domingo, 24 de abril de 2022

Spencer




 Título original Spencer

Año                   2021

Duración           116 minutos

Dirección           Pablo Larraín

Guión                Steven Knight

Música              Jonny Greenwood

Fotografía         Claire Mathon

Reparto             Kristel Stewart, Jack Farthing,

                          Timothy Spall, Sally Hawkins,

                           Sean Harris, Richard Sammel,
 
                           Amy Manson, Ryan Wichert,

                          Michael Epp, Olga Hellsing,

                          Wendy Patterson, Niklas Kohrt,

                          John Keogh.
"Spencer" de Pablo Larraín trata de la vida de la princesa de Gales, Diana, Lady Di, en los años noventa cuando esa princesa ya está harta de tantas ataduras, rituales y parafernalia de la corona. El director  se ha especializado en biopic antes ya se adentró en la vida de la viuda de Kennedy. En "Jackie",esposa del presidente mencionado y asesinado en un atentado que se vio involucrada, donde Natalia Portman realizaba un gran papel como en esta ocasión lo hace 

Kristen Stewuart, ( no podemos dejar pasar el gran papel del personaje de criada de la princesa y confidente realizado por 

Sally Hawkinsen- aquella chica enamorada del monstruo en la película de Guillermo del Toro "La forma del agua"); tampoco podemos dejar de lado la otra cara de la moneda, el confidente y mayordomo general de la reina, interpretado por 

Timothy Spall que es el encargado de, mediante historias o experiencias, convencer a la princesa de que debe volver por el cauce que corresponde a su cargo), con  un papel calcado de la princesa, porque refleja la angustia que pasa en ese palacio. En toda la cinta está presente la opresión que siente en las carnes de la princesa.Le ha dado dos hijos al príncipe Carlos, pero ella está harta del palacio y de las composturas. El inicio ya marca el momento en que se ve esa ruptura con las formas, con lo establecido por la reina madre y por aguantar una vida que ella no quiere vivir. Es el momento de ruptura total. Se escapa de la servidumbre y se pierde por la zona, busca la libertad, sentirse persona fuera de la corona. Volver a las raíces, eso es lo que desea. Rescata un abrigo de sus antepasados colgado de los palos de un espantapájaros. Ella, se mete de lleno en ese papel de desgraciada de estar ya a punto de explotar, quiere ser de nuevo una Spencer, rescatar el apellido de su familia de una vez por todas y ser la de antes de conocer al príncipe Carlos. Al mismo tiempo siente repugnancia de saber que su marido se la está pegando con otra. Hay momentos en que la protagonista  recuerda a la reina Anna Bolena, la cual fue ajusticiada por considerarla desleal a su marido cuando nunca se probó y posiblemente fuera al revés. Se respira el ahogo existencial del personaje. En cambio, el príncipe queda al margen de esta angustia, esa es su obligación: resistir las embestidas de la corona. Ella piensa que es fuerte y nunca la van a doblegar, pero la respuesta es contundente.



Todo lo que le rodea, si le gusta, se lo privarán como por ejemplo coserle las cortinas con la excusa de los periodistas espías. La libertad está más allá de la valla.


Cuenta la vida de la princesa de Gales, la princesa del pueblo. No sabemos hasta dónde llaga la realidad y la ficción, pero nos da igual porque todo es creíble. Esos hijos con una madre completamente desengañada, abatida de una vida de ensueño y de princesa que nunca quiere vivir. Les comenta que en el colegio hay presente pasado y futuro, pero aquí no existe el futuro, solo pasado y presente. Toda la pomposidad del palacio le resulta extraña, y se siente indiferente de ella. Vemos el momento en que la ruptura matrimonial ya es total, pues Carlos, el príncipe, ya tiene una amante que ella sabe y que le regala los mismos collares. Ella se siente intrusa, extraña de ocupar un lugar que no le pertenece ni quiere. Esa rigidez en la mesa en las composturas, en los movimientos, todo calculado, todo el ritual de la corona a cada paso que da: ritual en cada comida, ritual en cada traje. Esa sobriedad, ese silencio al comer, que será la reina la que inicie la primera cucharada. Todo es protocolo  sin salirse del guión ni un milímetro.Todos en la mesa lanzan esa mirada fría y  cortante de unos ojos como cuchillos que quieren cortar hasta el infinito.Ella es alguien que está atrapada en un lugar donde es incapaz de salir, está prisionera del palacio y siempre hay unos ojos, el mayordomo mayor, que la vigila. El palacio es una celda de reclusión, allí se cierran las cortinas para que los fotógrafos no puedan escatimar en imágenes. Ella puede tener amistad con alguna de las doncellas, entonces la despedirán, debe estar aislada del mundo. El agotamiento psíquico de esa persona oprimida está llegando a un punto crítico de irritación por la distancia y la deslealtad de su marido, por las obligaciones que deben realizar sus hijos desde pequeños con las tareas de la caza.  Ella ya no puede más con tanta parafernalia, con todo el aparato real que le entran ganas de vomitarlo encima de su esposo. Quiere traspasar la frontera de lo correcto ser la otra no aquella que quieren que sea, alguien movido por unos cables, un títere. Por eso, busca siempre saltar la alambrada, escapar de esa prisión.Necesita recuperar su personalidades, su infancia, la humanidad que ha perdido en ese museo de cartón de palacio y llora desconsoladamente, romper con todo para adquirir de nuevo la libertad. En definitiva, pretende rescatar a sus hijos de las garras reales. La libertad era eso: volver a saborear las hamburguesas con patatas fritas y oler el aire fuera del castillo de los horrores y liberarse de la esclavitud. 

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