Invisibles

Título original Invisibles

Año                2020

Duración        83 minutos

País               España

Dirección       Gracia Querejeta

Guión            Garcia Querejeta, Santos mercero

Música           Federico Jusid

Fotografía      Juan Carlos Gómez

Reparto         Emma Suárez, Adriana Ozores,

                      Nathalia Poza, Blanca Portillo,

                      Fernando Cayo, Pedro Casablanc.

 Tres amigas se juntan una vez a la semana para pasear  y eso no les libra de comentar sus problemas diarios. La veracidad de las historias radica en la credibilidad de las tres actrices que lo cuentan cono si fuera su propia realidad: 

Adriana Ozores, en un papel de arisca y con una visión de la vida muy pesimista que le va al pelo ( ya realizó "Héctor" con la misma directora) es profesora de matemáticas harta de aguantar adolescentes que quieren hacer la suya siempre, multiplicado por tantos alumnos de varias clases. No se puede atender al detalle en el océano de problemas que son capaces de crear y moverse. Está desbordada en su trabajo y en su vida y no lo deja todo por comodidad.  Ella se siente cansada de aguantarlo cada día; 

Nathalia Poza está cansada de su hijastra que le acosa y le hace mala vida. Está invadida por un mar de dudas: un día piensa una cosa y el otro la contraria.

Emma Suarez, la última amiga, que también está cansada de especular sobre los empleados de la empresa donde trabaja, ficciona sobre cuestiones de su jefe que le tira los tejos o no. 

Se queja de las artimañas de la empresa por ascender a personas pelotas e incompetentes. "Invisibles" de Gracia Querejeta ( directora de “Siete mesas de billar francés” donde los protagonistas ,como en este caso, van contando sus tragedias o "Quince años y un día” donde los personajes siempre tienen una fuerza especial, están convencidos de su proceder en la vida) quiere mostrar la situación en que se encuentras las mujeres a una edad como si estuvieran fuera de ese escaparate de las miradas masculinas. Han pasado la barrera de los cincuenta y se sienten poco contempladas, olvidadas, invisibles.

Las mujeres se quejan de una sociedad machista. Por ejemplo, por qué se convoca a la madre en lugar del padre en las reuniones escolares o por qué se asciende a puestos más importantes  a hombres tontos de remate cuando hay mujeres muy válidas que son infinitamente mejores, además peor pagada que otros hombres que realizan el mismo trabajo. Hablan de las mentiras en las conversaciones y las verdades que nunca se dicen por cobardía o porque en el momento nunca aparecen. El diálogo sigue entre las amigas como si eso las liberara de esa opresión diaria que sufren las mujeres. Ese jefe que envía un correo a altas horas de la noche y se intuye que quiere rollo. Hacen valoraciones diferentes desde varios puntos de vista para acabar cabreadas. La relación en pareja o la soledad es un tema candente. acaso, puedes aguantar años con un tipo que ya no sientes nada. Una de ellas, cuenta que le da asco su marido, pero pasa qué liarte con otro desconocido si pueda ser todavía peor, ya está bien en su mundo tal y como está un un status social cómodo. La conversación continúa desgarrada, a ver quién la dice más gorda: una que debería ligar para acabar con la mala leche y la otra que ha entrado en el club de los cincuenta y ya hay mujeres de veinte años que han ocupado su lugar. Los hombres ya no les miran a ellas. Las historias de sus vidas emanan libremente en los paseos que se suceden cada jueves de la semana. Allí asoman las tribulaciones y los resentimientos compartidos. Siempre es el mismo paseo donde se confiesan enérgicamente sus progresos o sus fracasos. La amistad entre las tres se convierte en un pozo de disputas donde van a parar todas las confesiones. En definitiva, asistimos a la concentración de tres vidas de jueves a jueves cuando se ven en el parque. El resultado es la explosión de esa contención de sucesos dramáticos que producen las tres y que lo vomitan, pero el parque esconde historias de todo tipo que todavía están por descubrir.