivos. El pobre Jean-Michel, interpretado por Remy Gurard, ya está al final de sus días y se enfrenta con resignación, pero temeroso.
Tiene aversión a todo, desde el momento en que sale del asilo donde reside por mucho que le insistan para que realice gimnasia o cambie de vida, pero él se agarra a sus dos días de trabajo en una biblioteca para pasar el rato y poco más que le dejen con su copita de vino mientras come y sus paseos en tranquilidad. Ahora, en un cine, está dispuesto a recoger un título por su vida de escritor, olvidado, por cierto y antes pasarán por la tribuna nuevas generaciones de escritores reivindicadores de no se sabe qué movimientos. Nadie se percata de él como si fuera ya un mueble viejo que se debe quemar. Allí se encuentra el ministro de cultura con una cara de capullo total que se la hará reverencias. La ironía corrosiva resalta en sus monólogos internos y en las situaciones que se dan en el transcurso de su caminar, por ejemplo, en las personas con comentarios y convicciones deferentes a él que presumían de dar consejos benignos y frente a la muerte, por mucho que se cuiden, nada pueden hacer. Por tanto, lo más patético del humano se muestra frente al anciano que intenta llevar como puede sus últimos días de vida sin dar por saco a nadie y viviéndolos como puede.
Mantiene una amistad cordial con la directora de la residencia, interpretada por Sophie Lorain, que creía que él se entendía con una joven que la visitaba en su habitación cada semana. Sin embargo, es una forma de confesión de unas sensaciones del tiempo que se acaba. Quiere confesar a alguien su existencialismo y por ello la recompensa. A esa edad, nada de pensamientos obscenos. En fin, se busca la ironía y el sarcasmo de una sociedad patética donde la farándula y la exaltación premia a los vulgares que quieren destacar sobre la excelencia del personaje discreto.
"Puan" de María Alché y Benjamín Naishtat recrea de manera irónica y sarcástica las disputas entre dos profesores de universidad que quieren acceder a una cátedra. Todo se inicia en el momento en que el catedrático en funciones, mientras realiza deporte por un parque, le da un patatús y la palma. Se hace el homenaje donde acuden los amigos o conocidos del profesor para rendir homenaje y contar las peculiaridades de cada uno que tuvo en vida con el difunto. En ese lugar se encuentran los dos personajes en disputa que llevan las riendas de la comedia.
El primero, Marcelo, interpretado Marcelo Subiotto, da clases en la misma universidad del fallecido, anclado en las teorías del filósofo Jean Jaques Rousseau ( " el hombre es bueno por naturaleza"; "nace libre pero en todos lados está encadenado", unas de sus frases destacadas) y claro perdedor en todas las batallas dialécticas frente al segundo, Rafael, interpretado por
Leonardo Sbaraglia ( siempre recuerdo su actuación en aquel corto de Damian Szifrón "Relatos salvajes", con una actuación portentosa) que dice ser discípulo del difunto y le dio clases aparece con un pinta de snob, realizando un discurso en alemán y dándoselas de avanzado en muchos temas. Sus teorías filosóficas se basan en Baruch Spinoza, judío holandés del siglo XVII que fue considerado el padre del pensamiento moderno y de la Ilustración y en él se apoya su discurso. Hay situaciones irrisorias, de cachondeo y, por momentos, parecía ver "El guateque" de Blake Edwards con Peter Sellers en sus apuros desternillantes en aquella fiesta famosa.
En definitiva, se producen dos frentes de trincheras diferentes; el profesor anquilosado en teorías caducas que no muestra ningún interés por cambiar, por modernizarse, sino que vive igual que hace veinte años, pero, al mismo tiempo, tierno, familiar y bonachón; frente al recién llegado que triunfa en sus charlas, es famoso y además tiene una vida social de la hostia.
"Los tres mosqueteros: D'Artagnan" de Martin Bourboulon revive de nuevo el manoseado formato de Alejandro Dumas ( por muy visto que resulte, siempre puede ser gratificante meterse de lleno en esas disputas por el trono del siglo XVII) que resulta ser un tanto tostón. Esperaba aventuras del estilo de "Alatriste" de Agustín Díaz Yanes en ese siglo de luchas constantes por alcanzar el poder, tanto de países como territorial. La ambientación, vestuario y las rencillas políticas del momento ( Luis XIII enfrentado a su madre y su hermano con la omnipresencia del cardenal Richelieu para poner las cosas discordantes en su sitio) se ajustan a esa época. Alrededor de esa corte en disputa se crea un ejército muy preparado, los mosqueteros, que se encargarán de guardar los designios del rey.
En ese contexto aparece un gascón joven, DÀrtagnan, con una carta de recomendación en sus manos para entregar a un capitán que le proporcione entrar en la guardia de palacio, pero no le hace ni puñetero caso y lo manda a entrenarse con los nuevos porque antes deberá demostrar su valía. En ese camino atropellado, tropieza por casualidad y con muy mala suerte con Athos, Portos y Aramis que se retarán a un duelo a muerte con los tres a la vez por una afrenta estúpida. Estos enemigos. de inicio, luego serán sus compañeros inseparables de batallas posteriores. Pronto tendrán la oportunidad de gritar la famosa frase contra soldados que los acechan: "todos para uno y uno para todos". En fin, disputas que van en consonancia con la época y poco más. Lo dicho, para ser una película de acción ha sido un puro suplicio acabar de verla.
Título original Les Trois Mousquetaires: D'Artagnan