lunes, 7 de marzo de 2016

Un talento increíble





Título original One Chance

Año                 2013

Duración        103 minutos

Director           David Frankel

Guión              Justin Zackham

Música            Theodore Ballhaus

Reparto           James Corden, Julie Walters, Colm Meaney,

                         Mackenzie Crook, Jemima Rooper, Alexandra

                         Roach, Simon Cowell, Kathryn Drysdale,

                         Dilyana Bouklieva, Valeria Biello, Trystán

                         Gravelle, Sion Tudor Owen, Alex Macqueen,

                         Miriam Lucía, Stanley Townsend.

Las películas que se mueven en el fango de las biografías cuentan con una trama ya estudiada con detalle y como no podía ser de otra manera se busca siempre un caso atractivo para el espectador que dé de sí juego suficiente para que tenga un buen reclamo. "Un talento increíble” indaga sobre la vida del tenor Paul Potts, cantante inglés que se hizo popular por uno de esos concursos musicales cazatalentos. La cinta se mueve en una vida de zancadillas por su condición de gordito amable y la tirria que le tienen sus compañeros de colegio: es el centro de las hostias. Su padre tampoco ayuda mucho porque considera de hombres ir a la fabrica y no estar dándole vueltas a lo de la música que es una inutilidad. La película del neoyorquino David Frankel sigue las pautas al más puro estilo de  Hollywood: personaje pobre y desastroso que persigue un fin, pero su progresión va de mal en peor hasta que al final tiene una recompensa. Es cierto que con estas premisas a secas la película se derrumbaría, pero encontramos en medio unas chispas de humor inglés que complementan  la comedia a las mil maravillas. Ahí está el actor irlandés Colm Meaney con un papel de padre cutre, el cual imita en cierta manera el personaje que realizó en “Café Irlandés” de Stephen Frears. Con estos ingredientes, la película rueda a una velocidad de distracción muy aceptable.








El triunfo en una familia de curritos no es fácil. Ésta, sobre todo el padre, le ve como un fracasado de la vida, incapaz de llegarle a él a la suela de los zapatos. La trama, pese a ser diferente el motivo, viene a ser como el personaje de “Billy Elliot” de Stephan Daldry, el cual siente rechazo por todos lados por tener una obsesión de ser bailarín. Pese a todos los factores en contra, el personaje, interpretado por James Corden, no desistirá de su intención y aunque su padre lo tache de poco hombre por tener como pasión algo tan deleznable como la opera porque lo de ser hombre es ir a la fábrica allí si que te curtes. La cinta avanza en busca de la complicidad de los espectadores que seguro se sentirán atraídos por esa persona comprensiva de la vida y tenaz en sus decisiones. Más si cabe, los amantes a la música de ópera, sin embargo tampoco es cansina para el resto de espectadores. Así las cosas, se ha de decir que  cuando desaparece el humor genuino inglés cae en el empalagamiento de escenas que aburren. Por tanto, la acción tienen picos leves de soñolencia, pero que al final consigue remontar del barranco del aburrimiento. El personaje pasa por las mil y una putadas antes de llegar al concurso que le llevará a la fama. Ese escenario donde se busca ridiculizar al artista callejero como si fuera un muerto de hambre que quiere disponer de su minuto de gloria. Aguantar las putadas que le caen de punta de todos los lados no es un estado fácil de digerir. Finalmente, llegamos a la conclusión que se puede realizar aquello que uno desea siempre y cuando la persona se esfuerce al máximo por conseguirlo. Por otra parte, los padres deben aprender la lección de que los hijos son una rama independiente de éstos y tanto la profesión como la vida son apartados de decisión única y exclusivamente del hijo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por participar en esta página