lunes, 18 de enero de 2016

La memoria del agua#Abatidos

Título original                  La memoria del agua

Año                                   2015

Duración                          88 minutos

País                                  Chile

Director                            Matías Bize

Guión                               Matías Bize, Julio Rojas

Música                             Diego Fontecilla

Fotografía                       Arnaldo Rodriguez

Reparto                          Elena Anaya, Benjamín Vicuña, Néstor Cantillana, Pablo Cerdá,

                                        Alba Flores, Sergio Hernández, Silvia Marty, Antonio Zegers.



"La memoria del agua" de Matías Bize, el cual repasa las relaciones humanas cuando acontece un suceso cruel. Estudia paso a paso el comportamiento de un matrimonio después de la pérdida de su hijo. El drama empieza( continúa y acaba) a partir de la pérdida de esa pieza básica dentro de la familia. La pareja ya no se encuentra en condiciones de afrontar la vida de la misma manera que la hacía antes de pasar el suceso.









La protagonista Elena Anaya, desde sus inicias en "Familia" de Fernando León de Aranoa donde interpreta un papel de  veinteañera, la cual se dedica a la interpretación( debe realizar el papel de hija en el cumpleaños de un tarado, un espléndido Juan Luís Galiardo, que se le ha ocurrido contratar a una compañía de teatro para que escenifiquen durante todo el día como si fueran su familia en la realidad, si tienen ocasión, no se la pierdan), en este caso con mayor peso protagonista consigue darle verosimilitud a esa madre completamente rota por la pérdida de su hijo. Su puesta en escena es muy creíble, pues le da el punto de amargura al personaje durante toda la película, no hay lugar para la tregua y, en un momento de la escena, en primer plano, frente a la cámara derrama lágrimas de dolor por su situación. El personaje se siente presionada por el entorno, un espacio que ha perdido todo el sentido de ser ocupado. Ante ella está su marido que ya no le sirve como compañero, más bien todo lo contrario porque su presencia promueve continuamente el recuerdo. La situación de ruptura es casi obligatoria, pues el entorno causa una asfixia extrema que se siente a cada plano. La relación se ha acabado porque falta la pieza que los unía. Hay un sentimiento mutuo de culpa que les hace estar tensos cuando se encuentran juntos. La decisión está tomada: sus vidas deben tomar un nuevo camino y lo mejor es desprenderse de todo lo que les rodea. El espectador en ningún momento sabe el problema de fondo, pero unas marcas en la pared que demuestran los años de crecimiento del niño hasta los cuatro años y la pared en blanco más arriba ya es suficiente para entender que el problema de fondo. Durante el trascurso de la película el recuerdo del pasado siempre reaparece, puesto que se presenta como un mazazo en pleno rostro. Así, por ejemplo,las reuniones obligatorias con los padres de los amigos de su hijo con las fotos de fondo del grupo de colegio o en otros casos las carpetas del ordenador repletas de fotos.  A primera vista, parece que en el ámbito profesional se van a librar de pensar sobre el tema, pero no es así, allí también llegará el recuerdo para machacarlos. En estas circunstancias, se busca un apoyo dentro de la familia, pero igual no lo encuentran. Así sucede con el padre del protagonista, el cual niega la ayuda porque se han distanciado demasiado gracias a las técnicas informáticas ( hostia a los adelantos tecnológicos en cuanto a las relaciones humanas) por los cuales hace tiempo se dejaron de ver y ahora han perdido la conexión. El mundo se les derrumba a sus pies y no encuentran solución al problema. Ante el desconsuelo general de los protagonistas se sienten atrapados en un mundo donde no ven salida. Olvidarse de una forma de vivir y recuperar otra diferente de la anterior no se consigue en un día sin pasar por una situación agónica. Escapar de esa miserable vida no es tan fácil. Borrar el pasado de la memoria no se consigue sin crear un trauma dentro de la personalidad del ser humano. Todo su alrededor les lleva a las cosas u objetos que estaban en contacto con el hijo. Por lo tanto, empezar de cero no es tan sencillo cuando se mueven en el mismo campo de acción que en el pasado. Finalmente, abandonarlo todo a la suerte no es el mejor plan. Por qué no recuperar de nuevo la relación para darse una segunda oportunidad. Buscar la senda sentimental desde el exterior no es lo más sensato. Siempre y cuando no se restaure la herida que se ha producido dentro de uno mismo no será posible encontrar el camino acertado. Es la única solución que queda.

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