Mediados del siglo pasado, un grupo de chicas que estudia con vistas a la entrada de la Universidad y que por la noche sale de farra para divertirse para ligar.
Aquí ya empiezan a sonarme películas del mismo estilo: embarazo de adolescente, tiempos de prohibición del aborto. Rápidamente el tema me lleva a "Nunca, casi nunca, a veces, siempre" de Eliza Hittman donde narra ese viaje agónico del aborto.Cuenta los silencios y las angustias de la mujer que debe guardar cautela y recoger dinero para esa operación en la clandestinidad. También asoma la excelente "4 meses, 3 semanas, 2 días"de Cristian Mungiu donde la misma situación llega a unos límites inhumanos.En este caso, "El acontecimiento" de Audrey Diwan ( León de Oro en el festival de Venecia 2021)esas salidas de la protagonista, interpretada por
Anamaria Vartolomei, implican tener rollo y las posibilidades de quedar embarazada. Cuando pasa el tiempo y no baja la regla, las preocupaciones se van agravando. Es un momento delicado en que el aborto no está permitido y además, intentarlo puede llevar a la cárcel con aquel que ose hacerlo.
Las primeras secuencias nos marcan el camino del tema central de la película o por lo menos ya se intuye. Unos primeros planos que nos indican la profesión del personaje principal; unas manos que cortan carne en un la tabla de madera, las mismas que embuten la carne en la tripa y, posteriormente, la presentación del personaje principal que está detrás de esa barra de la carnicería con los chorizos colgando del techo, interpretado por
Laura Galán, que muestra esa predisposición, por su obesidad, a un acoso de parte de los jóvenes de su edad. La obesidad y esa cara da nombre al mote que le endosan y al mismo tiempo al título "Cerdita" de Carlota Pereda. En la calle se encuentra la pandilla de los guapos que no se están en nada de tocarle las narices a distancia, pues una chica se mete los dedos en la boca con un sentido claro de decirle que es puro vómito y su presencia le produce nauseas y repugnancia.
La familia de carniceros rodeada del deshuese de los cerdos en el mostrador y los chorizos que los rodean es motivo de "bullyng" constante, pues en un instante la foto del grupo familiar está colgada en la red para cachondeo del grupo de jóvenes.
Carmen Machi, la madre, no falla nunca en su interpretación de naturalidad en esa sobremesa que se ven toros y series del montón. Usan ese habla común extremeño como la aspiración de la -s o la elisión de la -r a final de palabra. Por otro lado, las imágenes están cargadas de símbolos religiosos que aparecen ante unas situaciones realmente macabras. En ese contexto, se resalta el prisma personal de como ve el mundo cada personaje sin fijarse nada en si su forma de comportarse influirá en el prójimo. En ese contexto de barbarie rural donde todos se conocen se producirán acontecimientos que cambiará el sentido de la vida de sus habitantes.
Nancy, nombre ficticio, es una mujer viuda, de una cierta edad avanzada,
Emma Thompson, se decide, después de quedar viuda, a experimentar una relación sexual. Eso propone "Buena suerte, Leo Grande" de Sophie Hyde. Se inicia en un encuentro en un hotel, la frialdad y los nervios de ella están a flor de piel, muestra un cierto rechazo a la situación, se siente forzada y quizá arrepentida; sin embargo él,
Darly McComarck, se encuentra cómodo en esa posición de seductor. Es joven y cobra por ello y no tiene ningún reparo en la edad diferencial. Su función es la de calmarla y de provocar el acercamiento.
Vivimos dentro de un mundo de consumo. Las ventas deben salir a toda costa tanto en la Tierra como en el Cielo. La película "Generación Low Cost" de Julie Lecoustre y Emmanuel Marre plantea el corrosivo acoso que sufren las azafatas por parte de los directivos de las empresas aéreas para que los pasajeros, sin posibilidad alguna de escapar al ofrecimientos de todo tipo de productos, compren la mercancía sin escapatoria.
Nadie saldrá de las garras de publicidad, a no ser que se tire por la ventana a una altura de miles de metros de tierra o del mar, de los charlatanes vendedores y obligados por sus superiores a meterles por la boca o por donde sea el producto que llevan entre las manos. Venden perfumes, comida y hay de todo lo que quieras en esa tienda ambulante antes de que bajen del reactor. Por lo tanto, no tienen escapatoria y como mínimo deben escuchar la comida de tarro de las azafatas. Además, esos vuelos "Low Cost" mostrarán que no son tan baratos, pues siempre intentan sacar el dinero de las rebajas por otro lado, facturar bolsos de mano que pueden ir en cabina, o asientos demasiado pegados unos de otros.Toda la historia gira en torno a la protagonista,
Adéle Exarchopoulos, (la actriz que realizó aquel papel de adolescente con sus dudas sexuales, pues le atraían los hombres y las mujeres con el prejuicio que acarreaba a su familia, hablamos de la excelente película "La vida de Adèle" del director Abdellatif Kechiche con ella
obtuvo la Palma de Oro en Cannes 2013 y varios premios más) y sus dudas sobre la forma de vida que lleva. Sin embargo, oculto está, detrás de toda su personalidad, esa dimensión humana con un punto de fracaso generacional por no conseguir las metas deseadas.
