interpretado por Andrew Scott, intenta escribir algo ver la tele, comer galletas. se está despertando o es que trasnocha por motivos que desconocemos. El melón está por abrir. Sin embargo, el protagonista sigue con la idea de comer y se puede interpretar que tenga impulsos de comer por ansiedad y depresión. Lo cierto es que está intranquilo, le asaltan indecisiones que desconocemos. En ese amanecer suena una alarma y sale a la calle, por la ventana ve a un vecino que, posteriormente, baja a saludarlo. Se huele un tufo de depresión, pues el vecino, Harry,
interpretado por Paul Mescal, le cuenta que están en medio de la urbe, pero no oyen nada y las ventanas no se pueden abrir, porque temen encontrar en el suelo cuerpos desparramados. Esa conversación de vecinos con la puerta abierta y con la botella de alcohol en la mano que propone entrar en la intimidad del otro se toma como una insinuación provocativa: " podemos hacer lo que tu quieras". Pese a que la insinuación puede llegar a un rollo sexual. No sucede así en el primer contacto, pero se vislumbra una relación sexual. Toma la decisión de abandonar la ciudad en tren. Trabaja de guionista de películas o lo intenta al ritmo de "Build" Housemartins. Descubrimos la incomunicación con sus padres en un primer encuentro frío, pero así como avanza la historia nos damos cuenta del trauma del protagonista y su estado de trastorno le juegan malas pasada y visiones irreales. Ese es el juego de su mente que mezcla sus sueños y las relaciones sexuales con su vecino.
En diferentes conversaciones con los padres, desde esa distancia insalvable, se habla de las prohibiciones que sufría por cruzar las piernas como las chicas, además del "bullying" que recibía de los compañeros de la clase. En definitiva, la película circula en dos mundos: uno sucede en el momento en que visita a sus padres( de distancia insalvable) y recuerda la infancia tormentosa por ser homosexual; dos, la relación amorosa que mantiene con el vecino sin preocuparse apenas por nada ni nadie ni lo que puedan decir. No está nada mal acabar con la música de "The Power Of Love" ( el poder del amor) de Jennifer Rush.
Título original All of Us Strangers
Año 2023
Duración 105 minutos
País Reino Unido
Dirección Andrew Haigh
Guion Andrew Haigh,
Novela Taichi Yamada
Música Emilie Levienaise-Farrouch
Fotografía Jamie Ramsay
Reparto Andrew Scott, Paul Mescal,
Claire Foy, Carolina Van Wythe,
Chistian Di Sciullo, Gsus López,
Guy Robbins, Oliver Franks,
Jack Fallister, Ami Tredea.
La cámara sigue las andanzas de un tipo que desconocemos su pasado. Imaginamos que se irá desvelando aquello por lo cual siente atracción o desprecio. De momento, en el inicio, hay pocas pistas, solo que sale de la ciudad en dirección al campo. La trama toma un aspecto misterioso por lo desconocido como indica el propio título. Siempre hay tipos que se le ofrecen sospechosamente. El día y la noche se confunden, las situaciones también. Todo suena a raro como si lo soñara o estuviera en su cabeza. No hay nada coherente. Empiezan a desvelarse cosas en el momento en que se encuentran a una pareja de jóvenes que parecen conocerlo y lo invitan a su casa. Él también los conoce y les dice su profesión, es escritor. Aunque, comenta que no es un escritor de verdad porque escribe guiones para el cine. Se han dado un beso con cierta frialdad y en una de estas, ella comenta: ¡Nuestro hijo, estamos encantados de que te vaya muy bien! No hemos notado ningún tipo de entusiasmo, realmente parecían conocidos de hace tiempo pero familiares lejanos. La visita es relámpago, pues cenan se dicen recuerdos de infancia y a la calle. Después del tiempo que no se ven suena raro tal frialdad. Así, sin más se despide de sus padres. Hay en ese hombre una incomunicación, se encuentra otra vez con el vecino e intenta, ahora sí, conversar: "me gusta el güisqui" y se cerró el ascensor. Está al caer una relación sexual intensa con su vecino. Confiesa a ese nuevo ligue, que sin más acaba de follarse, que sus padres biológicos murieron en un accidente de tráfico y está escribiendo sobre ellos. Vuelve a casa y esa supuesta madre mantiene una conversación, parece que no sabe que es homosexual, pues le pregunta si tiene novia. Se confiesa que no tienen pareja porque es gay. Aparece la cuestión de casarse y tener hijos como tema principal y obstáculo por tomar esos derroteros. Entran en acción los hechos de la infancia, por ejemplo, cuando quiso marchar de pequeño a Londres con diez chelines que le dio la abuela o el día que apareció en la ventana ensangrentado por cortarse el pulgar con una botella. Te veo muy solo, pero no es por ser gay. En la relación con el vecino se cuentan que las familias se alejan por el hecho de ser homosexuales. Están muy mal vistos y duele. Otro día en casa de sus padres habla con su padre que le confiesa que ya sabía su preferencia sexual porque no era capaz de chutar a la pelota como otros niños. Él confiesa que en el cole lo pasó muy mal, lo insultaban y le metían la cabeza en el váter; tirarle chinchetas a la cara. Es curioso que el padre confiese que él también habría hecho lo mismo que los niños. Eso es lo más doloroso que sus padres no lo apoyaran. Ese trauma de infancia se une al accidente de sus padres que no ha superado de adulto. Eso es lo que le hace tener pesadillas y miedos constantes. Ya nos damos cuenta de que esos padres que está visitando asiduamente son fantasmas que los tiene en su cerebro y que los desentierra de vez en cuando. Así, vive entre la vida y la muerte, ya que su cerebro no puede despegarse del trauma producido en su infancia. Por lo tanto, el trayecto que hace en metro es ficticio, pues está en su pensamiento, lo mismo que sus padres muertos en accidente y a medida que su vida real y amorosa toma fuerza, los fantasmas de sus padres se apartarán de en medio de su mente. Finalmente, esa persona marcada en la infancia, ha encontrado su espacio de amor y felicidad con su vecino, aunque para divertirse y olvidarse tenga que echar mano de la bebida y la droga.
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