viernes, 5 de abril de 2024

Un amor

 



"Un amor" de Isabel Coixet ( de la novela de Sara Mesa ) de inicio se introduce en la soledad que lleva a cuestas el personaje de la protagonista, Nat, 



interpretado por Laia Costa  ( encasillada en papeles dramáticos "Cinco lobitos" de Alauda Ruíz de Azúa, madre primeriza que le viene grande enfrentarse sola a un bebé recién nacido; "El maestro que prometió el mar" de Patricia Font, en la búsqueda de un antepasado asesinado por los soldados del bando nacional; "Els encantas" de Elena Trapé que busca un lugar alejado de la ciudad donde pueda encontrar tranquilidad y sosiego, en parte, muy parecida a la que nos ocupa). Así, se inicia en ese momento de la llegada a un pueblo donde los sonidos del campo la desvelan del sueño de tal manera que no acaba de encontrarse bien. A las primeras de cambio ya tiene bronca con el arrendatario,

 




interpretado por Luis Bermejo, que se queja de que la casa está demasiado sucia, a lo cual le responde, con muy pocos modales, que ya lo sabía y que aquello no es una casa rural, además le bajó dos veces el precio. Esa casa es una auténtica ruina y a las primeras de cambio, cuando llueve, hay unos goterones que parece un barco a la deriva. No puede achicar el agua y la bronca nueva con el casero no le servirá de nada y le llegará la solución de forma curiosa acompañada de una propuesta indecente. En esa primera toma de contacto, se ven claramente las diferencias entre un comportamiento tosco y muy rural como es el caso del tipo que alquila la casa que buscará el momento apropiado para atacar a su presa. Por mucho que quiera ser atento y a las primeras de cambio le regala un perro con el ojo machacado: "porque lo metió donde no debía" y dice llamarse desgracia. Es decir, todo son palos los que le pegan a la joven que acaba de aterrizar en un lugar donde no se lo están haciendo demasiado hospitalario. La historia está rodada en Nalda un pueblo riojano de poco más de mil habitantes. Sigue conociendo más lugareños que tampoco son muy simpáticos y se cruza con un joven,




 interpretado por Hugo Silva que parece que le hace tilín, pero que acaba siendo un chismoso como el resto de aldeanos. Cerca de su casa hay unos vecinos que montan saraos festivos ( esa vecina es Ingrid García Jonsson). Son un tipo de personal acomodados que pasan los fines de semana allí con su piscina y sus fiestas horteras. Una noche de esas, de pronto, se le aparece un tipo, Hovik Keuchkerian,



( ex boxeador que guarda una cierta relación directa con el propio personaje, pues su madre tuvo que exiliarse cuando él tenía tres años) que a lo tremendo le dice que quiere ligar con ella. No importa que lo rechace, porque él mismo puede complacerse, pero se lo dice para que lo sepa. Mientras fornican, en algún momento, puede recordar a "El último tango en París" de Bernardo Bertolucci o "El cartero siempre llama dos veces" de Bob Rafelson unos con mantequilla, otros con harina y aquí con huevo batido. Con todo ello podrían realizar un buen pastel. 



En definitiva, observamos que no siempre prima el chico guapo que es capaz de ligar a la chica guapa, porque por mucho atractivo que tenga su físico, su forma de ser un tanto contaminada del cotilleo pueblerino y metiendo las narices donde no debe. Por lo tanto, la intimidad personal lastra definitivamente las expectativas de la joven. 

Título original Un amor

Año                 2023

Duración         128 minutos

País                 España

Dirección         Isabel Coixet

Guion               Isabel Coixet, Laura Ferrero

Novela              Sara Mesa

Fotografía         Bet Rourich

Reparto             Laia Costa, Hovik Keuchkerian,

                          Hugo Silva, Ingrid G. Jonsson,

                          Luis Bermejo, Francesco Camil,

                          Violeta Rodríguez.




