jueves, 4 de noviembre de 2021

Akelarre


Título original Akelarre

Año                2020

Duración        90 minutos

Guión             Pablo Agüero y Katell Guillou

Música           Maite Arrotajauregi

Fotografía      Javier Aguirre Erauso

Reparto         Amaia Aberaturi, Alex Brendemühl,

                     Daniel Fanego, Jone Laspiur,

                    Daniel Chamorro, Elena Uriz,

                    Iñigo de la Iglesia, Lorea Ibarra,

                   Yune Nogueiras, Garazi Urkola.


El recuerdo me gasta una mala pasada y me lleva a "Las brujas de Zugarramurdi" de Álex de la Iglesia. Sin embargo, desde el primer momento ya sé que me encuentro en el lado opuesto: nada de coña ni de cachondea.Muestra detalladamente el sistema abusivo de la Santa inquisición en el siglo XVI sobre un grupo de chicas adolescentes en el país Vasco que solo tienen la intención de divertirse sonreír, danzar a la luz de la luna en las montañas cerca del mar y cantar canciones en euskera.  "Akelarre" de Pablo Agüero se detiene en esos hechos de torturas realizadas por la Inquisición.


Ellas, encerradas en una especie de mazmorra y maltratadas por no hacer nada, pretenden defenderse de unas acusaciones falsas y embusteras que el comendador,Àlex Brendemühl, las lleva hacia la hoguera con un interrogatorio perverso y malvado. Se les prohibe hablar en su propia lengua: "son lenguas para hablar con las bestias", argumenta un torturador.



La inocencia de unas niñas que pretenden jugar y divertirse en un mundo de persecución.Esas mujeres que ríen y disfrutan de sus vidas se verán privadas de su libertad y condenadas a la más cruel tortura. Allí aparece la mano negra de la Iglesia. No se pueden consentir las libertades de la mujer malvada que es vista por esos ojos inquisidores y represivos. Un juicio perverso y rancio cae sobre ellas. Cualquier gesto, posición de las piernas quedará anotada en la confesión.La provocación en el interrogatorio es abusiva y cacique.La decisión ya está tomada antes de la confesión: ellas son brujas que se van al monte para invocar al diablo. En cambio, no pueden defenderse, por más que lo intenten ya están condenadas. Son carne de fuego, carne quemada como el pollo que se están comiendo los miembros de la Santa Inquisición en la mesa del mesón. No irán a la hoguera limpias, sin cicatrices, sino que las palizas serán constantes para que se acostumbren al dolor final. Las torturas producen el mecanismo fácil de confesión: dicen ser brujas para que paren de machacarlas a golpes.En definitiva, es una película necesaria para conocer los métodos de tortura del sistema de esa época, pero por momentos se hace demasiado repetitiva. 

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