viernes, 27 de octubre de 2023

Los asesinos de la luna



"Los asesinos de la luna" de Martín Scorsese no es un western tradicional. No veremos vaqueros enfundando una pistola y a caballo defendiéndose de los indios malos que cabalgan en círculo  ante un parapeto de carros volcados en medio del desierto. Ni diligencias perseguidas por los pieles rojas que lanzan flechas sobre la frente del blanco que antes escupió el polvo sobre el desierto. Esos indios siempre salvajes que quieren cortar la cabellera de los blancos. Nada de cortarlas a los blancos, con sus navajas afiladas mirando al cielo, siempre interpretado como barbarie y no como un acto religioso para facilitar que el alma salga del cuerpo al más allá y no se atormente en la Tierra.Tampoco encontraremos el fuerte donde se refugiaba el batallón y adiestraba a los cadetes torpes para emprender la batalla de la toma de posesiones del territorio indio. Ni el galope del batallón de confederados a toque de corneta con la bandera de los Estados Unidos al viento ( de su única nación cuando los habitantes primitivos no son ellos sino los perseguidos) persiguiendo a los indios como animales. Con el fin de echar de unas tierras que son más de ellos a unos aborígenes que ya estaban allí cuando llegó Colón. Vivían de la caza, la pesca o del ganado en sus tiendas tan exóticas formadas por troncos y pieles. Todas las etnias tenían una cultura particular: sus bailes, ritos, lenguas. Con sus vestidos de pieles y sus plumas en la cabeza que los engalanaba.  No hay ninguna  de las imágenes míticas de Arizona del Monument Valley. Sin embargo, encontramos similitudes al Western. Aparecen indios que son diferentes: visten bien, llevan joyas y viajan en coches de lujo. Eso sí, sometidos por los blancos. Siempre con la intención del genocidio a pequeña escala por medio.La historia es real y se desarrolla años más tarde de las aventuras de conquista del Oeste ( 1920) cuando el Norte, confederados han ganado la guerra y ya ha establecido sus leyes y abolido la esclavitud en el país, pero los indios siempre al margen deben retirarse a las reservas que los blancos han establecido, a unas tierras desérticas y poco productivas. Arrinconados en Oklahoma, la raza Osage se convierte por casualidad en los habitantes más ricos del planeta gracias al liquido valioso que ocultaban esas tierras poco productivas. El petroleo les hace pasar de miserables a ricos. Lo más lamentable es que el relato es verídico, es decir, esos malvados blancos que matan al indio rico sin escrúpulos, existieron. Así lo cuenta en la obra del mismo título el autor David GrannEn ese contexto de la historia aparecen los villanos que quieren apropiarse de la riqueza.




Robert de Niro ( como ocurría en "El Padrino" con Marlon Brando) realiza tareas de salvador y buen campechano que ostenta una rancho de ganado que muestra las dos caras diferentes: una más bondadosa, pero , por la otra, malvado y demoníaco hasta el final de su vida. Él, por detrás, siempre va azuzando a los matones para que se cargue al personal. 




Leonardo DiCaprio, el sobrino del anterior, que es como una marioneta accionada por su tío, ladrón y asesino con la misma doble cara del anterior, pero esconde la carta de  galán enamoradizo de la india rica, interpretado por 



Lily Gladstone, ciega de amor, confusa y enferma de diabetes que siempre confía en su marido pese a que se la está cargando lentamente. Además, sabe que se acerca a ella porque tiene mucha pasta. Así, se parece más a una película de gánster de mafiosos como sucedía en "Uno de los nuestros" donde el crimen y la muerte está presente si detrás hay dinero donde rascar. Por eso, la vida del indio no vale una nada y se le mata sin mayores escrúpulos. Aquí se deja a los muertos ( siempre aborígenes ricos que molestan) en medio de una charca, sin preocuparse en enterrarlos. 



No existe el amor, sino heredar la riqueza a toda costa, aunque para ello se tenga que matar a su propia mujer.  En definitiva, la pena de la historia es que los asesinos nunca creen que hacen el mal. Piensan que su actuación entra dentro de la normalidad. Continúan con el mismo pensamiento de sus antepasados en someter a los aborígenes porque los consideran inferiores. Por lo tanto, no hay tanto lucha de clase, sino directamente racismo puro y duro. Ya tenemos una candidata para los Oscar próximos. No eres capaz de desconectar de las imágenes. Excelente película, pero qué manía con hacer obras de tres horas y media. Sales de la sala agarrotado.

