Año 2015
Duración 108 minutos
País Estados Unidos
Director Joel Edgerton
Guión Joel Edgerton
Música Danny Bensi, Saunder Jurriaans
Fotografía Eduard Grau
Reparto Jason Bateman, Rebecca Hall, Joel Edgerton,
Beau Knapp, Allison Tolman, David Denman,
P.J. Byrne, Tim Griffin, Beth Crudele.
"El regalo" de Joel Edgerton (
director y mejor actor en el festival de Sitges 2015 )
imprime tensión en el espectador de más de cien minutos que es lo que dura
la proyección. Esto lo consigue mediante su presencia instigadora y perturbadora tanto frente a la cámara como detrás de ella para conseguir que un matrimonio, sin conocimiento alguno de su presencia, irrumpe en sus vidas para crear el pánico con su presencia, no solo por su actitud un tanto enigmático, sino que contagia detrás de la cámara un clima de pánico, como si su misma respiración
mantuviera la presencia del personaje e infundiera el mal rollo en el resto de personajes y con ello crear tensión a cada escena que rueda. La cámara que maneja lentamente
actúa de cómplice y se mantiene presente en cada toma para generar el suspense
en los espectadores. Por momentos nos parece que la mala baba del chiflado nos
recuerda la cinta "De repente un extraño" donde el vecino maligno solo busca dar por saco al matrimonio joven con tal de hundirlos en la miseria; el maligno Tosar en "Mientras duermes" de Balagueró o el colgado del avión en "Relatos salvajes" de Damián Szifrón que después de una vida de frustración reúne a toda la tropa que lo ha marginado para darles un vuelo especial ( allí vemos al "bombita" un Darín siempre excelente) . La película habla de heridas del pasado que nunca llegaron a
cicatrizase y nunca es tarde para sacar cuentas de ellas. Eso sí, con la
intención de colocar las cosas en su sitio. La venganza está servida.
La trama sigue el hilo de un ajuste de
cuentas de la infancia. Estos nunca están cerrados y se pueden pagar pasados los años, puesto que hasta que
no se palme hay tiempo para ello. Los sucesos de la infancia pueden quedar
abiertos toda una vida si no se cerraron en su debido tiempo. Por eso, esa herida, en
cualquier momento puede volver a manar sangre de recuerdos. El sospechoso, pirado de la infancia, muestra su predisposición y acercamiento a la pareja
recién llegada a la ciudad. Ésta se las promete muy felices con la intención de borrar unos momentos duros y empezar de nuevo con el fin de formar una familia
con churumbeles. El tipo de marras siente la necesidad de caer bien a la pareja, pero el espectador presiente que el pirado de turno lleva la intención de cargarse las de la pareja. Éste
envía regalos con el propósito de acercarse a la pareja y entablar amistad. El
suspense aumenta en el momento en que la frustración entre el matrimonio se
hace cada vez más palpable y sus posturas se van alejando a raíz de los sucesos oscuros que acontecieron en la
infancia. El contraste entre los dos personajes ( uno ha triunfado y el otro es un fracasado) quedó marcado por los sucesos ocurridos en el pasado. Sin embargo, esa marca de la infancia debe ser vengada de una u otra manera. Ahora, sus vidas se han encontrado para verse las caras. El triunfo de uno y las miserias del otro giran en torno a lo que sucedió en el pasado. El perdedor lleva el estigma desde su infancia y no ha podido sacárselo de encima. Por eso la venganza está al caer y con
ella echará por los suelos la vida de su rival para siempre: esa vida de mentira y de falsedad.
La cinta avanza con el silencio del marido. Él quiere quitarle hierro a la situación, enterrar para siempre un muerto de historia del pasado, pero la mujer quiere saber lo que pasó y por qué el tipo ese les echa el aliento encima. A medida
que se descubren los hechos del pasado, los ojos de la mujer cambian la perspectiva del malo y del bueno de la peli. Las imágenes son las que
se hacen eco de esas circunstancias, porque el pirado aparece como un amable
personaje ( en el fondo un vengativo amable que quiere putear tanto como
le hicieron sufrir a él), en cambio, el marido, lo muestra como un mentiroso
compulsivo que utiliza todas las artimañas a su alcance para trepar
profesionalmente siempre con mentiras y embustes. En definitiva, la cicatriz se
ha cerrado con los años y ya se puede quedar tranquilo y con la lección dada a
ese cabronazo que le hacía acosos escolar en la infancia.
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