viernes, 12 de abril de 2019

Invitación de Boda



Título original Wajib

Año                2017

Duración        96 minutos

País               Palestina

Dirección        Annemarie Jacir

Guión             Annemarie Jacir

Fotografía      Antoine Heberlé

Reparto          Saleh Bakri, Mohammed Bakri

                       María Zreik

La cinta sigue el itinerario que marca un padre y un hijo en su coche. Llevan las invitaciones del casamiento de la hija. El hijo, llegado de Italia, en todo el itinerario, siempre es cuestionado por sus padre. 

A cada paso es bueno recordar la cultura y las diferencias entre el país del que viene y en el que ahora están. Varios temas asaltan a los protagonistas en ese camino: el conflicto árabe israelí. Las formas culturales nuevas que sostiene el hijo  suponen una crítica por parte del padre, un enfrentamiento constante durante ese trayecto de invitación. A cada paso que dan es bueno recordar en la Tierra que están y las tradiciones que les rodean. Eso cuenta la cinta "Invitación de boda" de Annemarie Jacir. El mal rollo que generan las situaciones, en parte recuerda la fragilidad de una sociedad en continuo enfrentamiento y a veces lleva a aquella cinta excelente de "El insulto" de Ziad Doueire. 

Esas contradicciones entre aquel que ve la cultura desde otro prisma y el hombre de la tierra son las que hacen avanzar la cinta hacia el conflicto.





Los sobres de invitación que va entregando a los familiares es el hilo conductor de la historia. En el camino, se encuentran con la realidad cultural que invade las calles y los lugares. Este reparto llevará el tiempo de toda la película, pues son más de trescientos invitados que deben entregar el sobre en mano. Las relaciones entre padre e hijo, ahora muy distantes, irán enfrentándose entre sí. Los roces fuertes llegan en el momento en que se quiere invitar a la boda a personas que se metieron con la vida del hijo. Aquí se producen enfrentamientos y desavenencias personales entre los dos. En ese trayecto, el conflicto palestino israelí aflora en cualquier momento, siempre presente. Ese peregrinaje por la ciudad no es que sea apasionante, pero mantiene los sentidos por ver qué pasará en adelante y con qué pared de hormigón se van a encontrar de nuevo. La cámara nos lleva por callejuelas que conducen a nuevos domicilio donde deben estregar las cartas de invitación. En cada casa sucede un hecho que altera el orden y la armonía, es un reflejo de la situación de conflicto permanente, la crispación se palpa a cada paso que dan. En fin, la preparación de la boda es todo un ritual y en ello están, pero a cada paso que dan se multiplican los problemas. Al final, las disputas entre padre e hijo llegan a una bronca donde las dos posiciones enfrentadas se dicen todo lo que llevan dentro. Los invitados han fraccionado esa relación distante que mantienen los dos entre sí.

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