martes, 22 de diciembre de 2015

4 meses, 3 semanas, 2 días



Título original                 4 luni, 3 saptamani, si 2 zili ( 4 Months, 3 Weeks y 2 Days )

Año                                 2007

Duración                         113 minutos

País                                 Rumanía

Director                           Cristian Mungiu

Guión                              Cristian Mungiu

Música                            No tiene

Fotografía                       Oleg Mutu

Reparto                           Anamaria Marinca, Vlad Ivanov, Laura Vasiliu, Alexandru 

                                         Potoceanu.



Mungiu cuenta la historia de dos estudiantes liadas en deshacerse de un embarazo no deseado en la Rumanía de Ceasescu. Esa sociedad cerrada donde se penaliza el aborto, pero que se practica igualmente de manera penosa al borde de la ley y con la vida en juego. No importaba el color de la dictadura, ni el país, porque ,excepto el personal adinerado que volaba sin peligro rumbo a Reino Unido, en caso de represión todos se miden con la misma vara. La cámara persigue todo el recorrido de Marinca, el personaje principal, el cual está obsesionado todo el tiempo en la preparación del aborto. Por donde pasa encuentra problemas, unos creados por su amiga embaraza que pese a ser un asunto suyo no ha sido capaz de dejar los temas ligados, otros que se busca ella misma si quiere saltarse las leyes, ya sea porque no tiene dinero o le apetece  y no compra un billete de autobús ( este hecho es común en todas las ciudades con métodos diversos ya sea saltando la barra o pegarse a otro pasajero para pasar con su billete). La trama se va complicando progresivamente, primero debe pasar  dificultades leves, después se ve implicada de gravedad su propia personalidad.







 El hecho de involucrarse en un tema prohibido y penado por la ley, con riesgo de muerte si te descubren, supone un suspense en el pensamiento de los personajes implicados. La clandestinidad de la operación da pie para que se produzca un juego sucio por una de las partes. Por un lado, las amigas, jóvenes inocentes, desconocen completamente lo que se llevan entre manos y su posición económica no les permite acceder a un aborto clandestino más sofisticado, entre otras cosas porque pretenden que sea lo más secreto posible, por otro lado, ese secreto les lleva a contratar a un matasanos que pretende sacar el máximo rendimiento de las chicas. Por eso, les amenaza con la estacada, con dejarlas tiradas en el hotel si no hay más pasta encima de la mesa. El diálogo es encendido, caliente y claro, hasta ese momento el espectador puede que no se haya dado cuenta de la ausencia de música, pero quizá sea lo que busque el director. Así se hace más nítida la bronca. Todo está preparado, pero la tensión entre las partes puede mandar al carajo todo entramado del aborto. La  sensación es que se va a anular a no ser que haya una contraoferta que no sea económica, puesto que las chicas de dinero no disponen. Llegan a un acuerdo por otras vías más deplorables, donde la persona se juega su propia decencia, su dignidad humana. 
El personaje medita en un plano fijo al mismo tiempo que puede hacerlo el espectador: ¿Acaso se puede llegar, por una amiga, hasta circunstancias tan extremas?¿ Por qué la mujer siempre se las tiene que ver  ante un bestia macarra que se aproveche de ellas?
Por si fuera poco lo que ha sucedido, pasado el mal trago debe ir a la fiesta de la madre de su novio que cumple años y recibe la reprimenda por no llevar flores en un día tan señalado. Tan solo le faltaba eso: aguantar la comida de turno con los amigos o familia de su novio. Tal y como tiene el cuerpo en esos momentos y su mente puesta en la amiga que ha dejado en la cama sin poder moverse con la sonda colocada. Las conversaciones le suenan como disparos lejanos. Se siente fuera de lugar y nota un tono elevado de los contertulios con la intención de contar sus batallitas porque se encuentra en la mesa una persona diferente y ajena a la familia. Finalmente, por si no tenía suficiente se ve obligada a destruir el feto de la manera establecida: alejarse del lugar, subir a un edificio alto y lanzarlo por la basura subterránea. En definitiva, se repiten situaciones de abuso hacia las mujeres como ha ocurrido en todos los tiempos.






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