domingo, 14 de febrero de 2016

Elvira, te daría mi vida pero la estoy usando







Título original            Elvira, te daría mi vida pero la estoy usando

Año                            2015

Duración                   100 minutos

Director                     Manolo Caro

Guión                        Tomás Barreiro, Pablo Chemor

Fotografía                 Mateo Londono

Reparto                    Cecilia Suárez, Luis Gerardo Méndez, Vanessa 

                                 Bauche, Angie Cepeda, Carlos Bardem,

                                 Angélica Aragón, Mariana Treviño, Valeria

                                Vera, Amorita Rasgado, Alfonso Dosal,

                                María Elena Saldaña, Zuria Vega, Silverio Palacios.

        


Los niños se ríen con las chorradas más imbéciles que sueltan los payasos en el circo. Este estado de inocencia y de risa fácil se vuelve áspero cuando llegas a adulto. Por eso, las comedias que tienen como función que el espectador reviente de risa les corresponde un papel harto difícil de realizar. Actualmente, muchas comedias se sujetan  en el drama social que en muchas ocasiones de tanta tragedia te entra la risa. En este caso, las relaciones matrimoniales en la película “Elvira te daría mi vida pero la estoy usando” del director Manolo Caro ( solo el título ya es un tanto largo y peligroso, podía haber sido más explícito: Elvira, mándalos a todos a tomar por saco) pasan por una etapa delicada. La aparición de niños dentro de ésta genera a menudo desavenencias. El marido ( Carlos Bardem), un buen día, sin más, con la escusa de comprar una cajetilla de tabaco en la esquina se las pira de aquella casa de locos pequeños. Los niños son encantadores, pero aguantarlos noches tras noches de lloros así de pronto como que no está en sus planes. La mujer se siente incomprendida en medio del caos.





La caja de zapatos de la cómoda del dormitorio es quien delata la marcha del cabrón. Allí no está guardado todo el dinero de los ahorros, sino que falta un buen pico. Por si no fuera poco, mientras remueve cajones, descubre folletos informativos de ofertas de vacaciones que delatan al canalla que la ha dejado en tal situación. El personaje, una Cecilia Suárez que se esfuerza por darle al personaje un matiz patético, a partir de ahora intenta una huída hacia adelante para salir de la miseria de las cuatro paredes. Emprende una encrucijada de investigación para saber con quién se la está pegando su marido. Los niños ya los colocará a una vecina que se ofrece para lo que salga. Esa vecina chismosa que da miedo con un santuario en su habitación. (A veces las películas duran dos horas y te mantienen pegado a la butaca durante treinta minutos, el resto pasa por bostezos y pocas atenciones a lo que ves. Intentarás buscarles parecidos con grandes películas. Por eso, las imágenes siempre te llevarán a otras). La vecina atenta y generosa recuerda al mismo tiempo a aquellos inquilinos sectarios y absorbentes de “La semilla del diablo” de Roman Polanski, allí una pareja de ancianos de lo más retorcida muestran una atención y una generosidad exquisita ante los recién llegados a su bloque de pisos. Su intromisión se hace sofocante para la mujer que no sabe como desprenderse de tal agobio de lapa. En este caso, la vecina está a punto de apropiarse de los niños que no echan en falta a su madre, aunque a ésta ya le está bien porque ella pretende largarse tras la pista del desertor. Los primeros planos de la actriz con esos ojazos recuerdan a  Audrey Tautou en la película "Amelie". Esa situación de abandono donde un hijoputa se ha largado con la pasta y la ha dejado con un hijo en cada mano no la consiente y se busca las vueltas para llegar ante él. Su plan pasa por encontrarlo de una vez por todas y vengarse. El muy chingado ha tardado una eternidad en darle hijos y cuando llegan le deja en la puta estacada, pero no es necesario tomar represalias porque el tiempo y la naturaleza pondrá las cosas en su sitio.




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