lunes, 28 de diciembre de 2015

Dios Blanco


Título original                     Feher Istem ( White God)

Año                                    2014

País                                     Hungría

Director                               Kornei Mundruczó

Guión                                  Kornél Mundruczó, Viktória Petránnyi

Música                                 Asher   Goldschmidt

Fotografía                            Marcell Rév

Reparto                                Zsófia Psotta, Sándor Zsótér, Lili Horváth,

                                            Szabolcs Thuróczy, Lili Monori, Gergely Bánki

                                            Tamás Polgár, Károly Ascher, Erika Bodnár, Bence Csepeli

                                            János Derzsi.



Los matrimonios modernos ya nada tienen que ver con los de antes a la hora de separarse de sus bienes más preciados como es el caso de un hijo. Así, tienen la independencia necesaria como para prescindir de lo que más quieren en cuanto les molesta porque quieren rehacer sus nuevas vidas. El fraccionamiento de la familia es de lo más corriente, ya no supone una separación traumática, sino que es normal en nuestros días. En medio queda una vida que se ha reproducido entre dos y ahora parece que moleste y no es lo suficientemente adulta como para valerse por sí misma. Los hijos siempre quedan en medio de la tierra de nadie, pero a veces la maleta que ellos arrastran es imprevisible. Puede, como ocurre en la película, que lo que lleven encima o al lado no sea muy del gusto del actual progenitor que se ha de hacer responsable en estos momentos.







El hijo viene acompañado con una mascota, en este caso es un perro enorme. El cónjugue no tiene por qué estar de acuerdo con ello, pero no se puede desprender de él, porque va con el lote de su hija. La niña y el perro han de convivir con el padre que frontalmente rechaza a los animales. No está acostumbrado a vivir con ellos y no tiene la necesidad de compartir su piso con un animal. En cambio, la hija, le da un cobijo como si se tratara de un miembro más de la familia. Esta situación crea tensión nada más empezar la película porque los dos chocan en la manera en que deben cuidar a la bestia en la casa. Ese hilo de la discordia sigue durante toda la película porque la niña quiere llevarse al perro allá donde va ella y si no le dejan entrar, por ejemplo, en un ensayo musical, pues ella será la primera que marcharse. Las situaciones entre padre e hija se se hacen tensas. Son los puntos de vista tan diferenciados como lo pueden tener las personas que disponen de un animal de compañía y lo cuidan como un ser humano, en cambio, hay otras que los ven como animales que incordian con sus cagadas callejeras. Los primeros sienten a su mascota como un ser más de la familia y los segundos odian  su presencia porque consideran que deberían estar en un medio más normal para ellos una casa de campo con más libertad para correr,pero nunca en un piso de una gran ciudad. La crispación y el mal rollo se ve en la cinta a medida que avanza.  Los variados micro-temas se suceden con el hilo conductor del perro sin llegar a profundizar en ellos. Mundruczó muestra situaciones dramáticas para el animal que se las tiene que ver en situaciones de violencia. Es decir, el director coloca al animal como la víctima del hombre que lo incita constantemente a la violencia. Así, enseña la capacidad del hombre en adiestrar a un animal hacia la violencia, como, progresivamente, el perro se va volviendo cada vez de una conducta más fiera. La película se sigue con atención y seguro que a los fans de los perros la disfrutarán con satisfacción, porque se sentirán identificados ante tanto acoso de aquellos que odian y maltratan a los canes. Además, se alegrarán de ver como la jauría se revela contra los humanos. Asistimos, así pues,  a una muestra de situaciones conflictivas donde la culpabilidad de los actos recaen sobre las personas, las cuales provocan los sucesos de la trama. Se podría pensar que como venganza a esas injusticias hacia los perros por una vez se han sublevado. Nos recuerda, en cierta manera, mientras vemos las calles de la ciudad vacías de personas y llenas de perros corriendo por medio de la calzada, dueños de un espacio que siempre ha sido hostil para ellos, a "Los pájaros" de Hitchcock, pero en lugar de aves colgados de las ramas y esperando a un ataque masivo, vemos las patas de los perros galopando en el asfalto en busca de una presa para clavar su afilado colmillo. La ciudad se abre a sus pies. Finalmente, el director quiere mostrar las conductas agresiva e intolerantes del hombre en varias circunstancias que afectan directamente sobre unos actores secundarios para provocar la maldad y el mal rollo.


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