lunes, 4 de enero de 2016

Dheepan#marginación




Título original                  Dheepan

Año                                   2015

País                                  Francia

Director                           Jacques Audiard

Guión                              Jacques Audiard, Thomas Bidegain, Noé Debré

Música                            Nicolás Jaar

Fotografía                      Éponine Momenceau

Reparto                          Jesuthasan Antonythasan, Kalieaswari Srinivasan, 

                                        Claudine Vinasithamby, Vicent Rottiers, Faouzi Bensaïdi,

                                        Marc Zinga, Franck Falise.    


Las personas oprimidas por la guerra en Sri Lanka busca salir de un campo de refugiados al precio que sea con destino a Francia. Hay que recoger los datos necesarios para huir de ahí como exiliado.  Si piden una familia establecida pues se buscará entre las tiendas de campaña del campamento a una hija, una mujer y un marido y ya está: familia formada. La cuestión es buscar otra realidad fuera de la lona, el plástico y la arena de los refugiados. La inmigración es la única salida. “Dheepan” nombre del protagonista y de la película,( Jacques Audiard sigue con sus historias desgarradoras como ya lo hizo con su "De Óxido y hueso" donde una Marión Cotillard realiza de domadora de orcas en una situación delicada) cuando llega a la ciudad, se dedica a vender material ilegal por las calles, de mantero ambulante con la policía que pisa los talones constantemente,  como cualquier inmigrante que empieza su andadura en un país desconocido hasta que reciba una plaza de extranjería.








Las condiciones humanas que se les presentan en adelante, una vez que ya saben el destino son escalofriantes: tres personas en un vagón de un tren sin saber qué dirección llevan ni lo que les va a deparar el futuro. No  saben el destino, ni el lugar, ni a las personas que se van a enfrentar, porque seguro que se las tendrán que ver con peligros tan fuertes o más que en su tierra. El desconocimiento del idioma les hace moverse en una oscuridad absoluta. Parece que estén metidos en un túnel sin final  y sin posibilidad de cambiar la dirección. Por lo tanto, la vida en el nuevo país tampoco es para tirar cohetes, porque su trabajo es el de conserje en una zona marginal donde el tráfico de droga es el único medio de vida. Las condiciones vienen a ser parecidas a las que tenían antes. La frustración se apodera de ellos, al menos hay agua potable. La familia no existe como tal, pese a que deben convivir juntos. Sin embargo, con el tiempo, las necesidades sexuales y el contacto hace que se produzca un acercamiento hacia los sentimientos carnales. La convivencia entre el grupo forma una unidad familiar postiza que no tiene más remedio que entenderse ante las condiciones adversas. La soledad de los recién llegados ante la sociedad no deja de ser un aspecto negativo para ellos: el protagonista, antiguo guerrillero, debe contener su rabia ante los niñatos chulos y drogatas que lo increpan a cada paso que da. Él se contiene mientras puede; su falsa esposa, por otra parte, debe cuidar al viejo que vive con el capo de la droga, en medio del intercambio de material; en cuanto a la falsa hija es rechazada por las niñas del colegio y no le queda otra que liarse a tortas con ellas si quiere romper el hielo de la separación. La inmigración no es vivir como los habitantes de ese país sino rebajarse a  sobrevivir con las clases más marginales, es decir estar por debajo de éstas y comerse toda la mierda que ellos no quieren. Por eso, en los países desarrollados, se ven a los inmigrantes arrastrando carritos de la compre  de las grandes superficies, después de robarlo para que les ayude a acarrear los hierros que luego serán vendidos como chatarra para ganarse unos euros y poder con esto sobrevivir en las grandes ciudades como auténticas escorias. Los que consiguen organizaciones más elevadas, a otro nivel de buscarse la vida ante tantas injusticias, incluso conseguirán desprender los cables de cobre que hay en los tendidos del tren o donde estén colocados para realizar beneficios superiores. La supervivencia de este colectivo en el mundo desarrollado es eso: conseguir aquello que por derechos legales les está negado y alcanzar una vida digna. Vivir en esas condiciones no se puede llegar a otro lugar que a un final de guerra en el momento en que se está completamente acorralado. Es entonces cuando el personaje descubre que ya no se puede aguantar tanta degradación y ha llegado la hora de actuar. La paciencia tiene un límite, por eso, Dheepan no puede aguantar más insultos y degradaciones y le sale la vena guerrera. Entonces como salido de la película "Taxi Driver", asoma un Robert de Niro, héroe de tez morena en este caso, el cual se encuentra hasta el culo de insultos y no puede aguantar más. Así que empuña un machete que tiene a mano, un destornillador, una bomba casera y marcha decidido hacia la zona de conflicto. No hay macarra o drogata que se le resista, como llevado por el demonio, se los va a cargar, a todo el que se ponga por delante será víctima de sus propias manos. Pretende exterminar de cuajo el mal rollo que lleva dentro durante toda la película. De una vez por todas se quiere liberar de sus complejos e imponer su ley: por fin se van a enterar esta chusma.En fin, los personajes se buscan la vida como pueden y el que la busca la consigue.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por participar en esta página