miércoles, 17 de diciembre de 2025

Todas somos Jane


"Todas somos Jane" de Phyllis Nagy ( guionista de aquella excelente película de Todd Haynes "Carol", recrea una época parecida) se sitúa temporalmente en Chicago de 1968 donde se producen disturbios por la participación de Estados Unidos en la Guerra del Vietnam. El inicio muestra ese contraste entre la protagonista, interpretado por 



Elizabeth Banks, de clase social acomodada y el tumulto ( movimiento llamado jipi) que se levanta en la calle con protestas violentas. Ella sale de una fiesta con su talle y porte burgués y se coloca junta a una fila de policías que está a punto de entrar en la batalla ante ese griterío de protestantes que se acerca. Sale de la imagen y deja atrás las puertas cerradas y los cuerpos golpeándose en la cristalera mientras los manifestantes son apalizados por la policía. El arranque ya nos muestra dos mundos diferenciados: aquellos que se enfrentan ante el poder político para pedir una sociedad más justa o se implican por causas proletarias frente a los que viven al margen rodeados de su comodidad social. Vemos a esas esposas ociosas de sus tareas domésticas y al mismo tiempo asqueadas de ser mujeres objeto: "no trabajas sino te pagan" comenta una amiga. Aparece esa familia tradicional americana donde él es abogado y mantiene a la casa, ella insatisfecha realiza sus tareas domésticas e intenta escribir. 



Con el tiempo, se presentan problemas mayores, pues está embarazada y tiene insuficiencia cardiaca y el embarazo no le va bien para su salud y lo mejor sería que perdiera el feto, pues está de tres meses, pero no  puede abortar. Los médicos del hospital son favorables de preservar el feto hasta el final, aunque para ello tenga riesgo de muerte la madre. A partir de aquí, la solución a sus problemas, después de varias consultas, se encuentra en Jane, un grupo llamado así y especializado en abortos clandestinos, pues corren tiempos de prohibición y persecución hacia esa clandestinidad de mujeres que practican el aborto. 




La líder es Virginia, interpretado por Sigourney Weaver, que se encargará de los trámites necesarios. Un cartel pegado a un poste que anuncia la forma de desprenderse de un embarazo le llevará a la organización. Entonces se va metiendo en el engranaje de solidaridad con aquellas chicas embarazadas y que sufren como ella. En fin, hay que reconocer que el tema está muy manido, pero necesario recordar el trance por el que pasaron muchas mujeres.

Título original Call Jane

Año                 2022

Duración         121 minutos

País                 Estados Unidos

Dirección         Phyllis Nagy

Guion              Hayley Schore, Roshan Sethi

Música            Isabella Summers

Fotografía       Greta Zozula

Reaprto           Elizabeth Banks, Kate Mara,

                        Sigourney Weaver, Aida Turturro,

                        Chis Messina, John Magaro,

                        Wunmi Mosaku, Rebecca Henderon,

                        Cory Michael Smith,

                        Alison Jaye Horowitz,

                        Geoffrey Cantor, Gina Jun.






La chica que está embarazada y tiene un alto riesgo de fallecer por su enfermedad, debe, estamos en una época de prohibición del aborto, aceptar las consignas de los doctores del hospital que se niegan rotundamente a interrumpir el embarazo, pues en ese momento de la historia se considera un asesinato. Piensan que la vida del pequeño se puede salvar, aunque nada dicen ni contemplan el riesgo de muerte de la madre. Ella, evidentemente, dice que su vida vale más que lo que consideran esa colla de palurdos. Por lo tanto, salta de la reunión con los doctores en busca de una solución mejor, porque en su casa también su marido con pensamiento tradicional muestra una cierta indiferencia o está a favor de los doctores. Así, puede haber otros métodos legales de abortar como por ejemplo, querer suicidarse, entonces contemplará interrumpir el embarazo de forma violenta. Otra solución, si tiene valor, tirarse por las escaleras rodando. Encontrará una organización clandestina, llamada Jane, donde se practicará el aborto. Allí mismo se producirá su operación. A partir de aquí, forma parte de la organización, engaña a su familia diciéndoles que asistirá a unas clases de cocina, y le sirve de vía de escape a una vida anodina. Pasa de esposa recatada y poco implicada en nada a ser la punta de lanza de esas mujeres que necesitan que las ayuden en el difícil trance del aborto que también a ella le tocó padecer. Se implica en esa institución, al margen de su matrimonio, y adopta sus costumbres, Su vida es diferente, fuma canutos y se ha liberado de la esclavitud familiar. Pero se abre un precipicio de dudas en el momento en que acuden a ellas mujeres con pocos recursos, pues abortar cuesta seiscientos dólares y eso es demasiado dinero, prácticamente se lo lleva todo el médico que cobra excesivos honorarios. Es decir, la camilla se llena de mujeres en estado y no hay recursos, a no ser que se las ingenien para sobornar al médico. La protagonista, ante las necesidades de operación, pasa de abortar ella misma a ser pieza básica en los abortos posteriores de sus compañeras y realizarlos ella misma. Hay cambios de guion y ese doctor que se juega el título para ejercer la medicina, parece que no lo es y se mueve entre la farsa y la mentira. Por eso, le pide que le enseñe a practicar abortos si no quiere que lo denuncie. Así, se acabarán los problemas económicos. El próximo paso será cargarse al falso médico y quedarse con todo el aparato operatorio, pero pronto habrá un chivatazo que acabe con la clandestinidad de las operaciones. Se ha descubierto todo y su familia se entera, por eso ella se derrumba, quiere abandonar, pero cada vez hay mas chicas desesperadas por un embarazo indeseado. No puede atender tantas solicitudes sola, necesita más ayuda. Por lo tanto, enseñará sus habilidades en el quirófano al resto de mujeres de la organización. En definitiva, ese grupo de mujeres que se especializó en abortos en la sombra y trasgredieron las carencias de unas leyes, se jugaron su vida ante la ley. Pero se la jugaron por aquellas chicas embarazadas que las marginaban y abandonaban por no desear a un niño que fue engendrado  en unas condiciones penosas.

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