miércoles, 31 de mayo de 2017

Un gato callejero llamado Bob



Título original A Street Cat Named Bob

Año               2016

Duración        103

País               Reino Unido

Director         Roger Spottiswoode

Guión            María Nation, Tim John

Música          David Hirschfelder

Reparto         Luke Treadaway, Bob the cat,

                     Ruta Gedmintas, Joanne 

                     Froggatt, Anthony Head,

                     Darren Evans, Tony Jarawardena

                     Adam Riches, Llewella Gideon,

                     Lorraine Ashbourne, Akbar Kurtha.

La película "Un gato callejero llamado Bob", de Roger Spottiswoode, se sostiene entre cuatro personajes:

el yonqui enganchado a la droga que está más cerca de los fiambres que de los vivos; 

la asistenta social que le ayuda a un tratamiento definitivo antes de su muerte segura; 

una vecina amante de perros que por afinidad de animales se consigue el ligue;  el cuarto y principal artífice de la recuperación del drogata es 

un gato perdido en el asfalto con unas propiedades de la suerte y unos dotes de compañía más que evidentes. La llegada del gato marca la línea del antes y el después del protagonista. Ahora con ese animal subido a la grupa, el abrigo en el suelo que espera una limosna  por su actuación con la guitarra recibe más cantidad de monedas que antes de la llegada del felino.





La vida del artista drogata que toca la guitarra en las esquinas no le da suficiente para alimentarse, por eso quiere mantenerse con vida gracias a rebuscar en la basura para alimentarse y darse chutes de droga que lo mantienen alejado de este mundo y muy cerca del hospital. Es la forma de evadirse de este mundo cruel. La asistenta social, ante lo que puede ser su última ayuda, le proporciona un piso para que se desintoxique. De no ser por un sobresalto inesperado (encontrarse con un gato perdido en su nuevo domicilio), su vida seguiría igual. Este hecho banal resultará ser su salvación, pues la responsabilidad y la amistad con el animal le acarreará más de un placer. Este detonante le llevará a conocer una vecina amante de los perros, con la que se enrollará. La complicidad con la bestia es tan cercana que ya no sabe vivir sin él, de tal manera que se lo lleva allí donde va él. Ahora las cosas le funcionan mejor y el animal actúa en sus conciertos callejeros como si fuera un talismán. La disposición de la cámara ayuda en esa amistad, pues se realizan enfoques de tomas como si fueran los ojos del gato los que miran y juzgan a ese personaje recuperado. Ese enfoca desde el prisma del gato como si de un personaje principal se tratara no habla, pero sus runruneos y el trato noble de amistad que guardan entre sí, disparará las lágrimas de aquellos que amen a los animales. Contrasta esta amistad animal con la de sus propios familiares, los cuales lo rechazan, pues no es bien recibido a su casa y menos en las navidades, ya que un  mendigo no tiene cabida en la mesa de una casa respetable. El gato Bob quiere tanto a su dueño que es capaz de montarse en el autobús para seguirlo y darle tantas alegrías que aquello que realiza en su presencia le funciona de maravilla, ya sea tocar la guitarra o vender periódicos en la calle. En fin, el amor por un gato y su pérdida pueden causar una depresión en su dueño insalvable. Los amantes de los animales saldrán felices de esta proyección, sin duda alguna.



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