Una buena entrada siempre ayuda a situarte en contexto. Así, mientras entran los créditos se suceden unas imágenes de clases donde se imparten lecciones. El blanco y negro y la realidad de los acontecimientos hace que el espectador ya se sitúe en una verdad que veremos si la ficción lo ejecuta con solvencia. "Los buenos profesores" de Thomas Lilti se inicia con las labores y las peripecias que se las ha de ver un, profesor, interpretado por Vicent Lacoste, recién llegado a la profesión.
Da la sensación que el curso que le ha tocado no es un primero de la ESO que seria lo más complicado de domar, pero el bullicio de la clase es considerable y parece no controlarlo. A continuación lo típico: presentación con su nombre en la pizarra y posterior cachondeo de los alumnos. Todo normal. Sin embargo, pronto entrará a su aula un profesor intruso, interpretado por François Cluzet,
profesor de literatura que se detiene en los clásicos y no interesa a ningún alumno, que le hará un flaco favor queriéndole echar una mano con el discurso que si es un interino y deben respetarlo como a él. Una reflexión que posiblemente le quite autoridad. Además de las situaciones en el aula, también se dan las relaciones entre profesores y sus métodos para crear más autoridad, sobre todo, en aquellos que se inician y se les ve la pluma de la juventud y los alumnos le pueden tomar el pelo Por eso, los consejos serán varios: mejor dejarse barba o vestir más carroza para aparentar más años de los que se tienen en realidad y con ello ganar autoridad. En esa relación de profes, siempre hay más afinidad, por ejemplo, con la profesora, interpretada por Adele Exarchopoulos,
que se implica con los problemas del instituto, y, con otros, hay más rechazos como sucede en todas las profesiones. En fin, se detiene en la profesión y la vida particular de esos docentes que se llevan a casa la profesión y mantienen una relación de amor odio con sus familias. Ocurren disputas y peleas y se da demasiado énfasis a asuntos que en otros centros serían irrelevantes.
Así, muestra los desacuerdos tanto en clase como en casa particular un tanto sesgadas y un tanto descafeinadas. Pese al buen hacer de los actores, le falta una trama de más mala leche.
Título original Un metier Sérieux
Año 2023
Duración 101 minutos
País Francia
Dirección Thomas Lilti
Guion Thomas lilti
Fotografía Antoine Heberie
Reparto Vicent Lacoste, François Cluzet,
Adele Exarchopoulos, Leo Chalie,
William Lebghil, Louise Bourgoin,
Lucie Zhang, Bouli Lanners,
Jeremy Gillet, Hubert Myon.
La acción se inicia en la escena del profesor recién llegado que pretende dar una clase de matemáticas a los alumnos. Se supone que allí hay cierta complejidad, pues hay alumnos multi rraciales y las peleas se suceden. Cualquier situación que provoque un despiste, será suficiente para no realizar la materia y desviar los ojos e incluso los cuerpos hacia la ventana para dejar de seguir con las mates. En ese murmullo aparece en clase el veterano profesor para poner orden. Este impondrá mano dura en ese desorden que se ha montado minutos antes de iniciarse la primera clase. Eso implica un rebaje de autoridad del recién llegado, el cual, en casa practica nuevas formas de dar lección para que se enganchen. Tiene miedo de fallar en ese cuarto de la ESO que le ha tocado. Entrar en YouTube para tomar fórmulas correctores de alumnos no acaba de funcionar. Las consignas son muy técnicas, pero la anarquía de cada clase es diferente. Por lo tanto, eso no funciona. Esos alumnos anónimos que se les nombra por el color del jersey porque reconocerlos a todos puede pasar incluso un mes entero. Así, los temas se intercalan sin demasiado orden, por ejemplo, en esas clases iniciales siempre se infiltrará la inspectora para evaluar la capacidad de la profesora novel que le pegará un rapapolvo por no tener "feeling" con los alumnos: "tú haces las preguntas y te las respondes sola, estás encerrada en tu cueva y haces clases aburridas. Cuando usted se aburre, sus alumnos, también"; las entrevistas de los profesores con los padres que siempre justifican un comportamiento inadecuado de sus hijos y tiran balones fuera; luego llegan los conflictos de las notas de los exámenes. Así, los temas se intercalan sin demasiado orden. El profesor nuevo ha dado los exámenes en conjunto y los alumnos se cachondean de los que han suspendido o lo que es peor han sacado un cero por copiar, esto es un error del propio docente que debería dar las pruebas individualmente. pues la nota es personal e intransferible. Solo falta que el alumno fuera de clase, en su casa particular, la tome con el profesor, quiera intimidarlo para no dejarlo entrar en su casa y luego mienta diciendo que lo ha golpeado. Posteriormente se convoca una junta con el alumno, los padres y el claustro de profesores para realizar una asamblea disciplinara del conflicto con el alumno. La historia avanza y acompaña a los profesores en sus vidas personales, así, repasa a los profesores con una trayectoria larga que aburren a sus alumnos y los nuevos que buscan en internet motivar a los suyos con nuevos aires o a otros que mantienen malas relaciones con sus hijos. Resulta un tanto anodina porque la acción recae dentro de un instituto con poca conflictividad que es la salsa del tema. Así acaba cayendo en la rutina de unas clases insustanciales y una vida personal con los problemas rutinarios del resto de los mortales. Bueno, la conclusión final , entre alguna conversación de los profesores, es que éstos se lo pasan pipa y eso, en muchas ocasiones, no es verdad. Eso: todo se resume en la problemática de ciertos alumnos, nada graves, los métodos de ciertos profesores y los percances personales en las casas particulares. No acaba de crear un conflicto que enganche y busca un final con cierto clímax. Toca la fibra del currante docente, pero nada nuevo en el horizonte.
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