Título original El reino
Año 2018
Duración 122 minutos
Dirección Rodrigo Sorogoyen
Guión Rodrigo Sorogoyen, Isabel Peña.
Música Olivier Arson
Fotografía Álex de Pablo
Reparto Antonio de la Torre, Josep María Pou,
Nacho Fresneda, Ana Wagener,
Mónica López, Bárbara Lennie,
Luis Zahera, Francisco Reyes,
María de Nati, Paco Revilla
"El reino" de Rodrigo Sorogoyen ( sus películas no dejan indiferente a nadie:
"Stockholm" cuenta el mal rollo entre dos jóvenes, ese ligue nocturno que fructifica en la cama y la posterior situación, por la mañana que se vuelve agria, violenta y en cierta manera refleja el purito machista donde el hombre consigue lo que quiera en cambio la mujer no; o "Que Dios nos perdone" un Thriller de dos policías un tanto tarados en servicio oficial) no va de territorios medievales o conquistas ni siquiera reyes, sino el reino actual de las mafias del pelotazo político. Sí, ahí se detiene, donde se amasa pasta por un tubo para después despilfarrarla en comilones, viajes y fulanas o fulanos lo que sea para el caso es lo mismo, porque teca hay para todo. La corrupción da para mucho, grandes mansiones de lujo, yates en alta mar, putos o putas a todo trapo. Todo ello a costa del contribuyente de los pelotazos y chanchullos que se reparten los políticos sin distinción ni color. Ahí, en esa herida, es justo donde mete la mano el director.En esa llaga abierta, sangrante muestra las vergüenzas de un país corrupto. Se cuela en la vida de un pequeño mafioso del mamoneo y cuando se descubre toda la mierda, el resto de colegas quiere que se la coma él solito. Los peces gordos se separan del marrón no va con ellos. Detrás se encuentra un gran personaje que no vamos a descubrir ahora,
Antonio de la Torre ( "Tarde para la ira",
"Grupo 7",
"Primos", "Azul oscuro casi negro" y tantas más que me dejo en el tintero); acompañado de un elenco de actores de nivel,
Josep María Pou,
Bárbara Lennie, reconocible y con referencias directas a periodistas muy reconocible) y un espléndido secundario como
Luís Zahera que lo borda. No escatima artimañas para barrer la pasta hacia la parte de su mesa. Son una pandilla de mafiosos que se descojonan de las chorradas que dicen sus propios jefes, los políticos, ellos van de mesa en mesa y de comilona en comilona. Son vividores, yonkis del dinero que decía aquel otro mafioso. Por lo tanto, toda la trama que discurre es reconocible en unos hechos acontecidos en un país de corruptos. Dicho esto, por mucha ficción que se le quiera dar, asoma la realidad por todos los costados.
Todo
el mamoneo de los corruptos se va al garete en el momento en que un flojo de
espíritu se va de la lengua. Aquí empiezan los problemas, en cómo esquivar el
túnel negro de la cárcel. Las juergas de alta mar se vuelven mal rollo: todo muy reconocible. Después del chivatazo con grabaciones,
el mafioso del dinero ya no tiene escapatoria y aquellos que hasta ahora eran
colegas le dan la espalda lo dejan tirado en la cuneta, por mucho que patalee y
se resista ya es carne de prisión. Ahora se trata de conseguir los papeles
donde demuestre que está implicado todo quisque, aquí no se salva nadie, pero
no se puede sacar a la luz porque se va el país entero a la cárcel. Por eso hay
que cargarse para siempre el tonto de turno, eso o que se como toda la mierda él mismo.
Nadie le va a echar un cable. Pasa de ser el puto amo a ser el puto apestado.
Nadie lo va a salvar, al contrario lo van a lanzar como a una carroña a la
prensa que se lo comen vivo. Siempre y cuando él no se revuelva contra todos.Sus contactos no le responden, su mundo se
desmorona a sus pies: la familia, insultos en plena calle. Hasta aquí todo reconocible. Sin embargo, antes de ir a la trena, morirá matando, o tirará de la
manta, nunca tirará la toalla. Es una lucha encarnizada entre tiburones, tú sacas imágenes y
grabaciones de las juergas yo entrego papeles comprometidos a la prensa ( esa
prensa, por otra parte también contaminada pues los jefes de lo jefes de los
jefes, así hasta el infinito, también están untados de basura, aquí no se
escapa nadie. Hay mierda para todos, una guerra interna sangrienta. Siempre hay un topo dispuesto
a filtrar la mierda. En definitiva, el personal mafioso de la pasta está
retratado con un realismo y una proximidad tan certera que nos da vértigo
ver a esos chorizos como actúan sin escrúpulos. Esto es una buena oportunidad
de ver la carroña social que nos envuelve. Mientras ellos viven como reyes
engañando al personal con promesas falsas, el resto, los curritos de a pie se
tiran piedras contra ellos mismos. Es lo que hay. Siempre igual. Excelente película.
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