martes, 5 de abril de 2016

Una segunda madre




Título original Que Horas Ela Volta?

Año                  2015

Duración         108 minutos

País                 Brasil

Director           Anna Muylaert

Guión              Anna Muylaert

Música            Fabio Trummer, Vitor Araújo

Fotografía       Bárbara Álvarez

Reparto           Regina Casé, Camila Márdila, Karina Teles,

                          Lourenço, Mutarelli, Michael Joelsas,

                          Helena Albergaria. 


"Una segunda madre" de Anna Muylaert despliega una buena mirada en torno a las clase sociales, sus fronteras y sus limitaciones. El cine social siempre echa un ojo a las clases oprimidas( y se decanta hacia ellas) mientras que el otro registra el discurrir de sus oponentes burgueses. Recuerda, excepto  las diferencias de la época, la película "Criadas y señoras" de Tate Taylor donde el servilismo de las criadas a esa clase acomodada se ve con más crueldad si cabe. La película que nos ocupa no  se aprecia una discriminación desproporcionada entre las clases, porque las relaciones se respetan y aceptan el estatus social establecido en cada uno de los planos, siempre, eso sí, cada uno ha de estar en su zona y de ahí no puede pasar. Las fronteras están bien delimitadas: la cocina es el lugar donde debe estar la criada y no puede invadir las zonas nobles a no ser que lo requiera el momento: para servir o recoger las vituallas de la comida. Por lo tanto, las dos partes están bien delimitadas, pero la acción siempre se ve desde el punto de vista de Val, la criada. Ella es el sustento económico de su hija ( que se encuentra lejos y no ve en años), la cual envía remesas para que se forme y eduque adecuadamente ( como sucede actualmente en muchos países donde se traslada cantidad de personas con necesidades básicas, las cuales abandonan a sus hijos con tal de obtener un sueldo digno para enviarlo luego, casi integro, hacia su tierra de origen). Este eslabón perdido, la hija de la criada, aparece por la casa con la intención de remover las estructuras entre siervos y señoras.






Val siente que su vida entregada a la causa de criada con unos conceptos básicos de entrega y servilismo ( el personaje está interpretado de forma maravillosa: parece una auténtica criada con la obediencia sumisa siempre dispuesta y atenta a las necesidades de la casa, con la oreja detrás de la puerta para oír la chafardería de los señores que por otra parte lo más probable es que estén todos con el móvil en la mesa y no se cuente nada interesante) hacia los amos. Éstos se derrumban por culpa de la aparición de la  hija de la sirvienta que no se encuentra en la misma onda del servilismo como profesión y pretende colocarse a la misma altura social de los amos. Sin embargo, la lucha está de parte de su madre, toda una vida sumisa, pues se ve incapacitada para hacerle ver que ellos son los siervos y ,por lo tanto, no pueden estar en la casa como si fuera suya y comportándose de esa manera de igual a igual. Ellas dos deben  dormir en una habitación hacinadas en un rincón. Jessica, la hija, no entiende de diferencias sociales y sigue en sus trece: todo lo que hay en la casa lo considera suyo, pues si se lo ofrecen no tiene por qué rechazarlo, en contra de su madre que dice que ellos solo lo hacen por guardar una educación. La disputa sigue, pero la joven consigue sus propósitos, pues con el empuje que lleva no va a dejar que se quede la habitación de los invitados vacía con suite incorporada y ella apretada con su madre, de eso nada.  La casa no es suya, pero su juventud no entiende de esas diferencias y si le ofrecen, ella no lo rechazará.
Por otro lado, la burguesía se comporta con sumo desprecio y de una forma hipócrita, por ejemplo, la criada regala un juego de café a la dueña por su cumpleaños, la cual le dice que lo estrene para las grandes ocasiones y esa misma noche lo utiliza para celebrar su fiesta de cumpleaños. Recibe a cambio, con la ilusión que tenía por mostrarlo, de la dueña una gran bronca porque como se le ocurre servir con esa chatarra de vajilla cuando tiene aquellas extranjeras que son tan valiosas. En otras ocasiones dudan de la valía de la chica y que sea capaz de aprobar la plaza de acceso a la universidad porque consideran que su preparación será deficiente. La recién llegado no quiere saber nada de escalas sociales y manda al carajo si hace falta a su madre y a sus dueños, con tal de defender sus principios de libertad. Finalmente, parece que la visión de la joven influye en el comportamiento esclavizado de la criada y reacciona a tiempo para dedicarse de lleno el tiempo que le queda a su familia ( sirve el café en taza negra y plato blanco o a la inversa). 

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