Título original Los miércoles no existen
Año 2015
Duración 125 minutos
País España
Director Peris Romano
Guión Peris Romano
Música Ester Rodríguez y Alberto Matesanz
Fotografía Jon D. Domínguez
Reparto Eduardo Noriega, Inma Cuesta, Alexandra Jiménez,
Gorka Otxoa, William Miller, Andrea Duro,
María León.
"Los miércoles no existen" del director Peris Romano ( es un especialista en películas de diálogos frescos y ágiles, ya lo vimos en su anterior cinta "8 citas" ) se
estructura en forma de actos como si nos encontráramos en el teatro. Los
diferentes apartados se diferencian por medio de un cartel que indica el
miércoles y el año en que nos encontramos. Si lo que pretende el director es
hacer de guía, a fe de que no lo consigue porque el espectador está adelante y atrás hasta perderse. El
refrito de fechas arriba y abajo en el tiempo es considerable, tanto como las diferentes situaciones que se dan entre las parejas. A todo esto si
le añades que las primeras secuencias de María León no está muy agraciada cantando pues
le saltan unos cuantos rugidos mientras canta. No es una profesional, qué le vamos a hacer. Igual se busca la espontaneidad y la no profesionalidad
en las actuaciones de los actores. Por lo tanto, las entradas de los actos
están amenizados con canciones del mismo palo que lo hacían en la película” Al otro
lado de la cama”. Tanto León como Gorka no están muy acertados en esa escena que abre la película: ella loa manda a paseo y él suplica que lo acepte de nuevo. Excepto la entrada que resulta poco creíble, el resto entre las diferentes parejas sigue una dinámica
bastante entretenida, porque los actores están a una gran altura de
interpretación. Quizá recortadas unas cuantas ramas del árbol fílmico y con una
hora y media a lo mejor hubiera quedado más acertada. De todos modos se aguanta
con cierta atención.
Las situaciones comprometidos entre las parejas que se intercambian entre sí, se suceden sin cesar: el tío que ha pasado una noche loca de borrachera
y se despierta con una pava en la cama que ni conoce ni sabe si ha tenido sexo
con ella, pero ahora recién despertado, tiene ganas de saber si estuvo a la altura. Se lo puede decir directamente y en el caso de insatisfacción se puede intentar ahora en un estado de fuerzas a tope. Pero ella: quita de ahí y
déjame en paz que solo pretende
recoger las prendas esparcidas por el suelo, techo y todo el estudio. Y sobre todo su
diadema: dónde está que con estos pelos no puedo salir a la calle. Se siente
horrorosa mientras el tío se revuelca en la cama con la intención de echar un
polvo, sigue con sus trece que si te ha gustado, que si te la he metido, y ella
que te vayas a paseo, que de eso nada, pero si estábamos como una cuba de borrachos.
Ella atacada de los nervios: que me dejes en paz cabronazo, que lo único que
deseo es salir corriendo. El tío medio en bolas que quiere ejecutar lo que no
pudo ser con la turca que llevaba la noche anterior. Que me dejes cabrón, sigue
ella. El tío que quiere clavar la bandera en la cima y sacar un polvo
exuberante para resarcirse de la noche tonta. Pasada la trompa aquí me tienes o
acaso no te gusto cabrona de mierda. Así se desarrollan las escenas picantes y siempre con el cuchillo entre los dientes. Es evidente que en las relaciones
posteriores, los tíos siempre andan a la caza de la tía, pero ellas están
inseguras no lo tienen nada claro, ni quieren ser un mero objeto, sin embrago ellos insisten en su obsesión animal: solo pretenden meterla entre
las piernas. En una secuencia de éstas aparece Noriega con el porte de ligón siempre a ver que se
echa al cuerpo. Parece salido de la película de Cesc Gay “ Una pistola en cada
mano” Es una continuación del personaje. Intenta follarse a todo lo que se
menea. Con su pose de guaperas que no hay mujer que se le resista. Ahí
está la escena con Inma Cuesta, en la que se tiran pullas uno al otro para ver
quien de los dos gana la batalla dialéctica. Las escenas van acompañadas del
dúo de cantantes con guitarra y de escenografía muy cuidada. Reseñar la gran actuación de
William Muller un actor que en
ciertos momentos me recordaba a Kevin Kline en “ Un pez llamado Wanda”. Su actuación es portentosa. Viene a
ser un artista un tanto macarra y buscavidas siempre con ganas de meterla en caliente
cueste lo que cueste, muy del estilo de Banderas en "Two Much" de Fernando Trueba. Compone el papel de muy macho de un salido integral. Un capullo que
solo piensa en follar que parece que sea lo único que le ronde por el cerebro. En definitiva, la
comedia de enredo gira en torno a los emparejamientos de los personajes entre
sí: ahora dejo uno y pillo a otro y así sucesivamente. Rueda sin cesar como un
carrusel o un tíovivo que suben y bajan los personajes cogidos de la mano ahora
de unos y luego de otros. Mientras se suceden los enredos, la comedia mantiene el tono amable
hasta el final con unos diálogos interesantes. Se ve con cierto encanto, aunque
al final no deje mucho poso, pero las historias entre parejas donde los tíos
buscan echar un polvo a toda costa y las tías retenerlos con fines más
productivos y de formar una familia estable y con críos, eso sí.
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