miércoles, 14 de febrero de 2024

Golpe a Wall Street



 "Golpe a Wall Street" de Grai Gullespie ( director de director de "Yo, Tonya" un tanto innovador con una cinta que exploraba la vida de una atleta con ciertas dificultades para seguir adelante por su estado precario y lo hacía con un formato de entrevistas a los parientes o amigos cercanos que expresaban sus opiniones y le daban un tono de realidad diferente) se acerca al mundo de los negocios y la Bolsa de la mano de un tipo humilde Keith Gill o "gatito rugiente" en sus redes sociales, y su canal de Youtube era Roaring Kity, con pocos recursos, interpretado por 



Paul Dano ( "Los Fabelman" en la peli biográfica de Steven  Spielbert, realizada por él mismo, que hacía de padre un tanto despreocupado de la familia). Abre esos canales a la gente de la calle y es muy cercano al personal con poder adquisitivo bajo con una cinta roja en el pelo, bebe cerveza y fuma puros, nada que ver con los del lado opulentos, ricachones en sus piscinas y mansiones. Aquí muestra las pericias de un don nadie en ese mundo del dinero ( Hay otros títulos sobre ese tema que podemos resaltar: "El lobo de Wall Street" de Martin Scorsese; "Margin Call" de J.C. Chandor) que apuesta, cincuenta y tres mil dólares, toda su pasta, a una empresa de videojuegos. Agita a los mandamás de la Bolsa apostando a GameStpop,  empresa de videojuegos que está prácticamente en quiebra. Las acciones subieron en unos días un 4000% y el personal se volverá loco. 




Tal y como se inicia ya sabemos que dará el pelotazo pues los peces gordos han sido asaltados por ese insignificante mosquito. Así empieza la cinta con ellos nerviosos y asombrados de perderlo todo o de no ganar como siempre  están acostumbrados. La historia, después del arranque, se va seis meses atrás para ver el inicio de ese gran pelotazo. Todo ello se desarrolla en plena pandemia y el protagonista juega con la sensibilidad del personal que ha perdido a un familiar y esto conmueve y ayuda a apostar por su causa.  




En fin, la película muestra esos dos mundos diferenciados, los de los peces gordos con sirvientas en lujosas mansiones, incluso uno de ellos se permite  pasear junto a una mascota de la más extravagante como es un cerdo. Su lema es : "los particulares siempre pierden". En cambio, en el otro lado se encuentran los jóvenes marchosos y discotequeros asiduos de las redes sociales y fieles a sus divulgadores que apostarán por el pobre "youtuber" que ha depositado todo su patrimonio y noqueará a los ricos, pues su capacidad de aguante, por mucho que suban las acciones, será bestial. A veces, David  con su tirachinas gana a Goliat.





El tipo es un "Youtuber" que se coloca una cinta en el pelo e intenta realizar un contenido que capte por internet  la atención del personal. Se dedica a realizar conexiones y suelta toda su labia y vive de eso. La temática la dedica a las inversiones en Bolsa y suelta su perorata de discurso para convencer al personal de que inviertan en uno u otro producto, si es el suyo, mejor. La historia sigue a ese personal que se sostiene con apuros económicos, pero que ve el vídeo y le atrae, de tal manera que invierten en la empresa ruinosa de videojuegos, pero confían en él. Las estadísticas no engañan a nadie y el mercado de valores empieza a subir. La montaña en el panel de valores no para de ascender sin parar. Ese pobre diablo que lo siguen el personal sin poder económico, pero que son un mogollón y tienen la capacidad de alterar y de mover el árbol de la Bolsa hasta hacerlo caer. Al mismo tiempo, tiemblan los tiburones de la pasta. En ese mundillo de "youtubers" las apuestas a favor del tipo que promueve ese producto se está haciendo viral. Coloca su pasta sin miedo en GameStop una empresa de videojuegos ruinosa. Mientras, los peces gordos ( creían que se comerían a los pececillos entrometidos que habían osado comerse unas migajas de su negocio) que pasean por sus mansiones con piscina y ríen sin cesar pronto se darán cuenta del fenómeno que cada vez va a más y temblarán por su pasta. Así pues, esos pequeños inversores están tambaleando al imperio de la pasta. Millones de inversores pueden con el capital. Los pobres miserables al poder. Ahora, el protagonista que se siente un puto millonario no sabe si es el momento de vender o esperarse un tiempo y perderlo todo. En el momento en que se desprendan de las acciones, el que se quede último, lo perderá todo. Eso es la Bolsa y su riesgo. Ha llegado a más de veinte millones de dólares y la familia aprieta para que venda o se ha vuelto loco. En definitiva, un pobre de mierda no puede subirse a la chepa de los ricachones y pronto será llamada por las cortes al orden para que deje de jugar con el dinero de los otros. Pero al final el que arriesga se llevó una buena pasta.

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