"Cinco lobitos" de Aluda Ruíz de Azúa sigue la gruta humana de los sentimientos desde el inicio. Muestra con un realismo palpitante las situaciones de una madre ante su bebé recién nacido, con sus tristezas y sus alegrías. La naturalidad de las situaciones conecta con infinidad de domicilios familiares que han vivido la misma experiencia, y eso es el valor más importante de la película.Desde esa llegada atropellada de la familia con su hija,
Laia Costa, que mantiene en brazos a su hijo recién nacido. La madre,
Susi Sánchez, un tanto cascarrabias que ya la veíamos en un papel parecido en "La enfermedad del domingo" de Ramón Salazar, o el caso del padre resignado a pasar esos momentos de complicación.Los inicios traumáticos donde no se sabe qué hacer ante un ser tan frágil. Cuenta con sencillez esos momentos de alegría, las insatisfacciones matrimoniales de los abuelos con
Ramón Barea como punto débil de los personajes; pero en el camino dará un vuelco la trama y se encontrará con el drama de la muerte.
En definitiva, el bebé modifica esa relación social de la pareja joven, los comportamientos, cualquier situación compleja será un pequeño trauma insuperable. La vida en sí y todos los personajes caminan por el filo del precipicio salvando obstáculos como auténticos malabaristas.
Laure Calamy se encuentra al borde del colapso de su existencia. Las horas del día son insuficientes para realizar sus tareas laborales.Sale de casa anochecido y vuelve a casa de nuevo en la oscuridad nocturna.
Intenta mantener una familia de dos hijos con un trabajo de supervisora en un hotel de lujo en el centro de París.Desde allí hasta las afueras debe realizar un trayecto de odisea diario y si no es suficiente debe aguantas las pullas diarias de la jefa para que no falle nada del lujoso hotel.De ahí el nombre de la película"A tiempo completo" de Eric Gravel que indaga en la explotación humana hasta el extremo.
Eric Bana, muestra un semblante de cara de palo que no se altera ante los insultos de los habitantes de su pueblo, recibe la llamada de un amigo de infancia para comunicarle el asesinato de una familia y el autor es conocido de infancia.Obligado a asistir a su entierro, allí encontrará personas que no lo reciben con buenos modales. Él estaba involucrado, junto a su amigo asesino en la muerte de una joven amiga de estos. Esto pasó hace mucho tiempo, pero quedó en el aire las sospechas de ser el asesino.Las escenas se suceden retrocediendo a los lugares donde se produjo el fatídico acontecimiento: un río, lugar que ahora está completamente seco y los jóvenes pasándoselo bien. Parece que los acontecimientos, las muertes, están conectados entre sí y el detective indaga sobre las relaciones de estas. Hablamos de "Años de sequía" del director Robert Connolly que se rodea de una ambientación basta, árida y seca que recuerda a los western, pero modernos con los tipos rudos medio locos por el entorno. Ese personal del pueblo que solo le falta llevar una pistola en la funda se parece al de aquella buena película titulada "Comanchería" de David Mackenzie.
"Alcarrás" de Clara Simón ( directora que sabe tocar la tecla acertada para, por medio de la naturalidad de los personajes o del paisaje, conseguir la atención del espectador y un ramillete de premios asegurados, en este caso, el Oso de oro del festival de Berlín 2022, pero no es el único con "Verano de 1993" ya se alzó con el premio Goya 2017 a la mejor dirección y seleccionada para ir a los Oscar, si la eligen.) cuenta la vida de unos campesinos en tierras de Lérida, en el mismo pueblo que da nombre a la película: Alcarrás. La directora, con buen criterio, echa mano de actores no profesionales, hombres del campo, para darle mayor veracidad a la historia. Esa verdad de las historias de cualquier rincón de un pueblo como pasaba en "La inocencia" de Lucía Alemany donde esos personajes sencillos buscan tozudamente una meta sin detenerse en considerar otros criterios, sino que se aferran a un sentimiento personal y no lo abandonarán.Se centra en los problemas cotidianos, que no son pocos y variados, de unos campesinos por el cultivo de la fruta de unos campos que ni siquiera son suyos. Para empezar, deben marchar de sus tierras porque los campos que siempre han cultivado se compraron de forma poco oficial, de palabra y por mucho que busquen un documento poco encontrarán y el pobre viejo, nada sabe de papeles sino de palabra con el anterior dueño.
Es decir, ellos, en tiempos de guerra ayudaron a los dueños, los Pinyol, a llevar adelante las cosechas y poco a poco se apoderaron de las tierras, pero ahora, pasado el tiempo, aparecen los verdaderos dueños con otros aires y con la intención de desalojarlos del lugar. Después, las dificultades añadidas que acarreará mantener los árboles frutales con la plaga de conejos acechando las frutas.Todo ello se pasa junto a los niños que viven en su propio mundo al margen de las dificultades que se les vienen encima. Quimet, el padre, protagonizado por
Jordi Pujol Dolcet, está metido de lleno en sus tareas de agricultor y por mucho que le digan que debe cambiar de trabajo, él lleva metido el campo en la sangre y no abandonará esas tierras tan fácilmente por mucho que su cuñado le diga que hay que dar un paso atrás.