miércoles, 24 de agosto de 2016

El apóstata






Título original El apóstata

Año                 2015

Duración       80 minutos

País               España

Director         Federico Veiroj

Guión           Federico Veiroj, Álvaro Ogalla, Nicolás Saad

                     Gonzalo Delgado

Música        Álvaro Ogalla

Fotografía   Arauco Hernández

Reparto       Álvaro Ogalla, Marta Larralde, Bárbara Lennie,

                     Vicky Peña, Kaiet Rodríguez, Juan Calot,

                     Andrés Gertrudix, Joaquin Climent, Jaime

                    Chávarri, Mercedes Hoyos, Álvaro Roig.
                    


El hilo argumental de "El apóstata" del director uruguayo Federico Veiroj se centra  en la persistencia de Gonzalo Tamayo, protagonizado por Álvaro Ogalla, por salirse definitivamente de los registros eclesiásticos, ya que su inscripción  se ha realizado sin conocimiento propio y por tanto no quiere pertenecer a esta organización, pues no tiene nada en común y desea desaparecer de sus listas. Se niega a pertenecer a una organización que miente constantemente en sus declaraciones, pues proclama a los cuatro vientos en la caridad y el bien  del prójimo, en cambio ellos viven  rodeados de riqueza y de embustes constantes. La carátula de la cinta muestra un niño vestido con un traje en el momento de hacer la primera comunión, cuan distante de los marineritos de los años setenta del siglo pasado. En cualquier caso, no deja de ser un momento de  decisiones ( comuniones y otros eventos eclesiásticos) tomadas quizá a la ligera porque como todo quisque lo hacía por qué no pasar por el tubo, si lo que interesaba era la fiesta y la farándula posterior. Sin embargo, parece ser que el protagonista, pasado el tiempo, no se ha quedado muy conforme con un registro que no comparte ni siquiera ve con buenos ojos. Esto es lo que más claro tiene en su vida, porque el resto, sin rumbo, ya llegará por su propio pie.







El protagonista rechaza esa frase típica de dejad que los niños se acerquen a mí y que los padres mantengan la potestad de incluirlos en una organización de lucro que él posteriormente no quiere pertenecer. Por eso, se ve obligado a que lo restituyan de sus listas ya que no quiere pertenecer a esa mafia que no actúa de acuerdo a sus sermones. El hombre se niega en redondo a constar en esa congregación que no aplica su discurso dentro de su propia casa. En ese espacio atemporal, donde los móviles todavía no han hecho su aparición ni la tecnología( ahí se regala un diccionario, hoy en día considerados poco menos que piezas de museo ) ,es decir, se busca unas situaciones y unos espacios que se podrían dar en cualquier lugar del mundo. El personaje y su forma de vida está marcada por una inestabilidad o una forma de no tener el sitio encontrado en el universo donde vive, pero esto no le impide que el tema religioso lo tenga decidido y quiera subsanar ese error en su vida cuanto antes, pues se siente engañado de formar parte de una organización que miente y quiere salir de ella cuanto antes. Se siente prisionero de ésta sin encontrar a cambio ningún tipo de conexión. Todavía más, su forma de vida es contraria totalmente a las formas religiosas. Y se siente más satisfecho desde otra posición contraria: bohemia, abandono, tirarse a una prima, o a una pasajera mientras relata sus posiciones respecto a la Iglesia y mantener un presente de pasotismo total. Sin embargo, los estamentos religiosos le niegan esa petición o al menos le dan largas. él se siente con el deber de desaparecer de unas listas que no guarda la menor simpatía y en cierta manera lo da a entender cuando entra en una habitación de nudistas como una metáfora al quedarse despojado de todo material de ropa como una forma de desprenderse de lo material de ir a favor del cuerpo en un sentido más espiritual. Ahí si que hay un ritual de naturalidad de desnudarse de las vestiduras para mostrarse tal y como uno es sin misterios ni prendas en este caso. Mientras, su vida pasa con normalidad: una madre que pincha con la carrera universitaria que nunca llega a su fin y al mismo tiempo se ofende porque se va a borrar de las listas del catolicismo, un niño vecino que da clases y una prima que le gusta y quiere que viva con él. En fin, un personaje en desorden constante, pero aquello que tiene claro no se lo dejan ejecutar. Sin embargo, no cesará en su empeño por ocupar un espacio propicio a su medida, aunque para ello deba pelearse con todos y si fuera necesario atacar la institución para rescatar ese registro que le trae loco desde el principio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por participar en esta página