"Loro" ( juego de pronunciación con el oro) de Paolo Sorrentino ( director excelente: "La gran belleza", "La juventud", "Fue la mano de Dios", "Parthenope") ahonda en el mundo mafioso de la política, las drogas y las mujeres utilizadas como un mercado sexual.
El inicio marca como una metáfora de la abundancia cuando avanza una oveja rodeada del lujo de una piscina en Cerdeña, la mansión lujosa donde se encuentra el animal y la temperatura del aire acondicionado que baja sucesivamente a cero grados hasta que la palma. Posteriormente, en medio del mar, se negocia el comedor de unos colegios, sencillamente corrupción a la vista y todo ello se negocia con una tía que se abre de piernas y se deja follar sin resistencia. Es el caramelo que puede hacer que el negocio prospere positivamente. No es necesario ver mucho para entender en la mierda en que nos vamos a mover. El tipo quiere crecer en el mundo del dinero y para ello consigue tías espectaculares y se acerca al poder que más manda en el momento para ofrecerlas como mercancía.
La trama se clava en los desmadres de las fiestas que se marcan los políticos y en especial Silvio Berlusconi, interpretado por el gran Toni Servillo, líder político de Forza Italia con el que fue presidente durante muchos años y también del Milan C.F. Presidente de Italia nueve años y líder del G-6. Dueño de la tele privada y la publica que funcionaba a base del machismo puro y duro de sacar a las mujeres medio en pelotas. Por lo tanto dueño de uno de los países más poderosos de Europa. Al mismo tiempo de ser condenado, posteriormente, por fraude fiscal y farras múltiples que era el ser más poderoso de Italia del momento. La historia se centra en los últimos mandatos de su coletazo mandatorio por allá del 2007 y el 2009, cuando sucede la desgracia del terremoto de L'Aquila.
En fin, cuenta la historia desde el momento de su debacle, cuando ya está cayendo en popularidad y su esposa ya no lo aguanta más. Pese a que él pretende ser infinitamente joven con las operaciones de estética que se hace. Eso: considerarse semi Dios en la Tierra.