domingo, 20 de diciembre de 2015

Slow West





Título original
Slow West
Año
Duración
84 min.
País
Reino Unido
Director
John Maclean
Guión
John Maclean
Música
Jed Kurzel
Fotografía
Robbie Ryan
Reparto
Michael Fassbinder, Kodi Smit-McPhee, Ben Mendelsohn, Brooke Williams, Rory McCann, Jeffrey Thomas, Caren Pistorius, Kalani Queypo, Stuart Martín, Tawanda Manyimo, Madelaine Sami, Michael Whalley, Andrew Robertt, Erroll Shand, Ken Blackburn.

El Western nunca morirá si detrás hay una historia que te convenza que te enganche desde el primer momento como pueda haberla en otro tipo de género cinematográfico. Guarda ciertas similitudes con “Valor de Ley” de los Coen, aunque por la sangre derramada está más cercano a Peckinpach. En ocasiones tan solo hace falta una historia que pese a que se sostiene por los pelos, pero Fassbinder, personaje principal, mantiene atenta la mirada del espectador ante una actuación notable. El actor  le da cuerpo a las situaciones que se van sucediendo. Su planta nos recuerda a las célebres actuaciones del mítico John Wayne. No sucede siempre lo mismo, porque cuando se lleva el puro a la boca podríamos pensar que estamos ante Clint Eastwood  emulando “El bueno, el feo o el malo” de Sergio Leone.  El personaje está marcado por su frialdad ante situaciones límites como son las que se sucederán en unos páramos peligrosos, donde la vida está en juego a cada paso que dan, cualquier ruido es un manifiesto de peligro.








Vaquero profesional a sueldo que con tal de cobrar puede cubrir las espaldas de un recién llegado del viejo continente, el cual, de lo contrario, será pasto de la jauría humana que transita por los bosques del lejano oeste. Las explicaciones del nuevo inquilino le tienen sin cuidado, y le importan un carajo, lo que le pueda decir. Qué más le da las explicaciones del joven del amor desmedido que guarda en el recuerdo de su amada. No le importa lo más mínimo sus intenciones de formar una familia. El vaquero tan solo tiene la misión de llevarlo y cuidarlo hasta el final del camino a cambio de un puñado de dólares. No le gusta que rasquen en su propia existencia y menos en sus antepasados. Le importa un carajo pegarle un tiro a alguien que de no hacerlo se lo va a disparar a él, pero el vaquero cree que está lleno de bandidos y maleantes sin otra intención que robarle y saquearle y dejarlo tendido en la tierra a las primeras de cambio para que se te coman la carroña. Por otra parte, la fotografía es de un colorida excelente, perece que estemos contemplando dos jinetes que cabalgan en medio de unos paisajes de un documental del National Geographic. El vaquero se descojona del idílico amor que mantiene latente el corazón del chico, incluso de pensar que después de un tiempo ni siquiera se la ha tirado. No hay tiempo para la nostalgia ni las penas ante unos niños que acaban de quedar huérfanos. porque este mundo no está hecho para ellos. En medio de la acción se interponen los recuerdos de sus momentos amorosos quedan un tanto pastelero ante el escenario tan rudo y violento que van recorriendo los personajes. Se cruzan con situaciones, historias y un sinfín de acontecimientos. En esos momentos finales que saben que van a morir y que no tienen ninguna posibilidad de escapar del puñado de cazadores de recompensa, el protagonista apura el tiempo con un puro en la mano, quizá sea el último y con él en la mano se echa a reír .Finalmente, la película no puede tener otro desenlace que no sea el de una batalla sangrienta sin cuartel.

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