martes, 8 de marzo de 2016

La pianista






Título original La pianiste

Año                  2001

Duración         130 minutos

País                 Francia

Director           Michael Haneke

Guión              Michael Haneke ( novela: Elfriede Jelinek)

Música            Martín Achenbach

Fotografía       Chistian Berger

Reparto          Isabelle Huppert, Benoit Magimel, Annie Girardot,

                        Anna Sigalevitch, Susanne Lothar, Udo Samel.


"La pianista" de Michael Haneke es una vuelta de tuerca a las relaciones sentimentales frustradas. La profesora de piano, Isabelle Huppert, siente en sus carnes la asfixiante vida que lleva entre las dos paredes de su casa con una madre que controla cada uno de los pasos que da su hija. Ésta se entrega en cuerpo y alma a su profesión de profesora de piano. Las carencias de su soledad al margen del piano las compensa con su forma de actuar altanera y  dictadora cuando trata a sus alumnos. Ella es perfeccionista hasta el máximo con éstos, pero lo que más prima en sus clases es que ellos fracasen porque su fracaso es un triunfo para ella, ya que no son capaces de llegar a su nivel, ni siquiera que lo intenten.







Las relaciones amorosas son sentimientos animales que no se pueden comparar con la inteligencia. En caso de practicarlos será a escondidas sin que nadie la vea.  Por eso, a cada momento que siente deseos carnales es capaz de herirse a sí misma. Las sensaciones guarras de la carne no se pueden comparar con la inteligencia musical. Así pues, el placer de la música es incomparable con el sexo, no tiene nada que ver: la música causa felicidad y la lujuria de la carne y el sexo viene a ser como una guarrada propia de los animales que nunca podrá sobrepasar la sensibilidad de los compases. En el momento en que se cruza con un hombre en su camino quiere que siga un manual de dolor para que la pegue de una manera masoca para sentir dolor y no placer con el sexo. La profesora siente el sexo como sucio, pecaminoso  y como tal hay que castigarlo. El tío que se enamora de su profesora cuando se da cuenta de lo tarada que está no puede hacer otra cosa que odiarla y darle asco. Ella, no parará de arrastrarse para pedir perdón y su único refugio son las clases de música y allí se dedicará a soltar su ansiedad, su penosa vida de resignación, de infelicidad de mierda en una palabra. Su crueldad la descarga sobre los pobres alumnos, que los envilece constantemente. Detrás de una persona brillante puede haber una tarada marginal de la vida. Las obsesiones por el perfeccionismo profesional le trastornan el cerebro de tal manera que no puede vivir sin castigarse ella misma. Su obsesión pasa por destacar sobre el resto de personas, la cual cosa la consiguen a medias ,pues siempre ponen trabas a todo el que está a su lado, para que no le superen, aunque para ello haya que jugar sucio con tal de ser la mejor. Mientras tanto, la profesora descuida otra faceta de la vida que sería  al margen de lo profesional y dedicada a complacer los deseos de la carne.  Entre lo que le pide la carne, un desenfreno y lujuria y las sensaciones del piano hay un abismo. El director enfoca las teclas del piano y unos dedos que van a un compás musical placentero, la metáfora a la inversa están sus dientes comiendo la polla de su nuevo ligue donde no se aprecia ni un atisbo de delicadeza, donde contrastan las dos escenas: una sensual por medio de la música, la otra animal sin una pizca de delicadeza con dolor extremo. Por eso, los dientes del piano son sensibles y sonarán perfectos y los dientes de la boca muerden el sexo y no están tan afinados. Eso es lo que le manda el cuerpo a la profesora: que todo lo que sea imperfecto se realice con dolor, por eso pide que la hostien sin parar y la aten mientras realiza el acto sexual. La dicotomía entre sensaciones animales frente a las sensaciones sensibles e inteligentes de la música están siempre presentes. La profesora siente la necesidad de controlar su mundo hasta en el campo que es una auténtica desconocida, no puede hacer otra cosa que fracasar. Ella se siente sucia con el sexo y por eso se realiza cortes o se apuñala en sus propias carnes. Querer imponer su ritmo con la polla en la boca como si estuviera tocando las teclas del piano no es buena idea. Muestra una sensibilidad especial por la música, pero siempre que ella sea la que destaque y que los demás sean unos negados en la materia. Las situaciones  de sexo son de lo más complejas, imposible de realizar hasta que el tío se cansa y le da con su propia receta. No quieres hostias pues tómalas a punta de pala. En definitiva, la cinta está repleta de violencia humana: física, psíquica, dialectal. La profesora está condenados a esta violencia y a no entenderse en una relación imposible por la obsesión de destacar en todos las aspectos de la vida al precio que sea necesario. 

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