Black Mass#Maquillado

Título original               Black Mass

Año                                2015

Duración                       122 minutos

País                               Estados Unidos

Director                         Scott Cooper

Guión                            Mark Mallouk, Jez Butterwoth ( libro Dick Lehr)

Música                         Tom Holkenborg

Fotografía                    Masanobu Takayanagi

Reparto                       Johnny Depp, Joel Edgerton, Benedict Cumberbatch, Roy Cochrane,

                                     Jesse Plemons, Dakota Johnson, Kevin Bacon, Peter Sarsgaard,

                                     Corey Stoll, Juno Temple, Julianne Nicholson, Adam Scott,

                                    David Harbour, Jeremy Strong, W. earl Brown, Brad Carter, 

                                    Sienne Miller.

“Black Mass”, del director Scott Cooper, el cual rodó en su día “Corazón rebelde” donde un extraordinario Jeff Bridges da vida a un cantante country, muestra el mundo de la droga y las mafias de las calles de Boston. La película está contada hacia atrás desde el punto de vista de los matones que confiesan ante la policía y han sobrevivido a los ajustes de cuentas.
El inicio no puede ser más prometedor para los amantes de la acción mafiosa, porque se reparten leña a saco entre el portero de una sala nocturna que dificulta la entrada a ésta  a tres matones de turno. El espectador masoca de la ficción de imágenes sangrientas ya empieza a relamerse los labios. A continuación ya aparece el careto de Johnni Depp ( irreconocible con un saco de maquillaje en su cara como ocurre en sus películas anteriores de “Piratas del Caribe” o “Eduardo Manostijeras”, el cual parece que está más a gusto cuando se transforma completamente en otro y no muestra su propia cara, nada que ver con los míticos gánsters de otras cintas míticas donde van con las caras al descubierto de por ejemplo el bueno de De Niro) con un talante de mala hostia increíble, el cual avisa a otro matón que se ande con cuidado de no chupar los dedos dentro de los cacahuetes del platillo común de donde comen todos, esas marranadas él no las consiente. Ante estas imágenes de advertencia un tanto blandas se contraponen encima las clásicas de siempre del gran Scorsese en "Uno de los nuestros” y en este caso un Joe Pesci no hubiera avisado sino que le hubiera metido directamente un tajo en los dedos con la navaja, porque él se las gastaba así, ya le firmó en la yugular a un chulo con la estilográfica. Aquí es donde reside el problema de la película que en todo momento estás comparando, pues estamos ante una buena película,eso sí, pero a medida que avanza te entran ganas de ir directamente a la videoteca particular y revisar de nuevo “Casino” o “Infiltrados” del maestro antes citado. Las secuencias avanzan y las pretensiones de revisión no desminuyen en el momento en que entierran a un fiambre debajo de un puente, porque de inmediato se nos aparece aquel otro matón que entierran todavía moviéndose debajo de las paladas de tierra que caen como lluvia sobre su rostro. El mafioso que se encuentra en la antesala de la muerte patalea y cabecea sin rumbo alguno porque en ese  hoyo poco profundo deberá coger acomodo lo que quedará del cuerpo inerte, pero con la misma pala se le acondicionara unos últimos golpecitos para que deje de moverse esa cabeza inquieta el último minuto de vida, la cual se niega a tragar la tierra que se le ofrece gratuitamente. El tono de los matones, como se puede observar no es tan expeditivo y las secuencias se parecen tanto que una imitación con los grandes te deja un poco desangelado. Las relaciones entre el mafioso y el policía federal no llegan a la altura del mítico Robert de Niro y Al Pacino en "Heat" de Michael Mann. No obstante, las dos horas de metraje pasan rápido que no es poco hoy en día. Una película interesante de la mafia de la droga de los ochenta con talante y ambientación perfecta que no defraudará a los espectadores incondicionales  de los thriller de acción con un elenco de actores brillantes que cumplen con el papel que llevan entre manos.