jueves, 11 de agosto de 2016

Tenemos que hablar




Título original Tenemos que hablar

Año                  2016

País                 España

Director           David Serrano

Guión              David Serrrano, Diego San José

Fotografía      Juan Carlos Gómez

Reparto          Michelle Jenner, Hugo Silva, Verónica Forqué, 

                       Belén Cuesta, Óscar Ladoire, Ernesto Sevilla,

                       Llay Kurelocic, Roberto Álamo.


"Tenemos que hablar" de David Serrano ( especialista en películas de enredos de parejas, ahí está su (1) "Días de fútbol"  donde un grupo de amigos, para salir de la monotonía diaria, emprenden la idea de formar un equipo de fútbol, allí, en las reuniones posteriores a los partidos,con cervezas y cachondeo, entablarán conversaciones sobre las tramas entre sus parejas de lo más divertidas) utiliza la frase típica del título para avisar de que algo gordo se esconde detrás de esta expresión y que es el momento de vomitarlo sobre tu ex pareja. Pretende, a partir de esta premisa, montar un lío de enredo de una pareja separada para hacernos pasar un rato entretenidos con la complicidad de los suegros y unos amigos. Los enredos de pareja y sus historias se fraguan en torno a Nuria, Michelle Jenner y Jorge, Hugo Silva, los cuales mantienen un duelo de interpretación durante toda la cinta. Acompañados de los padres de Nuria, Verónica Forqué y Oscar Ladoire que se encuentran en la miseria por culpa del emprendedor yerno que los ha llevado a la ruina con su obsesión de invertir en el negocio del ladrillo. Sus apariciones son siempre bien recibidas porque dan el matiz de pareja separada y que dicen a las claras lo que piensan y lo que llevan dentro con un tono y una gracia especial. Su interpretación merece mucho la pena. La trama se centra en la crisis económica que se llevó por delante infinidad de familias que no se conformaron con un pisito sino que mejor dos o tres y luego alquilarlos. En ese país de pandereta todos se sentían empresarios  con la intención de hacerse ricos a marchas forzadas. Querían hacerse ricos en dos días, pero llegó la crisis y se los llevó a todos a la miseria.







Todo empieza con el globo inmobiliario y la obsesión de hacerse rico en pocos años. Meter un pelotazo de compra a discreción, con hipotecas a saco, pero sin importar lo más mínimo las deudas que puedan llegar, porque con los años la inversión se duplica qué digo se triplica, pero ocurre que un día ese globo que llevaba años hinchándose se pincha y caen todos los sueños millonarios por los suelos. La comedia discurre por los caminos del enredo: ella quiere pedirle el divorcio a él, pues ya ha aguantado bastantes embustes que ha arrastrado a su familia a la ruina, pero no sabe como decírselo para que no le afecte personalmente no sea que se vaya a suicidar del disgusto, porque todavía quedan ciertos vínculos amorosos entre la pareja. De una mentira inocente se pasa a un enredo gordo que ya no son capaces de salir y la bola de nieve de los embustes se va haciendo tan grande que es imposible salir de ellas. La película cuenta las dificultades que hay entre el personal que tenía delirios de grandeza, pero una vez que se está encima de la ruina más absoluta ya no puede escapar. Se buscará las artimañas para ocultar su situación paupérrima que ahora viven por culpa de la ceguera de hacerse ricos por medio de la especulación. En definitiva, la ironía de la caricatura de la crisis económica se muestra con acierto. Al final no pueden acabar de otra manera que mandándolo todo al carajo y empezar una vida nueva al margen de los chanchullos anteriores. 

(1)
                            
                                  

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