El título "¿ Estás ahí, Dios? Soy yo", Margaret" ( novela de la escritora Judy Blume) de Kelli Fremon ( aquella directora de "Al filo de los diecisiete" también de adolescentes y de enredos amorosos) alude a las conversaciones que se tira la adolescente
Margaret, interpretado por Abby Rider, con un Dios imaginario que nunca le contesta, pero que se siente segura. Son monólogos que mantiene con ese ser superior para que solucione los problemas familiares. Ella debe decidir su religión ya que su padre es judío y su madre
( interpretado por Rachel McAdams) cristiana. Se lo han dejado en sus manos para cuando sea mayor. Además, la aparición de una abuela tierna,
Katy Bates, que es cordial con su nieta, pero su imagen mosquea un tanto, pues te lleva directamente a su otro lado de la interpretación más cruel que hacía en "Misery" de Rob Reidner por la cual consiguió un Oscar a la mejor interpretación o por lo menos recuerdan aquellas terribles escenas con el escritor accidentado. La historia se inicia con el cambio de población de la familia, porque el padre ha sido ascendido en la empresa y deben abandonar Nueva York y marcharse a Nueva Jersey.
La madre está contenta pese a abandonar sus clases de arte, así se podrá dedicar a su hija y a casa. Ahora toca hacer nuevas amistades y ambientarse en su nuevo hogar. Pronto se relaciona con las adolescentes de la zona que forman un clan y están muy interesadas por esos factores hormonales que pronto les afectará: que si los pechos crecen, que si la regla aparece. Todo ello, junto a una madre atenta y el conflicto con los abuelos llevará a la nieta a desarrollarse en ese camino hacia la madurez personal. En fin, cuenta el paso de la infancia a la adolescencia con la inocencia de lo desconocido y la salida de tono gamberra del momento junto a otros temas de conflicto familiar.
Título original Are You There Good ?
lt's Me, Margaret
Año 2023
Duración 105 minutos
País Estados Unidos
Dirección Kelly Fremon
Guion Kelly Fremon: Novela Judy Blume
Música Hans Zimmer
Fotografía Tim Ives
Reparto Rachel McAdams, Ben Safdie,
Abby Ryder Fortson, Elle Graham,
Kathy Bates, Wilbur Fitzgerald,
Aidan Woljtakhissong, Jacobi Swain
Sloane Warren, Mia Dillon.
El paso de la infancia a la adolescencia comporta saltar esas barreras o tabúes sexuales. Así, la protagonista quiere acceder a ese mundo adulto empujada por sus amigas que la incitan. Lo hace con su madre que le pide a las primeras de cambio un sujetador porque se ha establecido en el grupo que deben llevarlo.La chica siente un cierto rubor (pues tiene once años y todavía no es necesario) en el hecho de pedírselo. La cinta continúa con los temas típicos de reuniones de las madres en el colegio y más si la madre es recién llegada a la zona, clases y profesores diferentes. Digamos que es el momento crucial en que los hijos quieren asaltar el lugar secreto de los adultos en todos los campos. Quieren ser mayores como sus padres, pero diferentes a ellos, ya están cansadas de ser niñas. Así siempre le asaltan dudas de todo tipo que preguntará a su madre, por ejemplo, por qué no conoce a sus padres es decir a sus abuelos. Sencillamente hay un tema de racismo detrás de todo, pues sus abuelos no aceptaban a un yerno, su padre, que fuera judío y en caso de casarse, pues quedarían al margen de ese matrimonio no deseado. Sin embargo, el hilo conductor lo marcará el hecho de recorrer el camino desconocido de entrar en la adolescencia para prepararse en un mundo adulto. Por eso, ese grupo de niños quiere franquear la barrera de lo desconocido, aunque con ello se lleven sorpresas desagradables. El miedo, por ejemplo, a enfrentarse a un chico en un habitáculo cerrado, cara a cara, para afrontar un beso en la boca como algo maravilloso, el primer beso de un chico o el momento de tener la regla. Eso sí, tienen una carga de ilusión considerable por los descubrimientos en esa caminar incierto. Así, las clemencias y pedidos o súplicas a ese Dios imaginario pasan por solicitarle que le venga la regla o que crezcan sus pechos. Esos son los deseos de esas niñas con ganas de ser adultas. En definitiva, abandonar el mundo de la infancia para acceder al de la adolescencia se pasa por caminos de sorpresas de amores efímeros y desengaños varios. Además, ese Dios que ella cree no es el de sus padres ni cristiano, ni judío.
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