La trama se complica cuando un misil vuela hacia sus cabezas y la vida de los suyos se encuentra bajo la amenaza real del exterminio de parte de la población. Cuál es el problema, pues que somos muy vulnerables y la carrera de armamento sobrepasa el control humano. Quizá, la estructura de a película se complica en el momento en que da una vuelta atrás en el tiempo para verlo desde otro punto de vista, desde otros especialistas en una escala superior de responsabilidad metidos de lleno en el misil nuclear queda un tanto repetitivo. Por último, queda la decisión del presidente de contraatacar y apretar el botón nuclear y mandar a todo el mundo al carajo.
Finalmente, ese misil lanzado desde las costas enemigas lleva un camino trazado muy peligroso. Por eso, el tiempo apremia y ha llegado la hora de la verdad de comprobar si están preparados para interceptarlo o fracasarán estrepitosamente. Dicho esto, la casa de dinamita es el arsenal de armamento y las paredes de la casa la Tierra que va a saltar por los aires en pocos momentos, minutos. Estos son interminables y todo ello nos lleva a la triste realidad de que podría pasar, miserable momento.
Título original A house of Dynamite
Año 2025
Duración 112 minutos
País Estados Unidos
Dirección Kathryn Bigelow
Guion Noah Oppenheim
Música Volker Bertelmann
Fotografía Barry Ackroyd
Reparto Idris Elba, Rebecca Ferguson,
Gabriel Basso, Jared Harris,
Tracy Letts, Moses Ingram,
Jason Clarke,Anthony Ramos,
Greta Lee, Malachi Beasley.
Brian Tee, Gbenga Akinnagbe,
Jonah Hauerking.
La directora quiere recalcar que los personajes que están directamente conectados con un trabajo de responsabilidad mundial, también mantienen una relación familiar sentimental con el resto de los mortales. Por tanto, el aislamiento a que están sometidos con su trabajo, por seguridad, mantienen los lazos de responsabilidad, porque fuera está en juego las vidas de sus familiares. En la Casa Blanca y en la sala de crisis del presidente es donde se centra la acción de la película. La trama pronto entra en acción en el momento en que se disparan las alarmas de la sala de informática del gabinete de presidencia: han detectado un misil en el mar con una dirección clara: territorio norteamericano. Evidentemente, el escudo antimisiles está preparado para cargárselo, pero es una situación nueva, ¿y si falla? Se sospecha que los coreanos del norte se les ha ido la pinza y han lanzado el misil nuclear. El problema es que va en su dirección y ya no se trata de una prueba del fanático de las bombas. Por tanto, en la basa antimisiles y la Casa Blanca se establece una serie de crisis histérica, pues ese misil impactará en pocos minutos y el tiempo apremia. Así, está en juego la existencia de millones de personas y depende de que funcione el escudo antinuclear, una seguridad que nunca se ha puesto a prueba. No se sabe si serán certeros en parar la trayectoria del cohete endemoniado. Así, esos humanos que ya huelen la carne quemada de sus compatriotas no aciertan a entender que el pepino mecánico avance y ellos se sientan tan nerviosos que nada de lo que hacen funciona. Cunde la desesperación y las broncas entre diferentes mandos, porque aparecen en la pantalla las ciudades del impacto. Se inicia una alarma de plan de guerra y el personal no acaba de creérselo. Y la información privilegiada sirve para que los familiares huyan despavoridos en dirección contraria del impacto. La peli se basa en esos veinte minutos de trayecto del misil hacia la destrucción, pero lo hace de manera que primero hay unos actores del drama y luego se retoma el mismo tiempo con otros diferentes, es decir, toda la trama se desarrolla en ese tiempo, pero en diferentes localidades o despachos. Pero los altos mandos, que son los últimos en tomar una decisión hasta llegar al presidente, planean responder al ataque antes de que sea tarde, aunque eso suponga la destrucción final del Planeta. En fin, los militares no se han visto nunca en este aprieto y las caras largas asoman, porque solo quedan veinte minutos para la fatídica detonación contra el suelo norteamericano. Todo está preparado y perfecto para detonar una alarma real, pero cuando llega hay imprecisiones. La palmarán diez millones de personas en Chicago. Por lo tanto, un solo misil nuclear perdido en el espacio puede provocar la destrucción mundial y el problema es que estamos justo ahí, en esa fase. Están locos, pero ellos se pirarán a su refugio antinuclear: cobardes.



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