Año 2017
Duración 104 minutos
Director Chloé Zhao
Guión Chloé Zhao
Música Nathan Halpern
Fotografía Joshua James Richards
Brady, interpretado por
Brady Jandreau ( mejor actor en el festival de Valladolid 2017), es un muchacho sensible con los animales y con una afición desmesurada por el rodeo.Cuando la vida está entregada a una afición y por un accidente ya no se puede seguir con ella, entonces ya no merece seguir adelante.
El mundo se le cae encima porque ya no puede practicar su pasión. Este es el problema que plantea la cinta "The Rider "de Chloé Zhao, donde un vaquero que se dedica al rodeo sufre un grave accidente y ya no puede continuar con su pasión. A partir de aquí su vida sufre un calvario.
Brady Jandreau ( mejor actor en el festival de Valladolid 2017), es un muchacho sensible con los animales y con una afición desmesurada por el rodeo.Cuando la vida está entregada a una afición y por un accidente ya no se puede seguir con ella, entonces ya no merece seguir adelante.
El mundo se le cae encima porque ya no puede practicar su pasión. Este es el problema que plantea la cinta "The Rider "de Chloé Zhao, donde un vaquero que se dedica al rodeo sufre un grave accidente y ya no puede continuar con su pasión. A partir de aquí su vida sufre un calvario.
En el lejano oeste, el rodeo es
más que una profesión, se lleva en la sangre. Los jóvenes sienten pasión
mientras montan un toro o un caballo salvaje que trota sin cesar mientras ellos
muestran sus cualidades encima de la bestia. El animal trota sin cesar y la
gracias está en aguantar encima el mayor tiempo posible, amansarlo o por el contrario de una de esas embestidas saltar por los aires. Todo sería la mar de sencillo, siempre y
cuando no hubiera heridos graves, incluso jóvenes postrados en una silla de
ruedas para toda la vida. El protagonista, aficionado y fanático del rodeo,
sufre una caída grave y se lesiona el cerebro. Su vuelta a la grupa del caballo
se hace larga, no se lo aconsejan, pero sin el rodeo qué será de su vida: nada ¿Tiene algún sentido no montar? La preparación del rodeo no deja de ser un
ritual más: las botas bien abrochadas, el contacto con el animal, los gritos de
la gradería. Junto a su imposibilidad de montar le acompaña la precariedad
familiar que le acarrea mayores frustraciones. Ganarse la vida en un
supermercado no es suficiente consuelo cuando los caballos son su pasión. Esto no compensa. Por eso, vender el
caballo de su casa para afrontar las deudas supone abandonar un componente de
la familia a su propia suerte. No es sorpresa que acabe mal, pues durante todo
el metraje se ve venir, que de un momento a otro vendrá la desgracia, pues
cuando se busca tanto al final llega o por lo menos siempre está latente. Su obsesión por montar un día u otro acabará con él. En fin, esto es lo que hay.
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