de principios del siglo pasado en la isla escocesa de Lewis para mostrar el modo de vida. Allí, entre casas apiñadas de piedra, recibe presiones de su madre y de las aldeanas para que se case con un apuesto chico. La madre insiste que es un buen partido, pues está construyendo una casa nueva y es buen partido. Casi le obligan para que no deje escapar la ocasión que se le presenta, pues igual luego ya no llegan más. Sin embargo, esa joven está enamorada de un chico que le gusta la literatura y llega de la ciudad, de Glasgow.
La historia de amor se sitúa en plena Primera Guerra Mundial. La aspiración de la chica sigue siendo la misma que cuando era niña: marchar a América y visitar mundo y no quedarse encerrada en aquella isla para toda su vida. Los acontecimientos se precipitan y la noche de despedida de los soldados alistados a la guerra sucede una acción violenta que cambiará el rumbo de la historia. A partir de aquí, las alegrías serán sufrimientos. La trama desemboca en una conclusión un tanto forzada, pero se sigue con interés. En definitiva, explica que un hecho casual puede cambiar una vida, ser traumático y echar por la borda todas las ilusiones de una joven ilusionada.
Título original The Road Dance
Año 2021
Duración 116 minutos
País Reino Unido
Dirección Richie Adams
Guion Richi Adams, John MacKay.
Novela: John MacKay
Música Carlos José Álvarez
Fotografía Petra Korner
Reparto Hermione Corfield, Will Fletcher,
Morven Chistie, David Brooks,
Felicity Keenan, Tom Byme,
Ali Fumiko Whitney, Scott Miller,
Alison Peebles, Luke Nunn,
Sean Gilber, Mark Gatiss
El personaje principal persigue el sueño americano de abandonar la tradición de la isla. Acude feliz con su hermana a los lugares siempre con la sonrisa en la boca, pues piensa que llegará su día de dejar atrás esa cultura rural de campesinos atascados en el tiempo. Quiere realizar el sueño de marcharse con el chico que quiere en modo de fuga, sin avisar, pues su madre la quiere casar con alguien del pueblo y retenerla para siempre detrás de esas cuatro paredes rodeadas de mar. Eso es una prisión para ella y quiere libertad. Su padre les ha dejado, ha fallecido, y con ello ha quedado dolor y recuerdos gratos. Las tareas agrícolas son el medio de vida: el ganado, los huevos, repartirlos. La iglesia será otro refugio y llegar pura al matrimonio también son aspectos que se valoran y nada de andar leyendo con hombres de la ciudad que no son buen partido. El alistamiento obligatorio a la gran guerra altera los planes de la chica. Hay que celebrar el último día en el pueblo de los chicos, por su macha al frente, con un baile entre el barro y el viento que sopla frío. En esa noche cerrada de bailes y disputas, ocurre, mientras se aleja de la luz y se oculta en la oscuridad para soltar la vejiga en plena montaña, que allí en la oscuridad de la noche es asaltada y violada. Todo queda confuso como si de una caída se tratara. El doctor se centra en curar la herida de la cabeza, pero ella, en ese pueblo tan religioso y puritano, no se le ocurrirá decir nada ni siquiera comentarlo, porque, encima, quedará señalada para siempre. Ese suceso, traumático para ella y el hecho de no poderlo contar, será la causa del desequilibrio de una chica que hasta entonces era alegre, jovial y con la esperanza de un futuro próspero. A partir de aquí, ese cambio de mentalidad, los lugareños, incluso el médico, lo achacarán al golpe producido en la cabeza que la ha dejado poco menos que lela. Así pues, la violación le genera una cierta repulsión a los hombres y también a su novio que se marcha al frente y no es capaz de darle siquiera un beso. Por lo tanto, esa acción criminal que no se puede achacar a nadie, pues en la oscuridad nada se vio, le causa un desasosiego y una culpa personal que no la deja vivir. Llegados a este punto, un agente de policía viene a investigar el caso, pero lo que hace es aseverar: " te caíste, verdad". Ahora, encima de aguantar la depresión de haber sido violada, debe camuflar como puede el embarazo, porque será el desprestigio del pueblo. Así, el concepto religioso profundo que impera en el pueblo y ese pensamiento rancio de la madre que cuando su hija debe dar a luz la tranquiliza con frases lapidarias como esta:" tranquila que el señor nos creó para esto". El desenlace final con el culpable que uno no espera se hace un tanto forzado. En fin, se entera la familia de su embarazo que deben silenciar, porque encima de ser violada pueden pensar que todo fue culpa de ella que sea unas fresca. Con todo, se busca una conclusión complaciente para el espectador y un tanto rebuscado.
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