viernes, 7 de junio de 2024

Descansar en paz




 "Descansar en paz" de Sebastián Borensztein se traslada la acción al Buenos Aires de 1994, mandato de Carlos Medem, con un destrozo económico que se llevó por delante a trabajadores y empresas. En este caso se detiene en un tipo con una empresa con solera de padres a hijos y que ha llegado al fondo de la miseria. 




Su dueño, interpretado por Joaquín Furriel ( mejor actor en el Festival de Málaga 2024), ya no sabe dónde meter mano para sacar dinero. Está empeñado hasta las cejas. Justo en una fiesta de celebración de su hija se destapa el tapón de los enredos que lleva entre manos y cae mareado ante su mujer



 ( interpretado por Griselda Siciliane, la actriz que hacía pareja con Javier Cámara en la excelente comedia sentimental de Cesc Gay) para contarle el secreto: están en quiebra. Vende la casa de verano, ni con esas llega, no tapamos el agujero. Los trabajadores de su empresa se le echan a la yugular, como una jauría, porque si no cobran, se paran ya mismo. A estos les importa un huevo que su jefe, que los lleva manteniendo toda la vida, ahora no pague, Es su empresa, que asuma las consecuencias. Las costuras asoman por todos los lados y en el colegio también están notando que no cubren los recibos mensuales. Pide más guita a los empresarios que ya les debe mucha pasta y se le ríen en la cara con amenazas de que le devuelven la pasta que hasta ahora le ha prestado o se va a enterar: "el lunes quiero toda mi plata"




Eso le dice el mafioso de turno interpretado por Gabriel Goyti aquel vecino con mala leche llamado Matías Zambrano en la serie de Mariano Cohn "El encargado". En fin, tiene un marrón que no sabe cómo desprenderse de él, porque en el fondo adora a su familia. 

Título original Descansar en paz

Año                 2024

Duración         105 minutos

País                 Argentina

Dirección         Sebastián Borensztein

Guion               Marcos Osorio y S. Borensztein

Novela              Martín Baintrub

Música              Federico Jusid

Reparto             Joaquin Furriel, Lali González,

                          Griselda Siciliani, Gabriel Goity,

   


                       


El matrimonio feliz con dos hijos adolescentes se desgarra completamente cuando aparece la realidad de la situación de familia perfecta, porque la crisis le ha llegado al empresario y los hijos se enteran por los bocazas del colegio que lo airean a los cuatro vientos. Todo es apariencia, de las vestiduras hacia afuera, porque la situación ya no puede continuar. Su empresa está en quiebra y ya no sabe a quién más pedir dinero para sobrevivir. Los acreedores se lo comen por medio de amenazas para que devuelva el préstamo. Los trabajadores de su empresa, que no cobran, también quieren su parte o se sientan e incluso los familiares le piden cuenta de los préstamos que hicieron ya hace tiempo. La acción se emplaza justo al atentado contra AMIA en Buenos Aires ( considerado el mayor de la historia de Argentina que recibieron los israelitas del país)  donde por medio de un coche bomba los radicales se cargaron a casi cien personas. Allí es donde emplaza a nuestro atolondrado personaje que ya no sabe qué hacer para quitarse de encima a los acreedores. Le viene de coña pasar por medio del bombazo y no morir, porque será la excusa para desaparecer del mapa de la ciudad. Encuentran su cartera y lo dan por desaparecido. Él se larga directamente a Montevideo. Empieza otra vida alejado de los suyos y de su ruinosa situación. Hace funciones de repartidor de paquetería sin querer ninguna conexión con Argentina, por si es reconocido. Se encuentra en unas condiciones de sospecha, pues está indocumentado, ya que tiró todos sus papeles al mar cuando escapaba de su país. Por un lado, es un tipo roto, porque pasa las navidades en casa de la familia de su jefe y los niños que rondan por allí le recuerdan a sus hijos. El gordo, su jefe, casualidades de la vida, la palma y ahí está él para ocupar el puesto de una familia. Por otro lado, su mujer encuentra al mafioso que quería apretarle las tuercas para que le devolviera su dinero y ahora ocupa su lugar. El paso del tiempo lo cuenta muy sutilmente, pues él cada año celebra el cumpleaños de su hijo que empezó por siete y ya celebra encima del pastel con un veintidós. Sin embargo, es imposible desaparecer del mapa  durante tantos años y siempre hay una costura por donde puede entrar un conocido en su vida que lo descubra que en realidad no ha muerto. Tiene cierto resentimiento y añoranza de los suyos, por mucho que haya ganado los galones de patrón en la empresa de la viuda que tiene sus más en la cama, pero no acaba de implicarse. Le salta el pensamiento hacia su verdadera familia, aquella que dejó. Así pues, ese hombre fantasma, muerto en vida quiere recuperar su identidad perdida, a sus hijos y su posición, pero eso le acarreará serios problemas, porque su posición la ocupa una persona que tiene cuentas pendientes con él en el tiempo. Aparecer de la nada, será un riesgo que necesita correr si quiere vivir de nuevo. Muerto ha quedado como un héroe de guerra por recibir la bomba en sus narices, pero revivir podría recuperar las deudas del pasado. La intención es  volver y rondar los mismos lugares donde se mueve su familia, ver lo que hacen sin ser reconocido, pues su aspecto ha cambiado considerablemente. La intriga está servida, pues si lo descubren se enfrentará al matón de turno que le de tanta pasta y ocupa su lugar en su familia. Será suficiente con mirar a distancia o se acercará hasta tocarlos. En definitiva, está todo preparado para ver a su hija casarse en la iglesia y luego pegarse un tiro y desaparecer para siempre, pero la imagen del empresario mafioso de la mano de su hija cuando era a él a quien la correspondía ese honor, le cambian las ideas y la bala suya se dirigirá hacia otro lugar. 




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