Rose quiere saber su procedencia y busca sus verdaderos padres. Te viene a la cabeza "Lion" de Garth Davis donde narra ese niño que se tumba a dormir en en un tren y aparece en una gran ciudad a miles de kilómetros de su pueblo natal. Pero pierde fuelle y no acaba de arrancar.La trama principal de la película "La interpretación de Rose" de Joe Lawlor muestra la obsesión de saber por qué la abandonaron cuando era pequeña. Acabada la vida de sus padres adoptivos, la chica, interpretado por
Título original Rose Plays Julie
Año 2019
Duración. 100 minutos
País Irlanda
Dirección Joe Lawlor
Guión Joe Lawlor
Música Stephen Mckeon
Fotografía Tom Comerfoerd
Reparto Ann Skelly, Orla Brady,
Aidan Gillen, Alan Howley,
Annabell Rickerby, Sadie Soverall,
Catherine Walker, Joana Crawford
La cinta se hace soporífera. Va dando datos con detenimiento, dosificando la trama para darle una cierta tensión final. La protagonista, estudiante veterinaria, se adentra en esa investigación de su pasado oscuro. Primero da con su verdadera madre y sabe el motivo de su rechazo. La idea no le atrae a su madre que se hace la hostil, rechaza una entrevista, pero ella insiste, se mete en su vida. Se siguen dando datos de por qué se despegó, resulta que se produjo una violación y ella era el objeto resultante y no deseado de aquella violencia.Quiere insistir en las averiguaciones y sigue las pistas del padre. La situación se complica porque es una vuelta a los inicios de aquel hecho. Quedamos a la espera de ese enfrentamiento entre padre e hija. La situación se volverá a dar: enfrentamiento ahora entre hija y padre. Se le ocurre una idea vengadora: una inyección letal y mandarlo al otro barrio. Eso es lo único que desea. Hasta que llega la pregunta clave:¿Cuánto pesas? Quiere hacerlo bien sin vuelta atrás como los animales en esos momentos finales de su vida. Ella provoca que salga de dentro ese malparido del pasado para vengarse de una vez por todas. En definitiva, una tensión contenida hasta los últimos minutos de la trama. No sé si es suficiente para aguantar cien minutos frente a la pantalla. Ni siquiera de escribir esto.
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