El enfrentamiento o más bien choque entre los dos mundos: rural frente al urbano. Se aprecia en los primeros compases de contacto con los lugareños del pueblo. Si ha tenido unas palabras desagradables con el arrendatario de la casa, posteriormente, en cuanto sale a comprar alimentos a una tienda se ve acosada a una metralla de preguntas un tanto detestables por parte de la dependienta: "Y tú vienes con novio, te has separado entonces, ya quieres empezar una nueva vida, porque la ciudad les agobia y el campo está tranquilo" Todo ello sin dejar ni un segundo de posibilidades de una respuesta. En cierta manera se las dan de hospitalarios y no paran de meterle la zancadilla a cada paso, porque le pide una caja de cartón y le responde que no tiene y en la misma puerta del colmado hay un montón de ellas. Todo son problemas que se le vienen encima que si el casero es un cafre y le ha dado un perro lleno de cicatrices y ni siquiera está vacunado. Conoce a un chico que es más hospitalario y se hacen amigos, pero luego es igual que el resto de pueblerinos. Siguen los malos modales con el casero que entra en su casa sin avisar y con mala cara le comenta que pague las facturas del agua de tres meses cuando solo lleva y uno y con pérdidas que ya le comentó en su día. Ella busca silencio y tranquilidad mientras oye una entrevista e intenta escribir sobre ella ( una mujer de color que cuenta sus andanzas de guerra y miserias en cualquier país de África). En esa comida con el chico que intenta por todos los medios ligarla y allí se descubre su oficio ya que está implicada en una oficina de refugiados, sin embargo, lo dejó y ahora traduce textos para la misma organización. Aquí todo el mundo sabe de todo el mundo, porque son chafarderos. En ese momento, no para de llover y los ríos que bajan de su tejado se solucionarán en el momento en que deje entrar en ella ( sexualmente) a ese desconocido, llamado el alemán, que dice que con eso tendrá solucionado el goterón del tejado. Ella se queda asombrada, no solo le hace propuestas indecentes, sino que está tratando con su propio cuerpo. Y se lo dice con toda la pachorra: "tú te tumbas y yo acabaré rápido". Eso, un polvo a cambio de arreglar el puto tejado que no para de llover. Así las cosas, ella está afectada por la situación de la gente en África, sin embargo, también sufre un acoso insoportable en el pueblo que quieren saber todo de su vida  o paso que da, meten las narices. Se inmiscuyen en su vida de tal manera que la están jodiendo a tope. El alemán es un cerdo, pero puerco legal, porque dice las cosas claras o lo tomas o lo dejas. El alemán es un animal en el inicio, pero luego ella lo busca, porque ha encontrado felicidad. Esa relación es como juntarse a un animal que arde de fuego mientras folla. Acabado el acto, ella le dice que es como una montaña que hay fuera. Ya sea por su dimensión o por su naturaleza que la penetra y le da placer. El joven del inicio es tan cotilla como el resto de los habitantes y mete las narices en su relación con el tipo que le arregló el tejado y posteriormente ha consolidado la relación. Y el pueblo cotillea a sus espaldas. Esa relación de amor es cada vez más frenética, por eso se cuentan sus vidas en los momentos de pausa sexual; ella dejó el trabajo de traducción, porque no aguantaba las miserias de los refugiados africanos, pero eran vidas de otros, en cambio él cuenta que su madre, armenia, tuvo que botar de su país con un bebé, él, hacia Alemania siendo rechazada de los trabajos como una apestada. En esas que la invitan los vecinos para celebrar un nuevo embarazo y siente asco ante esa cena donde se cuentan los placeres y las opulencias de su suntuosa vida y la piscina que pronto la llenarán de hijos. En fin, se produce la relación amorosa entre la joven bella y la bestia, porque aparte de la atracción física hay una sensualidad especial que facilita la llegada del amor. Ese pueblo idílico y tranquilo que iba a acoger dulcemente su estado anímico estresante se ha vuelto una jodida trampa. imposible de librarse de ella.



 

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