Alfre Woodard) de Chinonye Chukwut se clava en el ojo a través de las ejecuciones que se realizan en ese centro penitenciario y en directo con público. Allí los parientes presentes detrás del cristal ven como se ejecuta a su propio hijo, así de cruel. Esta imagen me lleva al "Verdugo" de Luis Gracía Berlanga donde cuenta la vida de aquel anciano, José Isbert, y verdugo de profesión en la época franquista, cerca de la jubilación que nunca se plantea su oficio, sencillamente cumple con su obligación y no le importa lo más mínimo la situación de los ejecutados, ni por qué han llegado hasta aquí, sino que hace algo que alguien lo debe hacer. Además cuando alguien le plantea su profesión satanizado salta como un resorte para decir que en otros países ejecutan a los hombres achicharrándolos con electricidad, eso sí que es una barbaridad. Sin embargo, actualmente se usa la inyección letal ( excepto en contadas ocasiones como ocurrió con Ednumd Zagorski que se enfrentó a la muerte pletórico y con el puño en el corazón que iba dirigido a su abogada, presente en la sala, pidió la silla porque la muerte era más rápida y letal). Ahora, pasados más de cuarenta años de aquello, todavía asistimos en algún estado de Norteamérica que se ejecutan a los presos.Siempre se puede alegar que han sido juzgados y se lo merecen, siempre hay partidarios y detractores. Pues la primera escena asoma el alcaide, el párroco, el ejecutor o verdugo y el reo, un hispano,
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