sábado, 6 de enero de 2024

Queso de cabra y té con sal.




 "Queso de cabra y té con sal" del director Byambasurem Davaa se desarrolla en la estepa de Mongola. Allí en medio de una zona casi desértica vive una familia: un matrimonio y dos niños. Sobreviven del rebaño de cabras  que cuida la madre y el padre se dedica a transportan a su hijo de once años al colegio y vender en los mercados  los quesos de cabra que secan  al sol y con el aire. 




Además, realiza tareas de mecánico con lo que se gana unos billetes. Las empresas mineras que buscan oro quieren indemnizar a los habitantes del lugar a un bajo precio y que se larguen del lugar cuanto antes. Sin embargo, las pocas familias que quedan no quieren abandonar el sitio porque las miserables indemnizaciones no les darán para comprar en otro lugar. Así, del campo no se puede sobrevivir, porque cuesta mucho dinero y esfuerzo cuidar el ganado y realizar muchos kilómetros para vender el queso y dejar al niño en el colegio sin que tenga acceso a ciertas actividades por falta de dinero.




 Hay ciertas similitudes temáticas con "Utama" de Alejandro Loayza. Los tiempos han cambiado y la tierra ya no da de sí más, pero las personas se niegan a abandonar las tierras donde siempre vivieron. Allí, en la yurta ( especie de tienda de campaña preparada para aguantar tanto temperaturas calurosas como fríos intensos) sin ningún tipo de adelantos, pasan el tiempo en tareas familiares: el niño hace los deberes, la madre borda y el padre juega con la niña pequeña. El habitáculo es pequeño y la convivencia entre todos es muy humana. Contrasta con la vida distante de las familias en las ciudades con sus adelantos tecnológicos; la dispersión de las familias en el mundo desarrollado y la poca empatía con los desfavorecidos. 




La trama todavía puede dar un giro más dramático y volverse más triste, porque el niño entiende que debe cooperar en casa con aportaciones económicas, aunque para ello deba sacrificar sus estudios. En definitiva, ya no pueden aguantar los cambios climáticos y menos a las multinacionales que los quieren sacar de la zona. Deberán marchar con su tienda a los alrededores de la capital para vivir en una miseria más profunda todavía.

Título original Die Adern der Welt

Año                 2020

Duración         92 minutos

País                 Mongolia

Dirección         Byambasuren Davaa

Guion               Byambasuren Davaa

                         Jiska Rickels

Música              John Gurtler, Jan Miserre

Fotografía         Talal Khoury

Reparto             Bat-Ireedui Batmunkl, Erenel Tumen,

                          Yalalt Baatarsuren, Baatar Uukhaan,

                           Algirchamin Baatarsuren,

                           Ariunbyamba Sukhee, 

                           Purevdorj Uranchimeg.    

                      





En esa zona completamente rasurada de árboles queda uno cargado de prendas que supone un santuario, donde el padre subirá a rezar o pedirle un deseo para que se haga realidad. Ahí, en la "yurta", la familia mantiene una agradable sintonía, pues no hay televisor y todos se apiñan en una pequeño espacio de su cabaña. Se cuentan historias y cantan canciones de sus antepasados en la soledad del campo en compañía de la montaña, la luna y los ruidos de los animales. En ese ambiente fluyen las caricias de padres a hijos y se respira un ambiente plácido, pese a la precariedad diaria, y de felicidad. Mientras sus padres se esfuerzan por llevar la casa adelante, el niño se prepara para interpretar una canción en un concurso. Mientras, ante las presiones de la multinacional minera, el grupo, que resiste a una presión constante y se reúnen para solventar el problema del acoso, vota por Erden, padre de la familia de protagonistas, para que lleve las conversaciones con la empresa invasora y sea la voz de todos los vecinos. Sin embargo, muchos habitantes ya han aceptado la indemnización y ante eso no se puede hacer nada. Todavía llegarán tiempos peores, pues el padre muere y el niño deberá realizar el trayecto hacia la escuela caminando. Se siente culpable del accidente  sin motivos, pues cree que por ir a verlo cantar se ha producido el suceso mortal. Entonces se acopla a una empresa de la zona para buscar oro y debe bajar a un pazo para cavar durante mucho tiempo. Por eso, deja de ir al colegio y su madre se mosquea y tiene que disputar para llevarse a su hijo de la mina. En definitiva, una historia sencilla sin mayores pretensiones que mostrar la vida dura de unos ganaderos en Mongolia que son incapaces de seguir adelante actualmente y no disponen de alternativa. 

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