domingo, 18 de diciembre de 2022

Arturo y el algoritmo

 


Título original E noi stronzi rimanemmo

                       a guardate

Año                 2021

País                Italia

Dirección        Pierfranchesco Diliberto

Guión             Michele Astori, Pierfranchesco Diliberto

Música           Santi Pulvirenti

Fotografía       Manfredo Archinto, Arnaldo Catanari

Reparto          Enzo Casertano, Fabio de Luigi,

                       Pierfranchesco Diliberto, Maurizio

                       Nichetti, Sergi Vespertino,

                       Inocenti Fagni, Illenia Pastorelli.

                   Valeria Solarino, Maurizio Lombardi.

                   Orazio Stracizzi, Maurizzio Bologna.


El mundo laboral de las personas no es un bien común que dura eternamente.Podíamos verlo como un capricho de intereses, por un lado, y una necesidad imperiosa de mantenerlo, por el otro, para poder mantener una vida de supervivencia decente. El tema central de la película 


"Arturo y el algoritmo" de Pierfrancesco Diliberto plantea esa mirada de derrota del protagonista Enzo Casertano en el momento en que se le tuercen los acontecimientos de su vida y se queda sin trabajo. No entiende esa situación, pero debe iniciar su vida laboral a partir de una edad que ya nadie se preocupa por ti, no le interesas a nadie y menos se preocuparán por tu precariedad de trabajo.Debe peregrinar por el mundo de las empresas y picar en sus puertas para que lo atiendan. Al mismo tiempo, plantea la presión del mundo virtual que todavía aprieta más al pobre trabajador y toca de lleno las relaciones virtuales y amorosas ante la soledad y el abandono del protagonista.Hace pensar en otras películas con más acierto en el tema como "Her" de Spike Jonze o " Ruby Sparks" de Jonathan Dayton. En fin, pretende retratar de manera cómica la precaria situación laboral actual en una persona de edad avanzada para iniciar su labor profesional y menos, a esa altura de la vida, de repartidor de comida a domicilio.



La situación se desarrolla con una cierta ironía del destino. Ese hombre que ya tiene un empleo en una gran empresa durante más de veinte años de pronto se ve despedido sin apenas explicaciones. Ahora ya no les interesa y ya te puedes buscar la vida en otra parte. Ya no le sirve porque la empresa ha pensado en otra persona o sencillamente que quiere colocar una máquina de café en su despacho.Eso es así de sencillo.Pero las desgracias no llegan solas y su pareja lo acaba de abandonar. A partir de aquí, empieza la vida del peregrino en busca de un trabajo, pero su edad será una muralla para encontrarlo. Puede tener suerte, pero ya no será como antes, en un cómodo despacho, sino subido a las dos ruedas de la bicicleta con un cajón a la espalda y repartiendo por la ciudad aquello que pida el personal.Todo un vuelco en la vida, pues se deberá amoldar a un nuevo sueldo y unas nuevas condiciones de supervivencia.Ha pasado de la corbata y el traje al casco, anorak y pantalón corto.En fin, las calamidades y peripecias desastrosas se irán sucediendo en cada uno de sus repartos. Ese hombre poco preparado a un nuevo estatus social de miseria donde prima la explotación y las nuevas tecnologías quedará abandonado a su propia desgracia.




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