viernes, 12 de febrero de 2016

El precio de la fama


Título original       La rançon de la gloire ( The price of fame)

Año                        2014

Duración               114 minutos

Director                 Xavier Beauvois

Guión                    Etienne Comar

Música                  Michel Legrand

Fotografía             Carolina Legrand

Reparto                Benoït Poelvoorde, Roschdy Zem, Séli Gmach,

                              Chiara Mastroiani, Nadine Labaky, Peter Coyote,

                              Xavier Maly, Arthur Beauvois, Jean- Daniel Bigler,

                              Dolores Chaplin, Eugène Chaplin, Roland Noirjean. 



           
“El precio de la fama” de Xavier Beauvois ( en su película “De dioses y hombres” profundizaba en la valentía de unos abades del Magreb ante la posibilidad de que los pelaran a tiros unos terroristas. La cinta genera tensión mientras dura la proyección, del aplomo que sostienen los religiosos frente a su muerte segura) es una comedia dramática. La comedia está reflejada en lo gilipollas que llegan ser la pareja de tíos cuando quieren perpetrar un secuestro. El drama social viene de la mano de las condiciones en que se encuentra esa familia que no tiene donde caerse muerto y por si faltara poco se les añade un amigo recién salido de la cárcel




No se sabe muy bien por qué estaba allí, pero en cuanto le vemos robar un coche ya sabemos sus andanzas pasadas. Las condiciones de vida en ese estado están bajo mínimas, no se tiene ni para adornos navideños y menos para comprar una tele, aunque no se sabe cómo, ya aparecen  cargados con ella por la puerta. Allí ven las noticias y una de ellas les va a salvar la vida. Una idea brillante secuestrar a Crarlot que se acaba de morir. La idea no acarrea ningún riesgo: se desentierra del lugar establecido por la familia y se vuelve a enterrar en un lugar donde solo lo sepan los secuestradores. Primero se inspecciona la zona como si de un atraca a un banco se tratara: ni vigilantes, ni policías, ni personal de por medio, solo campos y campos donde se indique una señal para colocar el fiambre. Por lo tanto, el riesgo es cero, no se puede morir el rehén más de lo que ya está, y menos el coñazo de tener que alimentarlo mientras esté secuestrado. Es un plan fácil de perpetrar, sin riesgos. El dúo atracador no está muy de acuerdo, pero ante las miserias de los humildes que están condenados a ser pobres de generación en generación, por mucho que la hija quiera unos estudios universitarios que no va a poder dárselos y si la hija les pide estudios de veterinaria les dice que puede como mucho trabajar en el zoo, echándoles de comer a las fieras. Esto se lo venden como si fuera casi lo mismo. En todo momento se quiere comparar la miseria de los personajes con las historias de Chaplin. Así, por ejemplo, el amigo compra una chuchería a la niña que se la zampa en un tris sin compasión para darle las migajas. Esto podría ser propio de una viñeta del mismo cómico, si le cambiamos el careto al personaje y le colocamos el dombín, el vigotillo y el garrote ya lo tenemos. Las referencias son constantes: así como la navidad con dos velas miserables y cuatro viandas escasas; por otro lado, una operación de la mujer que no pueden pagar. La miseria social va de la mano con la miseria de los personajes de las películas de Charlot: unas en blanco y negro, mudas, las otras en color y presumiblemente reales. Todo ello, aderezado con la música de Candilejas ( entre candilejas yo te ame…). En definitiva, la ficción de unos personajes marginales están al mismo nivel precario que los personajes de la película. Desde otra vertiente se quiere contraponer los dos extremos sociales: se aprecia el contraste, por un lado, entre las imágenes de la casa de los miserables ladrones de cadáveres y, por el otro, la mansión de los descendientes del famoso actor. Por lo tanto, las múltiples parodias tan criticadas por el mítico actor, por ejemplo en “Tiempos modernos” donde se mofa del el sistema de trabajo en cadena como si fuera una esclavitud esto de pasarse durante ocho horas enroscando una tuerca una detrás de otra sin parar, se ven ahora contrastadas y parodiadas con la realidad de la vida.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por participar en esta página