Título original Killers of the Flower Moon

Año                 2023

Duración         206 minutos

País                 Estados Unidos

Dirección         Martin Scorsese

Guion               Eric Roth, Martin Scorsese

Libro                 David Grann

Música              Robbie Robertson

Reparto             Leonardo DiCaprio, Lily Gladstone,

                          Robert de Niro, Jesse Plemons,

                           Louis Cancelmi, Brendan Fraser,

                           John Lithgow, Tantoo Cardinal,

                           Pat Healy, Gary Basaraba,

                            Barry Corbin, Scott Shepherd,

                            Sturgill Simpson, Jilliam Dion

                             Jason Isbell, Willoiam Belleau.





Ya hemos comentado que la cinta se acerca más a un thriller que a un western convencional. Pero la violencia étnica y el exterminio indio son el hilo conductor de la trama. Asoma por todos los costados la violencia extrema, sin nada de humanidad de los personajes que se quieren hacer con el control de la riqueza de los indios que por casualidad y sin saberlo los han arrinconado en un lugar rico de ese líquido negro que es el petróleo. Esas tribus arrinconadas en una tierra donde el hombre blanco es incapaz de arar por la cantidad de rocas que hay y que deben vivir miserablemente hasta que se mueran. Allí, en ese gueto miserable, apareció el chorro de oro negro que bañó los cuerpos de los indios. Esas tierras que no eran fértiles y compradas a precio de ganga, pasaron a ser más valerosas que el resto de todo el continente. Así, de comunidad miserable se transformó en  la comunidad más rica de EEUU. No tardaron los buitres en aparecer, un abogado de Kansas se hizo con los derechos de explotación, donde hay pasta aparece el mafioso que moverá los cables para que los asesinos a sueldo disparen la pistola en la nuca del indio molesto. Ernest ( DiCaprio) sobrino de William Hale, alias Rey, ( De Niro en su papel que más cómodo se siente, cruel, chantajista y marrullero con los negocias: seguros de vida por aquí, seguros de incendio por allá, chivato con malicia ) planean apoderarse de toda la fortuna de los indios Osage que están forrados porque por casualidad han encontrado petróleo. El primero se acerca  a Molly, joven heredera de la fortuna junto a varias hermanas. Necesita conquistarla y casarse con ella y con el tiempo,  si hace falta, asesinarla para heredar la fortuna. Eso es lo que pretende. El tipo llega de la guerra de Secesión y no tiene manías en encapucharse para  robar y atracar a los indios ricos. El acercamiento a la chica se hace sigilosamente, pues se presta como  chófer y la lleva de un lado a otro. Ella sabe y se lo dice en su propio careto que solo quiere su pasta, pero con todo y eso sigue con él y se enamora. Se casan y conviven todos, madre hermanos, en una casa con sirvientes. Se movían con coches de lujo y lucían diamantes que los blancos acechaban para robarles. A partir de aquí, se suceden asesinatos a discreción que no serán investigados hasta el final. Eran muertos silenciosos que el estado pasaba de investigar por ellos y los indios no sabían cómo responder. Los villanos blancos se encargaban de casarse con las mujeres indias y luego asesinarlas. La comunidad india, los nuevos ricos, estaban atados de pies y manos, porque no podían disponer de toda su riqueza si no era por medio de un tutor o un abogado blanco. Siguen asesinando a la familia que aparece tirada en medio de la montaña y en el caso de contratar un detective privado, ya se encargara el malvado Rey en azuzar a su sobrino para que lo liquide. Al final, su esposa, diabética que solo se fiaba de que le chutara insulina su marido cruel. La asiste inyectando pequeñas dosis de veneno que se irá apagando lentamente.  La cual, viendo su precariedad acude al FBI para que investigue los asesinatos sospechosos. Se producen varias detenciones y un juicio final contra los asesinos. En fin, una larga historia de discriminación contra los nuevos ricos que han salido de sus habitáculos de pieles, vestimentas de plumas para pasar a la opulencia que poco  tardará en robar el blanco deseoso de poder. Siempre el mismo conflicto por la tierra, la raza y la muerte como punto final.


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